Menos luz durante varios años del siglo VI en el hemisferio norte de la Tierra

Un estudio reciente indica que unas erupciones volcánicas a mediados del siglo VI resultaron en un periodo anormalmente sombrío y frío. En especial, los años 536 y del 541 al 544 fueron muy difíciles para muchas personas.

Un tronco subfósil de árbol siendo extraído de un lago. / Samuli Helama / Natural Resources Institute Finland

Los aerosoles que fueron liberados en la atmósfera durante las erupciones interceptaron una parte significativa de la luz solar durante un largo tiempo.

Un tiempo prolongado de escasa luz pudo dificultar la supervivencia de los humanos. La tasa de crecimiento de los vegetales depende de la cantidad de luz solar disponible. La producción de alimentos, por ejemplo, a través de la agricultura o de la ganadería, depende de la misma energía solar, en el primer caso de modo directo, y en el segundo de modo indirecto (el ganado se alimenta principalmente de alimentos vegetales). Además de este problema, los humanos nos volvemos más propensos a enfermar si no estamos expuestos a la suficiente luz solar para producir vitamina D.

La Vitamina D puede ser obtenida de algunos alimentos, así como de una buena exposición directa al sol. Sin esos alimentos, solo la luz solar puede prevenir que suframos un déficit de vitamina D. Esta es producida indirectamente por la piel como respuesta ante la luz del Sol, y se metaboliza después en una forma adecuada para su uso por nuestro cuerpo.

Los resultados de la investigación, basada en análisis de anillos de crecimiento anual en troncos de árboles, y llevada a cabo por el equipo de Markku Oinonen, del Laboratorio de Cronología adscrito al Museo Finlandés de Historia Natural, muestran que la anomalía climática, que afectó a todo el hemisferio norte, fue el resultado conjunto de varias erupciones volcánicas de gran magnitud. La serie de anillos de crecimiento anual de troncos subfósiles o intactos abarca los últimos 7.600 años.

Las condiciones climáticas excepcionalmente pobres de aquellos años fueron perjudiciales en un grado considerable para la agricultura y redujeron de manera significativa la producción de vitamina D en la población. Esto significa que las personas cuyo estado físico ya era precario por culpa del hambre, tuvieron también que lidiar con las consecuencias de tener un sistema inmunitario debilitado. De hecho, esa época coincide con una epidemia de peste bubónica que diezmó la población de numerosas regiones europeas.

NCYT