Vacilar a estafadores de WhatsApp puede no ser tan buena idea
June 23, 2022 Noticias , TecnologíaNuestros teléfonos se están llenando de estafas de texto. Algunas personas usan el humor para contraatacar.
La otra noche recibí un misterioso mensaje de WhatsApp: “Dr. ¿Kevin?”. El signo de interrogación sugería que el remitente se sentía mal por interrumpir mi velada. “Mi cachorro camina muy lento y no come comida para perros. ¿Podría darme una cita?”
Yo estaba desconcertada. Mi nombre no es Kevin, no soy veterinaria y no estaba en condiciones de ayudar a esta persona ni a su cachorro. Estuve a punto de escribir una respuesta estilo: “Lo siento, número equivocado”. Pero me di cuenta de que probablemente el mensaje sería una estafa para que yo les confirmara mi número.
No respondí, pero muchas otras personas que recibieron mensajes de texto similares sí lo hicieron. Algunos incluso se están enfrentando a sus spammers. Cuentan historias locas y envían mensajes hilarantes para frustrar a quien sea que esté al otro lado. Contraatacan con sarcasmo y, en algunos casos, publican capturas de pantalla de sus conversaciones online.
Los mensajes de texto no deseados (spam) van en aumento, al igual que la cantidad de personas que hacen scambaiting, esto es la “actividad de hacer perder el tiempo a un delincuente”, explica Jack Whittaker, estudiante de doctorado en sociología de la Universidad de Surrey (Reino Unido) que está investigando este fenómeno. Sin embargo, los expertos señalan que responder no tiene mucho sentido, ya que abre el camino a más mensajes de texto no deseados.
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Los mensajes de spam que buscan estafar a sus destinatarios para conseguir información valiosa no son nuevos. Algunos de los primeros correos no deseados digitales se enviaron a través de cadenas de mensajes de correo electrónico. Los casos más notorios fueron estafas en las que alguien se hacía pasar por un príncipe nigeriano afirmaba necesitar la ayuda del receptor para depositar una gran suma de dinero.
Cuando los teléfonos inteligentes se volvieron comunes, los estafadores pasaron del correo electrónico a los mensajes de texto. Y en 2022, los mensajes de spam son mucho más personales. A menudo imitan un mensaje de texto mal dirigido, tal vez intentar apelar al receptor con el nombre equivocado o usan el saludo genérico. “¿Qué tal?” o “¡Me divertí esta noche!”, son comunes para generar una respuesta.
Si usted ha recibido algún mensaje de este tipo últimamente, no está solo. “Ha habido un increíble aumento en los mensajes de texto no deseados”, afirma J. Michael Skiba, profesor de la Universidad Estatal de Colorado (EE UU) que se especializa en ciberdelincuencia y fraude financiero internacional. A nivel global, el año pasado se enviaron 90.000 millones de estos mensajes, resalta el profesor. En EE UU, se enviaron 47.000 millones de mensajes de texto no deseados de enero a octubre de 2021, un 55% más que en el mismo período de 2020. Según RoboKiller, empresa de bloqueo de correo no deseado, los mensajes de texto fraudulentos generaron pérdidas de 86 millones de dólares (82 millones de euros) solo en EE UU en 2020. “La gente simplemente acaba bombardeada con esto”, asegura Skiba.
Skiba señala que el envío de mensajes de texto tiene varias ventajas en comparación al correo electrónico. Desde la perspectiva de un estafador: un comentario de un número de teléfono genera menos sospechas que el de una dirección de correo electrónico rara. Además, la naturaleza informal de los mensajes de texto hace que los errores gramaticales sean menos obvios. Muchas personas también sienten un impulso muy humano de responder a un mensaje de texto. “Es un truco psicológico en el que sabemos que el que manda el mensaje está equivocado, pero despierta nuestro deseo de ayudar y responder: ‘Tiene el número erróneo'”, indica Skiba.
No obstante, lo más probable es que la persona del otro lado trabaje con un grupo organizado de estafadores en un centro de llamadas y espere que usted responda exactamente eso. Una sola respuesta es suficiente para que un estafador verifique que un número de teléfono es real. Esa respuesta conduce a un efecto dominó que podría llevar a más mensajes de texto no deseados. Al final, los estafadores buscan verificar su número para venderlo quizás a otros grupos; obtener su información personal es un dulce beneficio.
“Recomendaría al 100% no responder en absoluto”, destaca Skiba.
