Aunque la palabra grue fue acuñada en 1955 por el filósofo estadounidense Nelson Goodman, recién en 2021 se halló una posible explicación a la imposibilidad de ver a los dos colores en lugar de una combinación de ambos.
Algunas personas no tienen palabras para designar a ciertos colores principalmente porque están muy expuestas a la luz del sol. Así lo reveló un grupo de lingüistas y psicólogos de la Universidad de York (Inglaterra), Universidad Lumière (Francia) y Universidad de Nijmegen (Países Bajos).
Los investigadores recopilaron datos de 142 poblaciones de todos los continentes, excepto la Antártida, y abarcaron desde las lenguas más habladas, como el coreano y el árabe, hasta las habladas por unos pocos cientos de personas en Australia y el Amazonas. Descubrieron que un factor que influía en la lengua era la luz del sol.
En los lugares más luminosos (los que estaban más cerca de la línea ecuatorial o tenían menos nubosidad anual), como América Central y África Oriental, “las lenguas eran significativamente menos propensas a separar el verde del azul”.
“Esto sugiere que una vida de exposición a la luz brillante aleja a comunidades enteras de la distinción azul-verde en su lengua”, aseguran en el estudio publicado en Science Reports.
Según explican, las personas más expuestas a la luz solar desarrollan una “condición llamada ‘brunescencia del cristalino'” que hace más difícil distinguir las dos tonalidades. Sin embargo, hallaron que la cultura y la topografía también desempeñan un papel importante: las personas que viven cerca de grandes masas de agua —como mares o lagos— podrían tener más probabilidades de tener una palabra para el azul, por ejemplo.