Planeta X: 7 curiosidades sobre ese misterioso cuerpo celestial

El término ‘Planeta X’ fue introducido al mundo de la astronomía a principios del siglo XX para denominar a un hipotético cuerpo celeste que, según los cálculos, debería existir más allá de la órbita de Neptuno. En diferentes tiempos así se le llamó a Plutón, Sedna o incluso Goblin, pero su búsqueda aún continúa.

CCO / Pixabay

Sputnik te acerca siete curiosidades sobre este inalcanzable cuerpo celestial.

1. Un planeta oscuro

Las sospechas de que en lo más lejano de nuestro sistema solar existe un planeta desconocido surgieron justo después del descubrimiento de Neptuno en 1846. Los astrónomos observaron que la órbita del planeta azul era perturbada por la fuerza de gravedad de otro objeto, aún más allá de Neptuno.

No fue hasta 1930 cuando se descubrió Plutón y rápidamente se hizo evidente que el nuevo planeta era algo extraño. Su albedo —índice de luz reflejada— era débil como la de un planeta pequeño, pero los cálculos apuntaban que su fuerza de gravedad era como la de un planeta grande. Los astrónomos supusieron entonces que se trataba de un planeta grande, pero con escasa capacidad de reflejar la luz, comparable con el asfalto en la Tierra.

El planeta enano Plutón captado por la expedición New Horizons en julio de 2015 / © AP PHOTO / NASA/JHUAPL/SWRI

2. Un planeta enano

En 1978 descubrieron el satélite más grande de Plutón, Caronte. El movimiento de ambos cuerpos permitió a los astrónomos calcular la masa de Plutón y resultó que era 500 veces menor que la de la Tierra. Tal peso no podía causar las perturbaciones observadas en la órbita del gigante Neptuno y la búsqueda del misterioso planeta X resurgió con nuevas fuerzas.

Comparación de las dimensiones de la Tierra, la Luna, Plutón y Caronte / CC0 / NASA

3. Un planeta misterioso, décimo y nuevamente misterioso

El significado de la ‘X’ significó diferentes cosas a lo largo del tiempo. El astrónomo Percival Lowell introdujo el término ‘Planeta X’ en 1906 para denominar el hipotético cuerpo celeste que, según los cálculos de las orbitas planetarias, debería existir más allá de Neptuno. Lo curioso es que en sus fotos del espacio, tomadas en 1915, se puede observar a Plutón, 15 años antes de que se descubriera de manera pública. Pero, evidentemente, Lowell no lo notó o no quiso revelarlo al mundo.

Con el descubrimiento de Plutón, la ‘X’ pasó a entenderse como el 10 en números romanos, en referencia al hipotético décimo planeta. Pero, finalmente, en 2006 la Unión Astronómica Internacional le quitó a Plutón su título de planeta y la ‘X’ volvió a ser un símbolo de misterio.

Percival Lowell, astrónomo que en 1906 introdujo el término ‘Planeta X’ para denominar al hipotético cuerpo que influye en la órbita de los planetas exteriores /
CC0 / DOMINIO PÚBLICO

4. Un planeta innecesario

El planeta X permanecía escurridizo hasta 1992. Fue entonces cuando el astrónomo Miles Standish analizó los datos obtenidos durante el paso de Voyager 2 frente a Neptuno y determinó la masa del planeta gigante. Era un 0,5% menor de lo que se estimaba hasta entonces.

La introducción de este sutil cambio en las ecuaciones del siglo XX resolvieron de una vez todas las anomalías en el movimiento de la órbita de Neptuno. Esto hizo a un lado la explicación basada en un desapercibido cuerpo y la teoría del Planeta X quedó en el olvido.

El planeta Neptuno visto desde su satélite Tritón (ilustración gráfica) / CC0 / NASA

5. Un planeta extremadamente lejano

En el mismo 1992 se probó la existencia del llamado Cinturón de Kuiper, un disco de miles de cuerpos que orbitan alrededor del Sol, mucho más lejos que todos los planetas. Lleva el nombre de Gerard Kuiper, el astrónomo que predijo su existencia 41 años antes, en 1951.

Años después se descubrió que algunos de esos cuerpos tienen una órbita excepcionalmente larga y elongada, como la de Sedna, que tarda unos 11.400 años en completarla. En 2015 se descubrió el cuerpo 2015 TG387, apodado Goblin o Duende. Se encuentra en la llamada nube Oort —en la zona más lejana del sistema solar ubicada más allá de Neptuno y más allá del Cinturón de Kuiper— y tiene una órbita aún más larga y elongada que Sedna.

Estas anomalías hasta el momento no tienen explicación alguna y han dado lugar a mucha especulación en cuanto a su origen. Según una de las teorías, sus órbitas han sido deformadas por la fuerza de gravedad de algún cuerpo de enorme masa, como una estrella nómada o un planeta gigante aún desconocido.

Comparación de las órbitas de Sedna, 2012 VP113 y 2015 TG387 Goblin /
CC BY-SA 4.0 / CARNEGIE INTITUTE OF SCIENCE, DTM

6. Un planeta que retiene

Otro fenómeno que aún debe encontrar su explicación es el brusco fin del Cinturón de Kuiper a una distancia de 48 unidades astronómicas (ua). El cinturón está formado por miles de objetos de hasta 1.000 kilómetros de diámetro y es bastante grueso. Pero su concentración principal se extiende hasta este límite y luego prácticamente desaparece.

Este hecho provoca sospechas de la existencia de un masivo cuerpo sobre ese límite que literalmente ‘barre’ todos los objetos que lo sobrepasen.

Cinturón de Kuiper (ilustración gráfica) /
CC0 / NASA

7. Un planeta congelado

De existir algún planeta tan alejado del Sol, la temperatura en su superficie se aproximaría al cero absoluto —es decir, a —273 °C—, la temperatura más baja posible en el universo. A tales temperaturas todo permanece en estado congelado y puede olvidarse de la existencia de agua, atmósfera, reacciones químicas y, por ende, de la vida.

Así que todo cuento sobre los reptilianos que viven en el misterioso planeta Nibiru en lo más lejano de nuestro sistema solar, puede ir tomándoselos como eso: un cuento.

Sputnik