«Universo 25»: qué es y por qué su conclusión es inquietante
April 16, 2023 Bienestar , NoticiasJohn Calhoun quiso averiguar cuáles serían los efectos del hacinamiento y de la densidad de la población. Su experimento es uno de los más llamativos hechos hasta ahora. Te explicamos los resultados en el siguiente artículo.
Aunque «Universo 25» nos parezca el título de una novela de ciencia-ficción, en realidad, da nombre a uno de los experimentos más importantes de la psicología social. En 1968, el etólogo y biólogo John Calhoun construyó un escenario utópico con ratones, para averiguar cuáles serían los efectos de la superpoblación. Cinco años después, aquella metrópolis acabó devastada.
Lo sucedido en este lapso demostró que los efectos del hacinamiento progresivo pueden ser muy lesivos a todos los niveles. Aunque las conclusiones con modelos animales no siempre se pueden extrapolar a los seres humanos, sí ofrecen referencias que invitan a la reflexión. Conozcamos en qué consistió esa experiencia en una granja de Maryland.
«Universo 25» fue al inicio un jardín del Edén para los ratones. Con el paso de los años, se convirtió en un infierno.
¿En qué consistió el experimento «Universo 25»?
John Calhoun fue un etólogo que trabajó buena parte de su vida para el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos. La sobrepoblación y el hacinamiento preocupaban bastante a la comunidad científica de mediados del siglo XX; justo estos temas los abordó el reconocido investigador de forma prolífica desde los años 50.
En 1968 inició el experimento conocido como «Universo 25» en una propiedad rural en Poolesville, Maryland. El objetivo era estudiar el comportamiento en un contexto de superpoblación de especies. Con este propósito, se construyó un auténtico jardín del Edén para los ratones, con múltiples áreas para anidar y recursos constantes de agua y alimentos.
Era una especie de corral metálico con túneles, con unas dimensiones de 2,7 metros de ancho por 1,4 metros de altura. Tenían todo lo que necesitaban, excepto espacio. Conozcamos cómo fueron los progresos y resultados.
Del jardín del Edén a la extinción
En 1968 se introdujeron cuatro parejas de ratones en el hábitat; con el paso del tiempo, se observó que cada 55 días la cifra de nacimientos se duplicaba. En el mes 19, desde el inicio del experimento, en aquel hábitat ya había 2200 ratones. Este ritmo reproductivo lo explicaba la ausencia de depredadores y el acceso a la comida.
Era una sociedad ideal; sin embargo, se sucedieron otros fenómenos de gran interés para la psicología social. A continuación, los señalamos.
- Se establecieron jerarquías, con machos alfa dominantes, que controlaban los harenes de las hembras.
- Los ratones que perdían las peleas con los machos dominantes crearon grupos de «disidentes».
- Las luchas y peleas eran constantes, hasta que los machos alfa dejaron de defender a sus grupos de hembras.
- Las hembras tuvieron que iniciar conductas de defensa por las crías. Sin embargo, el nivel de violencia era tan elevado que terminaban por abandonar o descuidar a su descendencia.
- Entre los días 315 y el 600 surgieron conductas aberrantes que rompieron la estructura social.
- Las hembras se volvieron agresivas y muchas dejaron de quedar embarazadas.
- Nació una conducta sexual compulsiva, incluyendo montas entre ratones del mismo sexo.
- Apareció el canibalismo.
- Dejaron de crearse vínculos sociales.
- A partir del día 600 dejaron de reproducirse, de defender territorios y se limitaron a tareas básicas para su salud, como la alimentación y el aseo.
- La población, ante la ruptura absoluta de todo patrón social, empezó entonces una progresiva extinción.
En 1973, menos de cinco años después del inicio del experimento, la población pasó de 2200 ratones a no tener ninguno.
Las crías que nacían en ese entorno tan caótico dominado por la violencia, no recibían protección y tampoco se establecía ningún vínculo con ellos. Esto abocó a esa pequeña sociedad de ratones a una extinción total.
¿Qué deducciones se obtuvieron del experimento social?
El doctor Calhoun no dudó en antropomorfizar las conductas de los ratones, clasificando a los mismos, a lo largo del experimento, en «delincuentes juveniles» y «desertores sociales». Tiempo después se le criticó este tipo de terminologías. Aquella investigación fue publicada en la revista The Royal Society of Medicine y las deducciones a las que llegó fueron las siguientes.