Pero si miramos en Twitter, Reddit, Instagram y TikTok veremos que las personas no siguen ese consejo. En cambio, muchas responden a estos mensajes de texto no deseados y publican sus conversaciones para que el mundo las vea.
Gabriel Bosslet, profesor asociado de medicina en Indianápolis (EE UU), decidió meterse con un reciente mensaje de texto no deseado con respuestas cada vez más llamativas. Ha estado haciendo este tipo de cosas desde principios de la década de 2000, cuando empezó a responder a correos electrónicos misteriosos que claramente eran estafas de aquellos príncipes nigerianos. En cuanto tiene claro que intercambia mensajes con un estafador, Bosslet entra en modo troll, inventando historias y personajes fantasiosos, cuanto más extraños, mejor. “Nada de lo que escribo es cierto, me lo invento todo”, confiesa.
I like having fun with spam texts pic.twitter.com/izU7i4VDtR
— Gabriel Bosslet (@gbosslet) June 9, 2022
Cuando se le preguntó cuál era su objetivo en estas conversaciones, Bosslet respondió que su única intención era la de conectarse e interactuar con un extraño. Menciona el ejemplo de la abuela Wanda Dench, que accidentalmente le envió un mensaje de texto a Jamal Hinton, entonces de 17 años, con una invitación a la cena de Acción de Gracias que se ha convertido en una simpática tradición anual. “Sé que es muy extraño, pero estoy abierto a una interacción de ese tipo”, resalta Bosslet.
Jason Tanamor, escritor de Portland, Oregón (EE UU), también ha empezado a responder a mensajes de texto de los spammers. E igual que Bosslet, no intenta corregir a nadie. “Solo trato de que digan ‘qué cabrón’ porque me hace reír”, admite Tanamor. Para él, hablar con un spammer puede ser divertido; si tiene tiempo, simplemente trata de mantener la conversación el máximo tiempo posible.
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Ni Bosslet ni Tanamor sabían que responder a los mensajes de spam probablemente verificaba su número, lo que permitía a los emisores del spam venderlo a otros emisores de spam, y generaba aún más mensajes de spam. Pero tampoco les importa eso. Para ellos, responder a esos mensajes con chistes graciosos es una forma de entretenimiento. Y ambos expresaron empatía por las personas al otro lado del teléfono.
Pero otros tienen un enfoque más vengativo. Whittaker de la Universidad de Surrey señala que algunas personas han llevado el scambaiting al extremo, uniéndose a foros online donde crean engaños elaborados para atrapar a los perpetradores. Eso puede ser peligroso, advierte. “El scambaiting también puede [llevar a] la piratería del ordenador de un delincuente como forma de entretenimiento público”, indica. Es problemático porque podría exponer la información privada de personas, y también es ilegal, a pesar de la cuestión moral que puedan usar los autores de scambaiting como argumento.
Whittaker cita a Jim Browning, el alias de un youtuber e ingeniero de software que usó scambaiting para eliminar archivos robados de los centros de llamadas involucrados en mensajes de texto no deseados. Otros estafadores que han expuestos por personas como Browning, han tomado represalias atacando a los autores de scambaiting (haciendo una denuncia falsa para llamar a la policía) o atrayéndolos a lugares peligrosos.
“Las actividades de scambaiting pueden volverse bastante radicales”, según Whittaker. “Además, los estafadores se dan cuenta rápidamente de estas tácticas por lo que hacer perder el tiempo a un delincuente puede enseñarles a ser más inteligentes en sus esfuerzos por perder nuestro tiempo”.
Se trata de un dilema para las personas que se meten con un estafador. Puede ser satisfactorio, aunque solo sea como una forma de rebelión contra una molesta intrusión moderna. Pero esa rebelión puede costarles mucho, tanto en del tiempo que invierten como por el riesgo de desencadenar una avalancha de futuros mensajes de spam que podrían, si caen en la trampa, ponerlos en peligro de ruina financiera o personal.
La Comisión Federal de Comercio de EE UU y los defensores de los consumidores han intentado contraatacar con registros de No llamar (Do Not Call) y esfuerzos para detener los mensajes de texto no deseados a nivel de red, pero los remitentes de spam están constantemente desarrollando sus tácticas para eludir estas leyes. Eso puede provocar que parezca que solo hay una forma de manejar la frustrante situación: “Tomándoles el pelo”.