Un nuevo supercontinente está a punto de formarse en la Tierra
December 10, 2023 El Mundo , NoticiasLos científicos han descrito un nuevo supercontinente que surgirá en la Tierra en unos 200 millones de años. Se trata a Amasia, un gigantesco segmento de Tierra que será producto de la colisión entre América y Asia, un proceso que cerrará el océano pacifico.
Nuestro planeta es el lugar más cercano y explorado que tenemos como seres humanos, después de todo, es nuestro hogar. No obstante, existe una gran variedad de aspectos relacionados a su naturaleza que muchos de nosotros, por no decir, todos, desconocemos. Varios de estos misterios que rodean a nuestra pequeña esfera azul, se esconden ante nuestros ojos, debido a que yacen abajo, en las profundidades.
Cuando pensamos en la Tierra, normalmente la asociamos a una casa gigantesca en donde todos caminamos y hacemos nuestras labores diarias, pero definitivamente hay mucho más que eso. El planeta en que vivimos es un mecanismo increíblemente complejo, que actúa de una manera dinámica. Se mueve, cambia y evoluciona, como un organismo vivo.
El movimiento de la corteza
Dentro de toda esa complejidad y dinamismo que la constituye, hay algo que destaca en cuanto a importancia para su funcionamiento. Sucede que, a diferencia de lo que pensamos, la estructura general de la Tierra no está compuesta de un segmento único, sino de una serie de capas que van desde el núcleo interno hasta la superficie, sobre la cual usted y yo, caminamos todos los días.
No todas las capas que componen a la Tierra son iguales. De hecho, existen algunas que están muy internas y que se encuentran en “estado líquido”, debido a que están fundidas por las altas temperaturas. Por otro lado, las más superficiales, se encuentran en estado sólido y son mucho más frías, como la Litósfera que se extiende por todo el planeta y que está compuesta por las tectónicas. Estas dos características hacen que, las capas externas, es decir, la corteza terrestre, estén “flotando” sobre las capas interiores.
Cómo si de una tabla sobre aguas quietas se tratase, esto hace que corteza se desplace sobre todo el material fundido que hay abajo y con el pasar de los años, los continentes que conocemos, que básicamente son grandes pedazos de Tierra, irán cambiando de lugar. Puede darse la situación de que en algún momento choquen dos o más continentes ente sí y se junten para formar uno más grande (algo que, según la evidencia geológica ya ha ocurrido).
Los científicos simularon un nuevo supercontinente
Teniendo en cuenta lo anterior, varios científicos de las universidades de Curtin y Pekín han puesto los datos a un simulador de alta tecnología que les reveló, en qué punto la Tierra volvería a tener uno de estos supercontinentes. Increíblemente los datos indicaban que, en unos 200 millones de años en el futuro, dos de los continentes que existen hoy en día, América y Asia, se van a fusionar y serán un único “Supercontinente” llamado “Amasia”.
New @CurtinUni-led research has found that the world’s next supercontinent, Amasia, will most likely form when the Pacific Ocean closes in 200 to 300 million years. Read more: https://t.co/p1J4XEbCPw pic.twitter.com/EkzBV2DZbU
— Curtin Media (@CurtinMedia) September 30, 2022
Además, este proceso ocasionará que, lo que conocemos hoy como el océano Pacífico, ya no exista, se cerrará. Esto desde antes ya era algo esperable, debido a que dicho océano reduce su tamaño año con año, de una manera no tan notoria.
La Tierra tal y como la conocemos será drásticamente diferente cuando se forme Amasia. Se prevé que el nivel del mar sea más bajo y que el vasto interior del supercontinente sea muy árido, con elevadas oscilaciones térmicas diarias”, explicó en un comunicado Zheng-Xiang Li, coautor del estudio y también catedrático de la Escuela de Ciencias Planetarias y de la Tierra. “En la actualidad, la Tierra está formada por siete continentes con ecosistemas y culturas humanas muy diferentes, por lo que sería fascinante pensar cómo podría ser el mundo dentro de 200 o 300 millones de años”.
El estudio se ha publicado en National Science Review