¿Pueden convivir el lobo y el ganado?

Alberto Fernández, ganadero zamorano y dueño de más de 1.400 ovejas, conoce las claves que garantizan la seguridad del rebaño frente a las manadas de lobos de Sanabria y la Sierra de la Culebra. De hecho, no ha sufrido ningún ataque desde que gestiona el grupo de animales. UGAMA, sin embargo, no está de acuerdo con esta ‘lista de instrucciones’ y defiende que no son efectivas para muchos trabajadores del sector. 

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Uno de los problemas a los que hacen frente diariamente los ganaderos de muchos lugares de España, como Zamora, es el ataque de lobos a su rebaño, lo que les supone un gran coste económico.

El rebaño de Fernández no ha sufrido ningún ataque de lobo, aun situándose en una zona en la que abunda el depredador

Alberto Fernández reside en Sanabria y es el amo de 1.400 ovejas. Frente a todo pronóstico y gracias a su gestión y manejo del grupo de animales, ninguno de estos ha sufrido jamás un ataque similar.

La explotación ganadera La Aldonza, en Santa Colomba de Sanabria (Zamora), de la que es dueño Fernández, así como su modelo de pastoreo, que protege al lobo ibérico presente en la zona, han sido los alicientes para el desarrollo de un acuerdo de custodia del territorio con GREFA, una ONG de conservación de la naturaleza.

Con la firma de este documento, se garantiza un apoyo a la marca de Fernández, “Pastando con lobos”, dedicada a la producción y comercialización de lechazos criados en un modelo de pastoreo tradicional que demuestra que la coexistencia entre la ganadería extensiva y el lobo es posible.

Pastando con lobos

Fue hace un año cuando Javier Talegón, biólogo fundador de LLOBU Ecoturismo y Medio ambiente, y Fernando Blanca, director del Hospital de Fauna Salvaje de GREFA, se toparon con Alberto y su rebaño mientras seguían a un grupo de lobos en la Sierra de la Culebra.

“En GREFA no podemos promocionar el producto, pero sí garantizar que su gestión es perfectamente sostenible”, dice Blanca

“Cuando llegamos a la explotación de Alberto nos encontramos dentro de una zona natural muy bien conservada, con un rebaño de unas 1.500 ovejas custodiadas por 15 mastines y algo que nos sorprendió: a pesar de situarse en el corazón de un territorio de lobos, su ganado había sufrido cero ataques”, explicaba Blanca en GREFA.

Este trabajo adicional supone un esfuerzo añadido que la ONG ha querido recompensar. “En GREFA no podemos promocionar el producto de Alberto, pero sí que podemos garantizar que su gestión es perfectamente sostenible. Queremos que la gente lo sepa y que este sea reconocido”, aclaraba Blanca. “Queremos buscar soluciones ambientales”.

La custodia de territorio es el marco legal y jurídico que prepara el campo. “Nosotros llegamos a un acuerdo con el propietario de la finca. Él se compromete a hacer un determinado manejo, determinadas mejoras ambientales. Lo que GREFA va a hacer es acompañarle, asesorarle y, en este caso concreto, supervisar su trabajo”, explica Blanca.

La convivencia con el depredador

El modelo de pastoreo que sigue Alberto persiste en el oeste de Zamora. Esta zona alberga una de las mayores poblaciones de lobos a nivel europeo que coexiste con una ganadería decadente. “A pesar de tratarse de una zona frecuentada por este depredador, Alberto convive de forma envidiable con él. Este modelo de pastoreo se debería trasladar a otras zonas”, opina Talegón. “Estamos acostumbrados a escuchar que los lobos y la ganadería no son compatibles, pero hay excepciones y este modelo es el camino”.

“Los ganaderos estamos en mayor peligro de extinción que el propio lobo, pero no por eso hay que acabar con él”, opina Fernández

Fernández es consciente de que su manejo es sostenible con respecto a la población de lobos que habita la zona. “Ya que convivo con ellos, ¿por qué no dar a conocer que el ganadero no tiene por qué acabar con estos depredadores para hacer bien su trabajo?”, lanza al aire. “Es cierto que nosotros estamos en mayor peligro de extinción que el propio lobo, pero no por eso hay que acabar con él”.

Fernández explicó en las instalaciones de GREFA las claves que considera más importantes para evitar los ataques de estos carnívoros. “Estoy con las ovejas, tengo mastines bien alimentados que no las dejan solas, todas las noches las encierro en cercados e invierto mucho en el desbroce del monte por mi cuenta”.

Según Fernández, muchos de los ataques que sufren sus compañeros ganaderos se deben a que falla alguna de estas premisas. En el caso de que el dueño del rebaño se niegue a acompañar a este mientras pasta, pequeños grupos de ovejas pueden perderse y ponerse en bandeja del depredador.

