Un vínculo sanador con los caballos
September 10, 2018 Bienestar , NoticiasLa Facultad de Ciencias Veterinarias enseña e investiga la utilización del vínculo humano-animal para el desarrollo biopsicosocial de poblaciones vulnerables.
Desde hace siete años, la Universidad Nacional de Rosario cuenta con un espacio académico dedicado a la formación de profesionales en terapias y actividades asistidas con animales (TAACA), constituyéndose, junto a las Facultades de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral y de la Universidad de Buenos Aires, en las únicas instituciones de educación superior públicas del país que brindan este conocimiento.
Se trata de un abordaje interdisciplinario de profesionales de la salud, utilizando el vínculo humano-animal para el desarrollo biopsicosocial de poblaciones vulnerables o en riesgo social, teniendo en cuenta el bienestar y comportamiento animal. Dado que se engloban tanto la modalidad terapéutica como la alternativa educacional, deportiva o sociorecreativa, no utilizan el término “discapacidades motoras o mentales.”>equinoterapia”.
La terapia asistida con animales consiste en la participación de animales en intervenciones terapéuticas, con el fin de promover la salud, la educación y el bienestar de las personas. El objetivo es la utilización de ese vínculo como parte integral de un proceso de tratamiento para facilitarlo y complementarlo.
En tanto, las actividades asistidas con animales son aquellas dirigidas a la mejora de la calidad de vida del destinatario y tienen objetivos motivacionales o recreacionales, pero no se requiere que sean dirigidas por un profesional tratante el registro ni la evaluación de su desarrollo.
El espacio curricular está sustentado en la transversalidad, por lo que son invitados a la cursada de la materia profesionales de la salud (kinesiólogos, psicólogos, médicos) y de la educación (licenciados en educación, profesores de educación física).
“Hay evidencia científica de los beneficios que aporta el contacto con el animal”, afirma el titular de la cátedra, Médico Veterinario Juan Antonio Zapata, y explica que los pacientes que acceden a esta experiencia son derivados por un profesional, en general por alguna discapacidad psíquica o motora.
El caballo tiene un movimiento tridimensional rítmico que se asemeja a la marcha humana y esto repercute en el cinturón pelviano y en las piernas. Sumado a la temperatura normal del animal, que es de un grado más que la humana, produce una estimulación adecuada a personas con dificultades para caminar o que sufren parálisis.
Sin embargo, no siempre la actividad se desarrolla arriba del caballo porque hay pacientes a los que no les interesa subirse al mismo. En estos casos, los psicólogos o kinesiólogos, según la problemática, pueden planificar ejercicios con una colchoneta en el piso cerca del animal e incluso algún recorrido, llevándolo desde una silla de ruedas. “Lo esencial es el vínculo”, destaca Zapata.
El investigador explica que la gran mayoría de los discapacitados asisten durante la semana a varios consultorios para diversos tratamientos. “En este contexto, estar al aire libre con un animal, de por sí, estimula.” Y cuenta el caso de una niña de la ciudad de Casilda, que ya no tenía ganas de concurrir al consultorio del kinesiólogo pero empezó a realizar prácticamente los mismos ejercicios con el caballo. Al interpretarlos más como un juego, pudo continuar su rutina de trabajo.
De todos modos, “estas terapias no pasan porque los hijos se rían, si bien es bueno verlos contentos luego de mucho tiempo sin este tipo de manifestación”, dice Zapata y aclara: “Tiene que haber un seguimiento de la actividad y evaluar los resultados.”
De acuerdo al relato del Profesor, también hay pacientes derivados por algún problema de comportamiento. En estos casos, luego de subirse al caballo tienen que hacer un determinado circuito con figuras geométricas, colores, sílabas o palabras, para lo cual se hace indispensable la concentración, un aspecto central que deben desarrollar.
Comportamiento animal
Los caballos pasan por un período de selección ya que no sólo deben ser mansos sino también acostumbrarse a ser montados desde la parte trasera o el lado derecho, así como aceptar que se paren o acuesten sobre él. Si transcurre un determinado tiempo y el animal continúa inquieto, se separa para este tipo de actividad.
Según aclara Zapata “no se maltrata al animal desde ningún punto de vista” porque es un ser vivo que siente. Los veterinarios, conocedores del comportamiento equino, consideran prioritario este aspecto y si evalúan que por determinada circunstancia el caballo está inquieto, se suspende la terapia. En este sentido, no creen que el animal sea un co-terapeuta, sino un vehículo para realizar una actividad puntual.
Como profesional de la salud animal, propicia la integración de médicos veterinarios como parte de equipos profesionales, considerando el valor del bienestar y comportamiento animal, la importancia del vínculo humano-animal durante las TAACA y no ser requeridos únicamente ante problemas sanitarios, como ocurre en España, por ejemplo.
En ese país ninguna universidad posee una asignatura igual. Los profesores españoles que la practican en la actividad privada dictan clases relacionadas como una acción aislada, a diferencia del desarrollo en docencia, extensión e investigación de la UNR. Este hecho animó a Zapata, quien participó de actividades académicas en España el año 2017, a plantear la elaboración de proyectos comunes para fomentar el avance de esta disciplina teniendo en cuenta las experiencias realizadas aquí.
Cabe aclarar que actualmente no existe en el país una ley nacional que regularice, promueva y fiscalice lo concerniente a las terapias con animales. Por ello, no existen censos que muestren datos respecto a cantidad y calidad de profesionales, voluntarios idóneos o animales que participen de las TAACA.
Desde la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR se elaboró un proyecto que fue aprobado por la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados pero luego se excedieron los plazos legislativos y no prosperó. La importancia de tener una ley radica en que “posiciona la actividad, la regula y enmarca una forma de trabajo”, aclara el docente.
La Cátedra está conformada por el Médico Veterinario Juan Antonio Zapata, diplomado en Gestión Política de la Discapacidad; la Médica Veterinaria Jésica Raimonda, Máster en Etología Clínica, la Licenciada en Kinesiología y Especialista en Estimulación Temprana, Adriana Fernández, la Médica Veterinaria Ana Paula Latino, la estudiante Elianne Martinich y el técnico en Manejo Equino, Maximiliano Martinich.’