Mu-Ming Poo, el señor de los monitos clonados

Desde hace dos años los terrenos que discurren a lo largo de la autopista G-60 que atraviesa el suroeste de Shanghai constituyen una enésima aglomeración de enormes rascacielos, grúas y factorías.

Zhong Zhong (izq.) nació el 27 de noviembre de 2017 y Hua Hua, el 5 de diciembre del mismo año. Se presentaron al mundo en enero de 2018 tras comprobarse que la clonación había sido un éxito. / INSTITUTO DE NEUROCIENCIA DE SHANGHAI

Una sucesión tan interminable como la proliferación de ingentes carteles que jalonan la ruta aludiendo al magno proyecto que pretende crear en este enclave una alternativa a Silicon Valley como parte del ambicioso plan de Pekín para sustituir a EEUU como líder en todos los sectores, incluido el científico.

Aquí, en el suburbio de Songjiang, se instalará el nuevo Parque de Innovación sobre el Cerebro y la Inteligencia G60, que se creará al socaire de la aparición en esta ciudad de dos de sus inquilinos más mediáticos: los monos clonados Zhong Zhong y Hua Hua, que cumplen un año de vida.

El complejo pretende especializarse en el desarrollo industrial de la clonación de esta especie, su posterior utilización en investigaciones referidas a la neurociencia y el desarrollo de medicamentos, como explicó el principal adalid de este proyecto, el popular profesor Mu-Ming Poo, artífice también de la creación del equipo de científicos que consiguió la clonación de los macacos.

Zhong Zhong y Hua Hua son quizás el ejemplo más relevante del progreso del sector científico de la nación asiática y otra medalla en la carrera de Poo, director del Instituto de Neurociencia de Shanghai (ION), la misma institución que estableció en 1999 y que ahora es un referente mundial inevitable en este campo. Poo acumula títulos y distinciones y ha ejercido como enseñante en universidades de nombre tan prestigioso como la Johns Hopkins, Yale, Columbia o Berkeley.

Su figura entraña casi tanto simbolismo para China como el logro de Zhong Zhong y Hua Hua, dado que, aunque nativo de este país, el experto emigró con su familia a Taiwán huyendo de la acometida del Partido Comunista y después se instaló en Estados Unidos, a cuya nacionalidad renunció en 2017 para optar por la de la China continental. El profesor se erigió en una de las figuras más emblemáticas de la oleada de científicos formados en el extranjero que decidieron regresar a China y que han contribuido al auge de esta disciplina.

El profesor Mu-Ming Poo

«ION pudo demostrar que con suficiente financiación los neurocientíficos chinos podían hacer contribuciones de alta calidad en la escena internacional», explicó el propio Poo a una publicación especializada.

Bajo la batuta de Poo, el ION creó en 2009 un departamento de investigación sobre primates bajo el supuesto de que, a la hora de utilizar «modelos animales» para indagar sobre el cerebro humano, son mejor «los monos, que tienen antecedentes genéticos uniformes» con respecto a nuestra especie, en palabras del propio científico.

Desde la aparición de la oveja Dolly en 1996, expertos de distintas partes del mundo han conseguido clonar más de dos docenas de mamíferos, incluidos perros, gatos, cerdos, vacas o pequeños ponis, pero el equipo de Poo apostó por duplicar simios en 2012.

Su nacimiento

Aunque la pareja de macacos fue exhibida al mundo el 25 de enero pasado, lo cierto es que habían nacido el año anterior: Zhong Zhong el 27 de noviembre y Hua Hua el 5 de diciembre. El retraso se debió a que el logro científico se presentó primero a Cell, el diario más relevante del mundo en el campo de la biología, para conseguir su refrendo. «Es difícil garantizar cómo responderá la opinión pública a este tipo de asunto. Si las publicaciones académicas no lo hubieran aceptado, no se podría haber considerado como un progreso», indicó Eshine Lee en la página web de Cell.

Algunos expertos occidentales ponen en cuestión la viabilidad futura de esta investigación ante el alto número de intentos abortados que se registraron durante todo el proceso. Los animales fueron los dos únicos que lograron vivir de una serie que recurrió a 127 células fibroblasto recuperadas del feto de un mono fallecido. «El bebé ya estaba muerto y resucitó de forma milagrosa en forma de los dos monos clonados», argumentó Eshine Lee.

