¿Por qué el pegamento no se pega en las paredes del tubo?

En las últimas décadas el potente poder adhesivo de esta sustancia ha abierto su campo de acción al sector sanitario, aeronáutico y automovilístico.

En 1942 -en plena Segunda Guerra Mundial– el químico estadounidense Harry Coover (1907-2011) descubrió el cianocrilato de metilo, el componente base del Super Glue. El hallazgo fue casual, mientras intentaba fabricar una mira telescópica utilizando materiales plásticos.

Coover, que a lo largo de su vida registró más de cuatrocientas patentes, lo desechó inicialmente porque era muy difícil trabajar con ello, debido a que se adhería a todo tipo de superficies.

Pegamento de heridas de guerra

En 1951 un compañero de su laboratorio, Eastman Kodak, lo redescubrió y lo registró con el nombre de «Eastman 910» después de utilizarlo para pegar con éxito dos lentes de un refractómetro.

Los ingenieros de Kodak constaron que a diferencia de otros pegamentos comercializados en aquel momento el Super Glue no necesitaba calor o presión para ensamblar las dos superficies y que, además, la unión era muy resistente e inmediata.

En 1958 –16 años después del descubrimiento- el pegamento fue comercializado, no tardando en adquirir una enorme popularidad. Durante la Guerra del Vietnam los cirujanos lo utilizaron, en forma de spray, para cohibir el sangrado de las heridas.

Los aviones también usan el cianocrilato

Actualmente los cianocrilatos, en forma líquida, se siguen usando en determinadas intervenciones quirúrgicas, debido a que pasa de estado líquido a sólido de forma muy rápida. Las ventajas añadidas respecto a las suturas convencionales son que no deja cicatriz, no requiere anestesia y evita el riesgo de contaminación microbiana.

Su campo de acción dentro del ámbito sanitario se ha ampliado a la fijación de prótesis dentales, y en las cirugías plástica, cardiaca y maxilofacial. Los científicos también han ensayado su utilización para encolar algunas partes del Airbus 380 y en la fabricación de coches de Fórmula 1.

El secreto está en la humedad

Cianocrilato es el nombre genérico de las sustancias usadas como adhesivos de fraguado rápido y que también se conocen con el nombre de «supercementos». En este momento se usan dos tipos de cianocrilatos, uno tiene un éster de metilo y el otro de etilo.

El cianocrilato no se pega en el interior del envase que lo contiene porque para que el pegamento pueda cumplir su función necesita de la humedad para poder activarse. Dentro del tubo no hay humedad, pero cuando se abre y el compuesto químico entra en contacto con la humedad relativa del aire se activan las moléculas que confieren su capacidad adhesiva.

El proceso químico consiste básicamente en que los monómeros de cianocrilato polimerizan al entrar en contacto con el hidrógeno del vapor de agua. La polimerización convierte al cianocrilato en adhesivo al establecerse potentes enlaces covalentes.

Coover no se lucró por su maravilloso invento que nos ha hecho la vida más fácil, pero desde el año 2004 su nombre forma parte del Paseo de la Fama de los inventores. En el año 2010, cuando ya era nonagenario, recibió de manos del presidente Barack Obama la merecida Medalla Nacional de Tecnología e Innovación.

ABC