1. El «sumidero de comportamiento»
Calhoun acuñó un término nuevo. Llamamos «sumidero de comportamiento» a ese conjunto de conductas aberrantes que aparecen en condiciones de hacinamiento y rompen el orden social. Cuando el número de individuos que ocupan un espacio sobrepasa el equilibrio y la armonía, aparecen tres tipos de respuestas:
- La violencia compulsiva e irracional.
- Se desatienden los vínculos más básicos, como es el cuidado hacia la propia descendencia y las crías.
- Surge también esa conducta que John Calhoun definió como «los bellos». Es decir, hay individuos que se retiran y aíslan para centrarse solo en tareas de higiene personal y de subsistencia (alimentación).
2. Algunos comportamientos innovadores
El célebre experimento también arrojó unos datos para la esperanza: hubo ratones que demostraron una conducta innovadora. Ante un contexto caótico, amenazante y en declive, unos pocos individuos crearon túneles con el fin de escapar de ese entorno hostil. Otros construyeron cubículos más elevados, de manera que no tuvieran contacto con las zonas más hacinadas y violentas.
3. Individuos sin estatus
Un hecho que se demostró es que, cuando los ratones dejaron de luchar por sus territorios, perdieron el estatus. Lo mismo sucedió con las hembras una vez que tomaron conciencia de que no podían cuidar de sus crías. El entorno era tan hostil que la jerarquía social se deshizo. Así, surgieron comportamientos sociales reflejo de la indefensión y el abandono.
Cuando los comportamientos sociales y el rol de cada individuo no maduran, no aparece el desarrollo de una organización o comunidad social.
4. Una (cuestionable) analogía del mundo actual
John Calhoun presentó su trabajo del comportamiento en ratones como una analogía del mundo actual. Además, el contexto acompañaba. Estábamos en los años 70 y el crecimiento de la población era elevado. El doctor Edmund Ramsden, de la Universidad Queen Mary de Londres, publicó en el 2011 un interesante ensayo sobre este experimento.
- Los estudios de Calhoun se presentaron para reflexionar sobre o justificar la necesidad de un control de la población, en especial en las comunidades más desfavorecidas.
- Sin embargo, experimento se interpretó con cautela. Se inició un debate, en esencia académico, referente a si este tipo de estudios podían extrapolarse a sociedades humanas.
Del «Universo 25» al mundo de los humanos: ¿qué conclusiones obtenemos?
En la actualidad, a diferencia de los años 70, las tasas de natalidad disminuyeron de manera notable en los países desarrollados; tanto, que somos una sociedad cada vez más envejecida. A ello, hay que añadirle otro fenómeno: es común que los jóvenes no tengan interés en el sexo. ¿Hemos llegado al escenario utópico de Calhoun?
Cuidado al extrapolar lo que sucede en el laboratorio al mundo real
El experimento social sobre hacinamiento nos recuerda que no todos los fenómenos que observamos en el laboratorio con animales pueden trasladarse al mundo real. En concreto, este hecho de la historia de la investigación es casi como una mancha de Rorschach: cada persona ve lo que cree.
Aparte, fuera del laboratorio existen tantas variables influyendo en interacción que son imposibles de estudiar en un entorno controlado, como lo son estas salas.
Asimismo, pensemos que el escenario diseñado para estos ratones fue artificial y con la clara intención de generar el caos poblacional, por ejemplo, al acotar el espacio. Tal vez en un entorno natural no hubiera pasado lo mismo.
Hay un problema más importante que el hacinamiento
El mayor problema del experimento no fue tanto el espacio reducido o el hacinamiento, sino la pérdida de las funciones de los individuos. El abandono de los roles produjo un desequilibrio social. Ahora bien, si trasladamos esto al mundo humano identificamos un problema similar.
Si tenemos un número elevado de personas incapaces de cumplir sus funciones en sociedad, sí puede aparecer la alienación y la fractura social. Si en algún momento perdemos la habilidad para cumplir y ejecutar comportamientos complejos, a causa de factores del entorno, sí se abriría un problema.
«Universo 25» frente a la realidad actual
Los seres humanos disponemos de herramientas para no replicar lo que sucedió en ese granero del doctor Calhoun. Contamos con tecnología, medicina, una ciencia siempre en expansión e incluso la posibilidad de explorar nuevos entornos fuera del planeta.
Nuestra inteligencia como especie cumple un fin. Y no es otro que facilitar la innovación para sobrevivir en escenarios complejos. Es lo que siempre hacemos con éxito.