Los Cazafantasmas son un equipo de parapsicólogos y cazadores de fantasmas que se dedican a atrapar y contener entidades sobrenaturales que causan problemas en la ciudad de Nueva York.
El equipo inicial está formado por Peter Venkman, interpretado por Bill Murray, el líder carismático y sarcástico del equipo con un humor que caló hondo en muchas generaciones. De primeras puede parecer el charlatán ‘vendehumo’s que te la quiere colar para que compres su producto (o porque quiere ligar contigo), aunque su enfoque despreocupado hacia su trabajo y sus salidas humorísticas destensan algunas situaciones de riesgo. Como contrapartida a Venkman, está Ray Stantz, interpretado por Dan Aykroyd, entusiasmado de lo paranormal que a veces, se emociona demasiado y propone ideas un poquito arriesgadas y experimentales. Tal es su devoción por este mundillo que rehipotecó su casa (con unos intereses brutales) para ir a por todas con el proyecto Cazafantasmas. De los últimos miembros que se unen al plantel, está Winston Zeddemore (interpretado por Ernie Hudson) que se une al equipo más tarde en la primera película como el miembro más pragmático y terrenal, encontrándose un marrón de narices cuando se tiene que enfrentar al demonio malvavisco llevando solamente dos semanas en la empresa. Y el último, el que va a proporcionar la herramienta que quiero analizar, Egon Spengler (interpretado por Harold Ramis), que desarrolla la mayoría de las tecnologías utilizadas. Cada uno de estos inventos es una maravilla tecnológica, pero la mejor, sin ninguna duda, es el mochilón de protones.
No os quiero engañar. Los inventos de esta película son una fantasmada alucinante que, lógicamente, en el mundo real es difícil de que existan. Pero siempre hay que hacer un esfuerzo por asemejar nuestra realidad a la ficción y qué mejor momento que este, con el estreno de la nueva película “Cazafantasmas: Imperio Helado”, que hablar sobre las curiosidades de este grupo de alocados cazadores de espectros.
Una mochila con mucha energía
Algo con lo que soñaron los niños de los 80-90 fue la posibilidad de tener una mochila capaz de capturar los fantasmas que hubiera por su ciudad. Aunque pinte divertido hacerlo, es un poco peligroso. Tanto capturar entes… como manejar esa arma.
Esta mochila de protones es un sistema de ciclotrón portátil que se utiliza para crear un haz de partículas cargadas compuesto por protones que es disparado por el lanzador de partículas. Descrito en la primera película como un “colisionador de positrones”, funciona colisionando positrones de alta energía para generar su haz de protones. El haz permite al Cazafantasmas contener y retener “entidades ectoplasmáticas cargadas negativamente”.
El nombre de paquete de protones no se utiliza en absoluto en la película original, y no se usa hasta la escena del túnel del metro en Cazafantasmas II, cuando Egon dice que deberían coger sus paquetes de protones. El portero de la mansión del alcalde también utiliza el término paquete de protones, preguntando a los Cazafantasmas si puede comprarles uno para su hermano pequeño. Egon responde que “un paquete de protones no es un juguete”. Y evidentemente, no lo es. ¡Es un acelerador de partículas en miniatura!
Un ciclotrón acelera partículas cargadas hacia el exterior desde el centro de una cámara de vacío cilíndrica plana a lo largo de una trayectoria en espiral. Las partículas son mantenidas en una trayectoria en espiral por un campo magnético estático y aceleradas por un campo eléctrico que varía rápidamente. Estas tecnologías son usadas, por ejemplo, en hospitales en el ámbito de la radiofarmacia para generar los fármacos que te dan antes de un PET/TAC, un procedimiento de medicina nuclear mediante el cual se le realiza al paciente una tomografía por emisión de positrones (es decir, una toma de imágenes de su interior por secciones). Esta tomografía por emisión de positrones permite detectar la aparición temprana de una enfermedad antes de que sea evidente con otros análisis por imagen.
En España existen cuatro hospitales con esta tecnología y, lógicamente, estos ciclotrones son armatostes enormes que serían imposibles de llevar en una mochila. Es mejor utilizar estos dispositivos para ayudar a la detección precoz de posibles enfermedades que intentar capturar a un fantasma de vete-tú-a-saber-donde. Y más con el peligro que tendrían estas armas porque, como ya avisó Egon, ni se nos ocurra cruzar los rayos que la liamos. ¿O en la vida real sería diferente?