Los científicos chinos también intentaron clonar monos a partir de células somáticas, que son mayoría en el ser humano, pero de las 290 que se utilizaron sólo consiguieron obtener dos crías que murieron en menos de 30 horas.

Como reconoció el director del programa de células madre del Hospital Infantil de Boston, Leonard Zon, lo acaecido en Shanghai coloca a la ciencia «más cerca de replicar a los seres humanos que nunca. Esto plantea preguntas sobre si queremos avanzar en esa dirección». Para Michael Donovan, un experto en ingeniería biomédica instalado en China desde hace varios años, China se muestra «más flexible» que Occidente «a la hora de forzar los límites» éticos respecto a este tipo de investigaciones.

La reacción de Pekín ante las dudas ha sido establecer un férreo control en la difusión de las informaciones referidas a los macacos. El propio Mu-Ming Poo reconoció a Crónica que ha recibido la orden de la Academia China de Ciencias, el organismo que tutela su instituto, de no conceder entrevistas a los medios de comunicación.

El Instituto de Neurociencia de Shanghai volvió a mostrar a la pareja de monos en abril, distribuyendo a la prensa local una serie de fotografías en las que se los podía ver tomando el sol en su incubadora o apurando un biberón en brazo de uno de los científicos. Más tarde, el jefe directo del equipo creador de Zhong Zhong y Hua Hua, Sun Qiang, aprovechó su paso por el Festival de Ciencia de Shanghai, uno de los más importantes del mundo, para indicar que los dos simios acaban de dejar de alimentarse con leche, han abandonado las incubadoras y ahora son capaces de comer como si fueran adultos.

Poo ha rechazado los señalamientos de asociaciones contrarias a la experimentación con animales, replicando que no entienden el beneficio que estas pruebas pueden entrañar para los seres humanos. «Las normas que seguimos en la investigación con monos son más estrictas que las de Europa o EEUU», manifestó en en el mes de julio durante la presentación del Parque de Innovación sobre el Cerebro y la Inteligencia G60.

Poo aclaró que el siguiente paso de este proceso es generar toda una camada de monos clonados que se pueda usar en investigaciones científicas relacionadas con dolencias como el alzhéimer y el párkinson, aprovechando su similitud con nuestra especie.

Pekín ya ha reiterado en varias ocasiones que su Gobierno se opone a la clonación con fines «reproductivos» -y eso incluye la hipótesis de los seres humanos- pero «apoya la clonación con fines terapéuticos».

El hallazgo de Shanghai es tan sólo un reflejo del considerable esfuerzo que ha realizado el Ejecutivo chino a la hora de subvencionar la ciencia local, hasta ser ya la segunda nación que más invierte en investigación y desarrollo -sólo por detrás de Estados Unidos- y la primera en número de publicaciones en medios científicos.

Esta determinación política se ha traducido en altos sueldos para los investigadores y jugosos premios para los que colocan sus estudios en los diarios o revistas de renombre. Según una investigación que difundió el año pasado la Universidad de Nanjing, la primera que adoptó este método en 1990, las recompensas han pasado de los 25 dólares que se solían pagar en aquellos días, a los dos millones que percibió el año pasado un equipo de científicos de la Universidad de Agricultura de Sichuan por conseguir difundir uno de sus estudios en Cell.

Sonoros escándalos

Eso ha repercutido en el número de artículos publicados en el exterior del país, que ha pasado de los poco más de 13.000 que se contabilizaron en 1996 a los más de 232.000 de 2014, según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas China. Pero también puede haber sido un factor determinante para que los investigadores de este país sean los que más han tenido que retirar artículos de este tipo de publicaciones desde 2012 -según cifras de Retraction Watch, un blog dedicado a documentar este sector-, en medio de cuestionamientos sobre el rigor de los supuestos estudios y sonoros escándalos.

El propio Poo ha alertado sobre «la cantidad y no la calidad». «Es un problema grave. En las ciencias biológicas, son pocos los laboratorios pioneros en su sector. Nuestra comunidad científica es joven todavía», asumió el neurocientífico, «y nuestras instituciones en su mayoría carecen de la tradición de apostar por la ciencia innovadora».

El Mundo