Por qué no deberías cerrar una botella empezada de vino con el mismo corcho
La clave es equilibrar la proporción de oxígeno y vino en el recipiente que lo contenga.
Una persona, descorchando con dificultad una botella de vino. / Pixabay
No siempre que abrimos una botella de vino la acabamos, así que lo normal es volver a colocar el corcho en el cuello de la botella para acabarla en otra ocasión.
Pero si haces eso, estás cometiendo un error que afecta a la calidad del vino sobrante. Es lo que revela una sumiller y tiktoker en un vídeo que se ha hecho viral por su original contenido.
A través de su cuenta, @confidentuncorked, la sumiller explica a sus seguidores que aunque pueda sonar loco, nunca se debe “volver a poner el corcho en la botella”.
“Si volvieras a poner el corcho en una botella de vino que está medio vacía, verás que la mitad de la botella todavía tiene oxígeno dentro“, explica la joven en el vídeo.
“Los corchos son porosos. Esto aún permitirá que el oxígeno entrara en tu vino, y eso no es bueno”, prosigue en el vídeo. De hecho, dice que el objetivo es reducir la cantidad de oxígeno en proporción a la cantidad de vino.
Una pequeña exposición al oxígeno puede conducir a sabores más profundos y complejos que incluso pueden mejorar la calidad de los vinos. Pero demasiada exposición tiene el efecto contrario: destruye esos sabores complejos, sabor e incluso color. Esto es cuando el vino se considera oxidado.
Todo lo que necesitas entonces para salvar el vino sobrante es un frasco de cristal con cierre hermético, y verter lo que sobra de vino en él. Con este método, “hay mucho menos oxígeno en el frasco que en el resto de la botella”, dice la sumiller.
“Esto hará que tu vino aún tenga un sabor fresco incluso un par de días después de haberlo abierto”, dice.
