¿Quiénes fueron realmente los gigantes que habitaron en México?

Los frailes del siglo XVI creían en la existencia de gigantes en el territorio de México porque tenían que dar una explicación a lo que se abría frente a sus ojos: los edificios de gran tamaño. La única referencia de la que podían echar mano provenía del pasaje de la Biblia que describe la lucha entre David y el gigante Goliat.

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En la cosmogonía azteca estos gigantes que habitaron en la era de Atonatiuh, se llamaban  ‘quinametzin’. En su relato el fraile y famoso filólogo Andrés de Olmos cuenta cómo los enormes “huesos de un pie humano” fueron hallados en el palacio del primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza. Según de Olmos, cada dedo medía casi la palma de una mano.

Sin embargo, la realidad era muy diferente, publica la revista Arqueología mexicana. Hasta ahora los historiadores no conocen casos de poblaciones que tuvieran una gran altura, aunque no descartan la existencia de casos aislados de gigantismo que se debieron a causas relacionadas con la genética.

El obispo Francisco Plancarte y Navarrete fue uno de los primeros investigadores que supuso que los grandes huesos hallados en el estado de Tlaxcala, en los palacios de los virreyes y en los campos pertenecían realmente a animales.

“Podemos suponer que en el siglo XVI, la paleontología no estaba de lo más adelantada para haber reconocido que [estos huesos] fueran de animales”, escribió Plancarte y Navarrete en su libro que fue publicado en el año 1923.

Esta idea fue confirmada después de que se hicieran excavaciones arqueológicas en las que se hallaron un gran número de mamuts y otras especies extinguidas.

Otra prueba que indica a que los gigantes de México eran en realidad animales fue el hallazgo del hombre de Tepexpan. Este humano fue encontrado por Helmut de Terra en el año 1947 y yacía boca abajo frente a un gigantesco proboscídeo.

“La ciencia avanza y echa por tierra pensamientos que no estaban basados en la ciencia, que sin embargo tuvieron validez hasta que el desarrollo de varias disciplinas hizo que, poco a poco, se esclareciera lo ocurrido”, concluye la revista.

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