Si no hay un número suficiente de mastines –conocidos en la zona como perros de lobo– que alerten de la presencia del animal o incluso supongan una posible amenaza para el mismo, será mucho más fácil sufrir un ataque. Lo mismo ocurre si estos no están bien alimentados, pues pueden buscar su alimento dentro del propio rebaño. En el caso de que un grupo de ovejas se descuelgue del resto, el perro ladra y suele esperar al regreso de su dueño junto a ellas.

Permanecer con las ovejas, refugiarlas por la noche, disponer de mastines e invertir en desbroce son las claves contra el ataque del lobo según Fernández

Ya que es imposible permanecer continuamente atento a la seguridad del rebaño como en el pastoreo tradicional, en el que el ganadero incluso dormía cerca de este, Fernández considera de vital importancia el uso de cancillas: puerta hecha de barras o listones que, a manera de verja, mantiene encerradas a las ovejas por las noches o durante los momentos en los que Fernández no puede hacerse cargo de ellas e impide que escapen por el monte.

Además, subraya que es imprescindible el desbroce del campo donde pasten los herbívoros. El lobo no quiere espacios abiertos, quiere matorrales para cobijarse. Sin estos obstáculos visuales el perro puede ver al lobo a un kilómetro y viceversa, así que este no se acerca.

“Yo no digo que el trabajo no sea costoso, de hecho me gasto unos 10 euros diarios en el pienso de los perros y he invertido unos 100.000 en un tractor para el desbroce; tampoco digo que no sea trabajoso, porque supone salir con las ovejas todos los días, mañana y tarde y, en invierno, aprovechar al máximo las horas de sol”, explica Fernández. “Lo que no es, es recompensado”.

La marca Pastando con Lobos firmando un acuerdo de custodia con GREFA. / Pastando con Lobos

¿Claves universales?

Aun recolectando el fruto más buscado, esquivar los daños que el lobo puede ocasionar en el ganado, no todos los ganaderos están de acuerdo con la efectividad de las claves que propone Alberto.

“Lo que cuenta Alberto es un caso único”, opinaba Alfredo Berrocal, presidente de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos (UGAMA), en las instalaciones de GREFA. “Es una versión idílica de un ganadero que ha encontrado el equilibrio entre el lobo y el pastoreo, pero esto no es real. Tan solo es un afortunado”, afirma.

“Esto es una versión idílica de un ganadero que ha encontrado el equilibrio entre el lobo y el pastoreo, pero no la realidad”, revindica Berrocal

“Probablemente, las medidas que toma la marca Pastando con Lobos hayan contribuido, pero hoy en día son impensables en otros espacios loberos, donde también influyen causas como la situación, la proximidad o no de alguna manada, la influencia humana en el territorio, etcétera”, declara a Sinc el presidente de UGAMA.

Berrocal representa a más de 700 ganaderos y, según afirmó en GREFA, la información que recoge de todos ellos no tiene nada que ver con la situación de Alberto.

“La realidad hoy en día es que la convivencia del lobo con la ganadería es muy diferente de lo que cuenta Alberto. El 99% de la ganadería no piensa como él”, reclama Berrocal. “Por ejemplo, desbrozar un monte sin licencia en Madrid sería impensable: tan solo por desmochar un fresno y no dejar ramas las multas ascienden a 3.000 euros por árbol”.

Con respecto a la regulación de la tenencia de mastines, según explicaba el ganadero, no hay ninguna ley que les proteja e incluso se les impide salir con las ovejas y las cabras debido a las denuncias. “Llevamos pidiendo una normativa para perros pastores desde hace muchos años y aquí seguimos. No la hay”, continúa.

El colectivo ganadero entiende que hay tres puntos esenciales que tratar. En primer lugar, la gestión y control del lobo, es decir, cuántos ejemplares serían aconsejables y las medidas necesarias para no sobrepasar estas poblaciones, así como información puntual, veraz y periódica.

“La administración no asume lo que suponen estos ataques para un ganadero”, dice Berrocal

“En nuestro caso, ¿el problema es el lobo o la Comunidad de Madrid? Probablemente sea la administración, que no asume lo que suponen estos ataques para un ganadero. De hecho, el problema no es el animal, sino su gestión”, continúa.

Por otro lado, medidas preventivas adoptadas  por territorios e incluso por explotaciones y quien costea su implantación como su mantenimiento. Por último, indemnizaciones justas y rápidas para que la ganadería extensiva, en especial la de montaña, no desaparezca ya que su aporte medioambiental es imprescindible.

“¿Que tendríamos que seguir todos el modelo de pastoreo de Alberto? Vale. El problema es que no podemos. No es un problema de adaptación: directamente no se nos permite adaptarnos”, revindica Berrocal. “Creemos que se puede convivir con el lobo, no hay duda alguna. Pero, desde UGAMA, no creemos que estas ‘claves’ sean universales”, concluye el presidente de UGAMA.

SINC