Michio Kaku: “Pronto habrá atascos de tráfico en la Luna”
December 12, 2018 El Mundo , NoticiasEl físico estadounidense de origen japonés publica ‘El futuro de la humanidad’, un ensayo sobre viajes interestelares, inmortalidad y la fuga de la Tierra en caso de peligro de extinción.
Un terremoto fue el causante de que Michio Kaku naciera en Estados Unidos. Su abuelo era un campesino japonés al que se le permitió la entrada al país si trabajaba en las obras de reconstrucción de San Francisco, tras el terrible seísmo que destruyó la ciudad en 1906. Su padre fue jardinero y camionero; su madre, limpiadora doméstica. Nada aventuraba que en este hogar californiano de religión budista iba a nacer un niño en 1947 que se educaría en una escuela cristiana y que se convertiría en uno de los científicos más populares del mundo.
Kaku es un físico teórico especialista en la teoría de campo de cuerdas que fascina a sus seguidores (y escandaliza a sus detractores) con unas predicciones basadas en los pasos de la ciencia actual. Algunas de sus tesis son tan impactantes que uno tiene que revisar su currículum para no pensar que está ante un echador de cartas que lee la buenaventura en una tele local en horario de madrugada. Admirador de Isaac Asimov y buen jugador de ajedrez, este hombre ha llevado la divulgación científica al prime time televisivo y a las listas de los libros más vendidos. Kaku, que luce su melena blanca como una constelación del horóscopo, habla sobre El futuro de la humanidad (Ed. Debate), una obra sobre cómo podríamos evitar la extinción de la raza humana, desde su despacho de la Universidad de Nueva York.
P. Antes de todo, ¿es optimista sobre el futuro?
R. Nuestro futuro depende de la exploración del espacio. Los dinosaurios no tenían programa espacial, por eso no están aquí hoy. Nosotros, sí. Piense que el 99,9% de las especies que han pisado la Tierra desde que se formó se han extinguido. La extinción es algo normal en la naturaleza. Si nosotros somos la excepción es porque tenemos cerebro. Por ello considero inevitable que, en algún momento, afrontemos una crisis de supervivencia que podría ser climática, derivada de una guerra nuclear o provocada por una pandemia.
P. ¿Es el espacio el plan B más viable?
R. Así lo creo. Necesitamos una póliza de seguros y el espacio es la salvación. Estamos empezando una segunda era dorada de los viajes espaciales. La primera se desarrolló con el Programa Apolo, cuyo presupuesto en 1966 equivalía al 5% del PIB de Estados Unidos, una cifra que hoy es inasumible. Pero en estos años los costes se han derrumbado y hay empresas privadas y países que no son superpotencias que invierten en programas espaciales. En esta nueva era son los billonarios de Silicon Valley los que van a pagar la factura.
P. ¿No es peligroso que la conquista espacial quede en manos de inversores privados y no en agencias gubernamentales?
R. La iniciativa privada es buena porque es más eficiente, barata e imaginativa que cualquier gobierno. Y, sobre todo, porque los ciudadanos no tienen que asumir los costes.
P. Pero nadie invierte sin buscar un beneficio…
R. Eso es innegable. Ése es el objetivo final de estas empresas. Muchos de sus inversores tienen una visión y por eso gastan tanto dinero. Por ejemplo, Elon Musk ha soñado con viajes interplanetarios desde que era niño. Por su parte, Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, quiere que la Tierra sea un jardín, que la industria pesada salga fuera de la atmósfera.
P. ¿Por qué lo hacen?
R. Tenga en cuenta que tener una visión es muy importante. En los 60 teníamos una: ganar a los rusos. Y triunfamos. Luego todo se desmoronó. La NASA no sabía donde ir, carecía de incentivos. Ahora hay dinero nuevo e ideas nuevas. Pronto ir a la Luna no será raro y habrá atascos de tráfico por culpa de los transportes privados.
P. Esta supuesta saturación necesitará de un nuevo marco jurídico. ¿Está desfasado el Tratado sobre el espacio exterior de 1967?
R. Sí. En esa época nunca se pensó que las empresas privadas entrarían en la carrera espacial. Era inimaginable. Sólo se firmó con un fin: evitar el uso de armas nucleares o de destrucción masiva en el espacio por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética. Además, ahora hay muchos más actores. China, Europa, Japón, Rusia e India tienen objetivos lunares.
