Sinfonía de los Adioses, la curiosa reivindicación laboral de Joseph Haydn
October 6, 2018 El Mundo , NoticiasMuchos saben que la Sinfonía de los Adioses es una las consideradas obras maestras de Haydn, pero pocos conocen que también es una original protesta por sus condiciones laborales…
Una de las sinfonías más famosas de Joseph Haydn es la Sinfonía n.º 45 en fa sostenido menor. Esta pieza, conocida como Sinfonía de los Adioses, fue compuesta como una ingeniosa protesta en 1772.
Tal y como ocurrió con las olvidadas mujeres trovadoras de la Edad Media, la música ocultaba una gran historia que el paso de los siglos se ha empeñado en diluir.
El origen de la obra
Joseph Haydn era el músico de la corte del príncipe Esterházy. Cuando murió, su hermano, el príncipe Nikolaus, mantuvo a la orquesta a su servicio.
A este nuevo príncipe le gustaba residir largas temporadas en su palacete de Eszterháza, Hungria. Ni sus empleados ni los músicos podían desplazarse allí con sus familiares, y tenían que permanecer largas temporadas separados de sus seres queridos.
Cansados de esta situación, pidieron a Haydn que intercediera por ellos ante el príncipe. A Haydn se le ocurrió una ingeniosa manera de protesta, componer una sinfonía.
Melodía por un empleo justo
En las codas típicas del clasicismo, los músicos terminaban de tocar todos al unísono, es decir, todos a la misma vez, pero esta vez el maestro ideó una manera muy diferente de terminar la pieza musical.
En la nueva sinfonía terminarían poco a poco.
Las pautas a seguir fueron: una vez terminada su interpretación, el intérprete, en vez de quedarse en su lugar esperando a que terminaran sus compañeros, se levantaría silenciosamente y, con sumo respeto, recogería sus partituras y abandonaría la sala.
Así que, ya frente al príncipe, cada músico, tras finalizar su parte, recogió su partitura, apagó la vela de su atril, se levantó de su asiento y abandonó la sala.
La Sinfonía de los Adioses constaba de cuatro movimientos (Allegro assai, Adagio, Menuet: Allegretto y Finale: Presto), y al finalizar el último de ellos solo quedaron un par de violines, el del maestro de conciertos Luigi Tomasini y el del propio Haydn.
El poder de la música
El príncipe y toda la audiencia quedaron impactados por este insólito final, y, entendiendo el mensaje, la corte volvió a Viena.
Según cuenta la anécdota, el príncipe se levantó y dijo: “Bien, ya que todos se marchan, nosotros nos iremos también”, y al día siguiente regresaron a la capital austriaca.
La Sinfonía nº 45 en fa sostenido menor es una curiosa reivindicación laboral realizada a través de la música, que tuvo un final feliz para los protagonistas, y que deja un legado de valor incalculable para la historia.