Oceanonek: El robot buceador humanoide que explora naufragios y aviones hundidos

OceanOneK mide aproximadamente 1,5 metros de largo y su cerebro puede registrar el cuidado con el que debe manejar un objeto sin romperlo.

Además del espacio, explorar los océanos es otra de las grandes obsesiones del ser humano. Para ello se inventaron los trajes de buzo y se desarrollaron tecnologías como los submarinos. Sin embargo, el ser humano cada vez crea más alternativas para llegar hasta donde muchas veces no puede. Muestra de ello es OceanOneK, un robot que actúa como buzo para internarse en sitios como barcos o aviones hundidos.

Esta máquina es una creación de científicos de la Universidad de Stanford en California. OceanOneK posee brazos, manos y ojos que tienen visión 3D, lo que le permite capturar el mundo submarino a todo color.

Su estructura hasta aquí es la de un ser humano, pero la parte posterior es alucinante: OceanOneK  tiene computadoras y ocho propulsores multidireccionales para maniobrar con cuidado en los frágiles barcos hundidos.

OceanOneK mide aproximadamente 1,5 metros de largo y su cerebro puede registrar el cuidado con el que debe manejar un objeto sin romperlo, como corales o artefactos erosionados por el mar.

Un operador puede controlarlo, pero está equipado con sensores y cargado con algoritmos para que pueda funcionar de forma autónoma.

Una experiencia sumamente realista

Esta tecnología ofrece una experiencia sensitiva muy real para los operadores, gracias a un sistema de retroalimentación háptica (basada en el tacto) que hace que la persona sienta la resistencia del agua, así como los contornos de los artefactos que el robot toca.

Las capacidades táctiles y visuales realistas de OceanOneK permiten que las personas sientan como si nadaran en las profundidades. Esto tiene grandes ventajas como evitar en los buzos la inmensa presión submarina que llegan a experimentar al estar en el fondo del mar.

Las inmersiones de OceanOneK

Oussama Khatib, especialista en robótica de la Universidad de Stanford, y sus estudiantes se asociaron con arqueólogos de aguas profundas para comenzar a enviar al robot a realizar inmersiones.

Hasta ahora, el robot ha explorado un avión Beechcraft Baron F-GDPV hundido, el barco de vapor italiano Le Francesco Crispi, un barco romano del siglo II frente a Córcega, un avión Lightning P-38 de la Segunda Guerra Mundial y un submarino llamado Le Protée.

En una gira por el Mediterráneo en 2021, OceanOneK se sumergió a estas profundidades sucesivas: 124 metros (406 pies) hasta el submarino, 334 metros (1.095 pies) hasta los restos del barco romano y, en última instancia, 852 metros (0,5 millas) para demostrar que tiene la capacidad de sumergirse a casi 1 kilómetro.

Por supuesto, a lo largo de las diferentes pruebas, el camino para el robot y sus creadores no ha sido sencillo, ya que han tenido que sortear diversos obstáculos técnicos hasta dar con la manera adecuada de operar a OceanOneK.

Robots para ayudar a los humanos en las dificultades de los océanos

OceanOneK realizando pruebas en la piscina recreativa Avery del campus de Stanford. Junto al robot está nadando Wesley Guo, estudiante de posgrado del Laboratorio de Robótica de Stanford. / Andrew Brodhead

“Alejar a los humanos físicamente de los espacios peligrosos e inalcanzables, al tiempo que se conectan sus habilidades, intuición y experiencia a la tarea, promete alterar fundamentalmente el trabajo a distancia”, dijo Khatib.

“Los avatares robóticos buscarán y adquirirán materiales, construirán infraestructuras y realizarán operaciones de prevención y recuperación de catástrofes, ya sea en las profundidades de los océanos y las minas, en las cimas de las montañas o en el espacio”.

Pasado, presente y futuro para OceanOneK

El proyecto nació en 2014 y ya tiene en puerta diversas exploraciones a ciudades submarinas perdidas, arrecifes de coral y naufragios profundos. Una próxima misión explorará un barco de vapor hundido en el lago Titicaca, en la frontera de Perú y Bolivia.

Esta innovación planea también ser un precedente que sirva para tareas como la reparación de embarcaciones, muelles y tuberías. Pero Khatib y su equipo apuntan a proyectos más ambiciosos fuera del planeta.

Khatib dijo que la Agencia Espacial Europea ha expresado interés en el robot. Un dispositivo háptico a bordo de la Estación Espacial Internacional permitiría a los astronautas interactuar con el robot.

Así que puede ser que un futuro no muy lejano OceanOneK pise el espacio de forma tan exitosa como ya lo hace en los mares.

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