P. Ha hablado de las visiones de los millonarios de Silicon Valley. Sin embargo las opiniones respecto a la inteligencia artificial de Elon Musk y Mark Zuckerberg son radicalmente opuestas.
R. Es cierto y creo que ambos tienen razón. Musk dice que los robots terminarán reemplazándonos mientras que Zuckerberg considera que nos aportarán prosperidad. Considero que su uso beneficiará a la economía pero que no hay que ser naif, en algún momento se pueden volver autosuficientes. He entrevistado a los mejores ingenieros de robots del mundo y reconocen que ahora los prototipos tienen una inteligencia muy básica. Pero esto cambiará rápidamente. Evolucionarán. Pronto tendrán la inteligencia de una rata, luego la de un perro… Cuando lleguen a la del mono tendremos que preocuparnos, eso sí será peligroso porque los monos son conscientes de que no son humanos.
La carrera de Michio Kaku parece un telefilme dedicado al sueño americano. El guion es fascinante: un adolescente de familia humilde que, aún en el instituto, construye en el garaje de sus padres un colisionador de partículas atómicas de más de 200 kilos capaz de crear un campo magnético 20.000 veces más potente que el de una persona. Su objetivo es generar un haz de rayos gamma con la suficiente potencia para crear antimateria. Con semejante proyecto escolar, Michio Kaku se presenta en la feria de ciencia de Albuquerque, Nuevo México, y deja boquiabierto a Edward Teller, padre de la bomba de hidrógeno. Una carta de recomendación de este científico permite que, en 1968, Kaku obtenga una beca de la Universidad de Harvard.
Así empezó todo.
P. ¿Modificará esta era supertecnológica de viajes interestelares la visión del ser humano sobre Dios y las religiones?
R. La invención del telescopio tuvo implicaciones religiosas porque la gente buscaba el paraíso en el cielo. Hoy ya nadie habla ya del cielo como un lugar físico. En 1600 Giordano Bruno fue quemado en la hoguera por haber dicho, entre otras cosas, que podría haber otras civilizaciones en el cosmos. Esta tesis era una amenaza para la Iglesia porque provocaba preguntas que antes no se habían hecho: ¿tendrían los extraterrestres un Papa? ¿Creerían en la Santísima Trinidad? Cuando Galileo fue juzgado ya declaró que la ciencia tiene que saber hacia dónde van los cielos mientras que la Iglesia es la encargada de enseñar cómo entrar en el cielo. Ahí está el matiz. Obviamente, desde entonces la Iglesia ha madurado mucho. No hay conflicto ni lo habrá.
P. Con una vida eterna, el teletransporte, etc, da la impresión de que mis bisnietos serán dioses.
R. Piense que la esperanza de vida en 1900 en EEUU era de 49 años. Mercurio era el dios romano de la velocidad, del comercio, y mire lo fácil que es comprar en internet y que te llegue un paquete en unas horas…
P. Entonces, según usted, Amazon es el nuevo dios Mercurio…
R. (Se ríe) Estoy seguro de que si nosotros pudiéramos ver a nuestros descendientes dentro de un siglo nos parecerían dioses griegos.
P. Usted predice avances que derrotarán a la muerte. ¿Está el ser humano preparado para asumir la inmortalidad?
R. En primer lugar habrá una inmortalidad digital, ya que se sabrá todo sobre uno. Se creará un avatar con toda nuestra información -nuestra huella digital- con fotos, correos, conversaciones… Será una especie de biblioteca del alma. Algún día, en lugar de leer un libro sobre Churchill hablaremos con él. Imagine que además de toda su información fuéramos capaces de reproducir su cerebro neurona a neurona. Respecto a una inmortalidad física, ésta llegará gracias a la manipulación genética. Nuestros genes se podrán reparar con la facilidad con la que un mecánico hoy arregla un motor.
P. Si es tan optimista por qué considera que debemos evitar cualquier contacto con los extraterrestres.
R. Es muy arrogante decir que estamos solos en el universo. Yo estoy seguro de que en algún lugar hay otras civilizaciones. Creo que cualquier civilización espacial avanzada será pacífica. Si nos llevan millones de años de ventaja, es tiempo más que suficiente para que hayan resuelto sus problemas y no sean colonizadores. Pero debemos estar preparados por si no es así. Por eso tenemos que ser prudentes y pasar desapercibidos. Además, dudo de que tengan interés en nosotros si están muy evolucionados.