¿Por qué tarda la vida 10 millones de años en recuperarse de una extinción masiva?
April 11, 2019 El Mundo , NoticiasLos científicos creían que era por factores medioambientales, pero una nueva investigación lo achaca a la evolución.
Recuperar la diversidad de especies tras una extinción masiva lleva unos diez millones de años. El cálculo, hecho hace dos décadas, se basó en el estudio de la mayor de las cinco grandes extinciones conocidas: la del Pérmico-Triásico, que hace 250 millones de años mató al 90 por ciento de las especies del planeta. Su causa o causas no están claras: el impacto de un meteorito, un conjunto de enormes erupciones volcánicas, un cambio climático, la destrucción de la capa de ozono, una conjunción de varias…
Los científicos pensaban que ese plazo se debe a una suma de factores medioambientales. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin acaba de publicar en la revista Nature Ecology & Evolution un trabajo que sostiene que responde a las características de la evolución. Las extinciones masivas aniquilan todo el repertorio de adaptaciones evolutivas acumuladas durante eones (periodos de cientos de millones de años), y desarrollar otras que permitan generar nuevas especies a un ritmo comparable al de antes de la catástrofe lleva diez millones de años.
¿En qué se basa la nueva hipótesis?
En el análisis de los fósiles de foraminíferos (un tipo de pláncton) datados antes y después de la extinción masiva más famosa, no la más letal: la que hace 66 millones de años acabó con todos los dinosaurios y con dos tercios de las especies, aunque no con los mamíferos pequeños, razón por la que estás leyendo esto. La teoría más aceptada sobre el origen del fenómeno es el impacto con la Tierra de un gran asteroide, aunque recientes investigaciones sugieren que un conjunto de enormes erupciones volcánicas contribuyeron decisivamente.
Los científicos de la Universidad de Texas han comparado la diversidad de tipos de estos organismos con su complejidad física individual, y han observado que hasta que este último factor no se desarrollaba lo suficiente, no comenzaba la diversificación de especies de foraminíferos. Es decir, que hace falta cierto nivel de complejidad en un organismo antes de que dé lugar a diferentes especies.
El registro fósil ha delatado que la diversidad de los foraminíferos decayó drásticamente tras el impacto del famoso asteroide, y que sus especies supervivientes ocuparon con rapidez los nichos ecológicos que habían quedado disponibles. Pero no alcanzaron una biodiversidad similar a la previa a la extinción hasta pasados 10 millones de años. Los fósiles de foraminíferos abundan en los sedimentos marinos de todo el mundo, lo que permite a los especialistas precisar su evolución durante grandes periodos de tiempo, ya que hay muy pocos intervalos carentes de ejemplares.
Un aviso de lo que puede pasar
La velocidad de recuperación de esta clase de pláncton tras una extinción masiva coincide con la calculada para el resto de especies hace 20 años, lo que añade fuerza a la investigación. Uno de sus autores principales, el geofísico Christopher Lowery, piensa que “estos mismos procesos se hallan presentes en el resto de extinciones masivas. En mi opinión, es el ritmo propio de la evolución el que explica los límites en la velocidad para que la biodiversidad se recobre del todo tras una catástrofe global”.
Lowery y sus colegas señalan que el impacto del asteroide de hace 66 millones de años es el único suceso en la historia de la Tierra que causó un cambio más rápido que el del presente calentamiento global, así que creen que su trabajo puede dar pistas de una posible recuperación de la biodiversidad tras las grandes extinciones causadas por el ser humano. De hecho, algunos científicos piensan que la sexta gran extinción ya ha comenzado, impulsada por nuestra especie.