¿Qué es la huellografía?

Cuando interactúan unos con otros, los objetos e individuos dejan huellas que los expertos en identificación forense examinan en busca de pistas.

West Midlands Police – Paul Miller / Universidad Estatal de Nueva York

Se entiende por huella toda aquella impresión, visible o moldeada, que genera un objeto animado o inanimado en el cuerpo con el que ha tenido contacto directo. En este sentido, la huellografía sería la rama de la criminalística que estudia la implicación de estas marcas en la resolución de un hecho delictivo. Su aspecto más conocido es la dactiloscopia –el análisis, en concreto, de la huella dactilar–, que, dado su desarrollo, se considera casi una disciplina propia.

Una forma de saber el sexo

Esta puede incluso permitir determinar el sexo de una persona a partir de una de sus huellas. Eso es al menos lo que asegura un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York. Según indican, la clave reside en los niveles de aminoácidos presentes en el sudor femenino, que vienen a ser casi el doble de los del masculino, debido a las diferencias hormonales entre ambos sexos. Y es que no hay que olvidar que, en esencia, una huella dactilar es una mancha de grasa que deja una persona cuando toca algo con las yemas de sus dedos.

Para comprobar la fiabilidad de la técnica, sus responsables analizaron las huellas dejadas por tres mujeres en cinco superficies diferentes. Así, determinaron que esta alcanzaba el 99 %. Eso sí, aún no se conoce con certeza la eficacia de este nuevo método fuera del laboratorio, es decir, en una auténtica escena del crimen: todavía no está del todo claro cómo afectaría a los resultados ciertas variables, desde la temperatura hasta el paso del tiempo.

Las huellas dactilares pueden decir mucho de nosotros, y algunos expertos advierten que tomárnoslas puede ser más fácil de lo que creemos. Un equipo de científicos del Instituto Nacional de Informática de Japón (NII) ha desarrollado un método informático con el que sería posible replicarlas a partir de una fotografía en la que se nos vea realizando el signo de la paz o cualquier otra posición en la que las yemas de los dedos se encuentren claramente visibles y a una distancia máxima de tres metros de la lente, lo que incluye casi todos los selfis. Una vez capturadas las huellas, sería posible vulnerar cualquier dispositivo que integre ese sistema de seguridad biométrica, tanto puertas como cajas fuertes o smartphones.

Tecnología antiselfis

En 2014, una asociación de hackers advirtió de esta misma posibilidad al mostrar cómo habían logrado replicar las huellas de la ministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen, a partir de unas fotos que se le habían hecho durante una rueda de prensa. Afortunadamente, los investigadores del NII también han creado una solución: el diseño de una delgada lámina de plástico transparente que, pegada en las yemas de los dedos, provoca que la luz se refracte sobre los mismos proyectando hacia la cámara una mancha borrosa e inidentificable.

No obstante, el examen de las huellas dactilares no es el único campo de estudio de la huellografía. Esta también se encarga de examinar las marcas de neumáticos dejadas sobre el terreno y que permiten conocer la dirección, la velocidad y el peso de un vehículo o incluso si el conductor pudo actuar intencionadamente o de forma negligente en el hecho investigado. Además, es interesante el estudio de las que dejan los animales en la escena del crimen, las que se encuentran en un cadáver –estas podrían revelar si se ha usado alguna herramienta para manipularlo o si ha sido trasladado– o los otogramas, esto es, las que las orejas humanas generan cuando entran en contacto con una superficie. Estas son tan exclusivas como las dactilares y ya han permitido resolver varios delitos relacionados con robos en domicilios.

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