Los rayos se cruzan en la vida real
Para este apartado cuento con el placer de tener a Xuan González, doctor en física y antiguo profesor de diferentes universidades, como la de Turín, Nebraska y Oviedo mientras investigaba en el CERN hasta 2023. Actualmente realiza investigación aplicada con un mayor enfoque en las IAs y su basto conocimiento nos va a intentar echar luz a las incógnitas sobre los rayos de los Cazafantasmas. En serio, os van a dejar helados. Como la película “Imperio Helado”. ¿Veis? La comedia fluye por mis venas.
La mítica frase de la película Cazafantasmas es “NO CRUCÉIS LOS RAYOS” porque puede ocurrir algo muy malo para la humanidad. O la realidad. O todo. Vamos, que nos vamos a freír espárragos si se diera el caso. Egon Spengler definió el evento como “Imagina que toda la vida tal y como la conocemos se detiene instantáneamente y que cada molécula de tu cuerpo explota a la velocidad de la luz.” Ahí, Ray Santz afirma que sería una “inversión protónica total.”
Lo primero ¿qué es una inversión protónica total?. Evidentemente, la ficción no deja de ser ficción y este fenómeno no deja de ser algo inventado con un nombre molón, pero Xuan comenta que una inversión protónica total suena a que, de alguna manera, se producen antiprotones, lo cual haría que protones y antiprotones se aniquilaran dando lugar a mucha energía.
Cuando colisionan partículas en el CERN, por ejemplo, ocurren interacciones electromagnéticas, fuertes y débiles. Lo más “normal” son las interacciones electromagnéticas a baja energía (básicamente que protones de la misma carga se repelen) y a más alta energía lo que más ocurre es que protón + protón de lugar a muchos hadrones de todo tipo (piones, kaones, neutrones, más protones, etc… en su versión partícula y en la versión antipartícula). Ahora bien, si hay antiprotones, que podemos suponer que es lo que ocurre en la “inversión protónica total”, entonces la interacción más probable es protón + antiprotón de lugar a XX, donde XX pueden ser piones que a su vez se desintegran en fotones. Eso liberaría mucha energía. Imagina que 1 gramo de antimateria interaccionando con 1 gramo de materia sería equivalente a detonar una bomba de 43 kilotones, casi el doble de energía que la lanzada en Hiroshima. Normal que Spengler tuviera tanto miedo a cruzar los rayos.
Lo segundo ¿Qué pasa cuando dos haces de rayos se chocan? Xuan afirma que el hecho de que choquen de lado es un detalle raro de explicar o de relacionar. Los protones del LHC (Large Hadron Collider) chocan con un leve desvío de unos miliradianes que, es un ángulo muy, muy pequeño. Aunque el choque no sea prácticamente frontal, está más cerca de serlo que de cruzarse los rayos de lado, como en la película de los Cazafantasmas.
Y por último ¿Chocar los rayos sería el fin de la realidad tal y como la conocemos? Xuan lo tiene claro. Cuanta más energía lleven los protones, más capacidad de producir partículas masivas (gracias a E=mc^2) por lo que protones muy energéticos podrían dar lugar a partículas tan masivas como bosones de Higgs (que es lo que se hace en el CERN). Protones/antiprotones menos energéticos producirían muchos más eventos como los de aniquilación que eventos en los que se producen bosones de Higgs. Si son super energéticos, podrían crear partículas que desconocemos, incluso hipotéticamente podrían producir mini agujeros negros, pero estos no causarían el fin del mundo, sino que se desvanecerían nada más ser creados, liberando energía. Así que, en nuestra realidad, “cruzar los rayos” no llevaría a ningún apocalipsis.
Después de echar luz a este tema y de respirar aliviados, ya se puede disfrutar con placer la nueva entrega de la saga Cazafantasmas sabiendo que nuestro mundo está a salvo. El suyo no tanto, por eso hay que ver la peli, para ver cómo lo salvan. WHO YA’ GONNA CALL? ¡¡GHOSTBUSTERS!!