Los hallazgos, que cambiaron la extensión del área de influencia de la cultura escita a mediados del primer milenio antes de Cristo, fueron realizados por los especialistas del Museo-Reserva Kulikovo Pole, en la región rusa de Tula, en el suroeste del país.
Los artefactos se encontraron en los meses de la primavera y verano boreal de 2021, durante unas excavaciones llevadas a cabo en el sitio de Montaña Uslán, a unos veinte kilómetros al sur de la ciudad de Tula.
“Los nuevos hallazgos permiten ampliar la frontera norte de la influencia cultural de los escitas en al menos 300 kilómetros”, dijo Evgueni Stoliárov, jefe del Departamento de Investigación Arqueológica del museo.
Los pueblos locales, según los científicos, eran inferiores en términos de habilidad a los artesanos escitas más meridionales, pero se basaron en ellos al crear su propio estilo. Esto se evidencia, por ejemplo, por el mango córneo de una daga encontrada durante las excavaciones, el cual repite exactamente un tipo raro de dagas bimetálicas escitas.
En Montaña Uslán, los arqueólogos encontraron un espejo de bronce, joyas, puntas de flechas, mangos de dagas y una serie de otros artículos que datan de los siglos siete a cinco antes de Cristo. Los científicos encontraron también vestigios de una desarrollada metalurgia de metales no ferrosos.
Los escitas en ese momento, según los científicos, eran la cultura más destacada de la región del norte del mar Negro y tuvo una gran influencia en todos sus vecinos. El mundo escita se extendía desde la desembocadura del Danubio en el oeste hasta Xinjiang en el este. Los límites septentrionales de su influencia cultural seguía siendo un misterio para los científicos hasta los recientes hallazgos.
El oro de los escitas
“El mundo escita-siberiano fue uno de los fenómenos culturales más importantes de la primera Edad de Hierro, junto con los griegos, los romanos y los celtas”, indicó Stoliárov.
El oro de los escitas se convirtió en el centro de una controversia internacional en los últimos años. Antes de que Crimea retornara a Rusia en 2014, unos museos de la península concedieron diversos artefactos de oro escita para una exposición que se llevó a cabo en Bonn (Alemania) y, luego, en Ámsterdam (Países Bajos).
Sin embargo, tras el regreso de Crimea a Rusia, la galería neerlandesa Allard Pierson se negó a devolver a los museos crimeos los artefactos escitas prestados por considerar que eran parte del patrimonio cultural de Ucrania.
El incidente dio inicio a una extensa batalla judicial que todavía no ha concluido.