Los investigadores utilizarán los datos obtenidos de los participantes para crear algoritmos de inteligencia artificial que guíen el comportamiento de los robots autónomos aéreos y terrestres.
El objetivo no es crear un sistema de inteligencia artificial que imite el comportamiento de los jugadores, sino que se comporte según la misma lógica que provoca las actuaciones humanas: en esos consiste el sistema de inteligencia avanzada pretendido.
El resultado final será que centenares de robots implicados en una misma misión, puedan adaptarse, por ejemplo, a un escenario de pérdida de visibilidad por humo mediante algoritmos basados en el comportamiento de los jugadores del experimento.
El objetivo final es bastante disruptivo, porque muchas de las aplicaciones que se realizan en la actualidad para la IA son para entornos deterministas y previsibles.
Lo que pretende esta investigación es proporcionar a robots la misma capacidad que tenemos los seres humanos para reaccionar a situaciones imprevistas (no programadas).
Eso es lo que pretende captar el experimento de la Universidad de Búfalo y transmitir a una máquina compleja de 250 unidades robóticas.
La IA ha experimentado recientemente significativos progresos, como la capacidad de reconstruir pensamientos humanos, de leer la mente, o de escuchar los pensamientos.
La nueva investigación va todavía más lejos, al pretender replicar en máquinas reacciones humanas en entornos abiertos, aprendidas durante un videojuego.