Su coche del futuro podría incorporar un detector de ira y sueño

Affectiva, una ‘start-up’ especializada en la detección de emociones quiere aplicar su tecnología para que los vehículos del futuro no solo analicen lo que pasa fuera sino también dentro. Pero, ¿y qué pasa con la privacidad de los conductores?

Taniya Mishra

¿Se imagina que su coche supiera cuándo usted empieza a sentirse somnoliento y pudiera llevarle a una cafetería para tomar algo de cafeína? ¿Y qué pasaría si supiera que usted se está poniendo agresivo al volante y pusiera su canción favorita para calmarle?

Estas son algunas de las preguntas que se plantea Affectiva, una start-up del MIT Media Lab (EE. UU.) especializada en tecnología de detección de emociones. La compañía afirma haber acumulado una gran cantidad de datos sobre el comportamiento de los conductores a través de un programa que captura desde la agresividad hasta las canciones que se improvisan en un viaje.

Durante su ponencia en la reciente conferencia EmTech Digital de MIT Technology Review, la directora de Investigación de IA de la compañía, Taniya Mishra, explicó: “[Queremos] sistemas holísticos de IA para coches que no solo analicen lo que pasa fuera del vehículo [… sino] también dentro. Queremos que la IA sepa cuál es el estado mental y emocional de las personas dentro de un coche“.

Affectiva está llevando a cabo un programa que paga a los conductores para que ayuden a entrenar su sistema de reconocimiento de emociones. La compañía les envía un kit que incluye cámaras y otros sensores que los coloquen dentro de sus vehículos. Estos aparatos registran sus expresiones faciales, gestos y tono de voz en la carretera. Los datos recopilados son etiquetados por especialistas cualificados para una serie de emociones y se introducen en las redes neuronales profundas.

A través de este enfoque, el equipo ha podido recopilar una abundante fuente de comportamiento natural y datos emocionales. Los conductores suelen tener un período de adaptación inicial de alrededor de un día y medio durante el cual son conscientes de que están siendo vigilados, pero se acostumbran rápidamente.

El estudio también ha ayudado al equipo a profundizar en su comprensión de los diferentes patrones en las emociones humanas, como la forma en la que la ira se expresa a través de tanto expresiones faciales como de un tono de voz elevado, mientras que la felicidad se limita a expresarse únicamente mediante las expresiones faciales.

La tecnología de reconocimiento de emociones aún está en ciernes, pero podría tener aplicaciones más allá de la conducción. Mishra mencionó, por ejemplo, que podría ayudar a los niños autistas, como su hijo de tres años, a aprender a socializar y a relacionarse con sus compañeros. También podría ayudar a los humanos a colaborar de forma más intensa con la inteligencia artificial para “aprender, divertirse y hacer tareas juntos”, dijo.

Pero esta tecnología también plantea importantes cuestiones de privacidad. Muchos de los asistentes a EmTech Digital pensaron que la idea de que nuestros coches vigilen nuestras emociones resulta bastante “espeluznante”. Mishra también destacó que Affectiva tomó conscientemente la decisión de no usar esta tecnología para ningún tipo de aplicación de seguridad.

Sin embargo, la forma de evitar esos usos sigue siendo cuestionable ya que cada vez hay más actores en este campo. Mishra concluyó que participar en un diálogo abierto y en un debate sobre este tema sería importante para la industria tecnológica y para la sociedad.

MIT