El desierto de Atacama, en Chile, se considera un análogo de Marte: en ese lugar, se hallaron virus que infectaron bacterias y se extendieron a lo largo de 200 kilómetros. Según un nuevo estudio desarrollado por un equipo internacional de científicos y liderado por la Universidad de Duisburg-Essen, en Alemania, estas manifestaciones de la vida terrestre podrían propagarse ampliamente en una nave espacial con destino a Marte.
Los investigadores, dirigidos por el Dr. Alexander J. Probst, llegaron a estas conclusiones principalmente teniendo en cuenta los patrones de dispersión de los virus. Según indicaron en estudios publicados en las revistas Msystems y Microbiome, los virus podrían multiplicarse debajo de las rocas marcianas, tal como sucede en Atacama a pesar de la desecación.
En los ambientes más extremos
Para los científicos, la identificación de virus y microbios en la región no polar más seca y con mayor radiación intensiva de la Tierra es realmente sorprendente: el calor y la extrema sequedad del desierto chileno no pueden dañar a algunas variedades de microorganismos. Lejos de verse afectados, pueden incluso multiplicarse con suma eficacia bajo la tierra.
Con una extensión de más de 100.000 kilómetros cuadrados, el desierto de Atacama atraviesa toda la costa del Pacífico perteneciente a Chile, convirtiéndose en una los sitios más áridos del planeta. Las precipitaciones anuales alcanzan un promedio de 0,5 milímetros, menores incluso que las registradas en otras regiones áridas y secas del planeta, como por ejemplo el Valle de la Muerte en California, Estados Unidos.
El clima y el ambiente de Marte pueden relacionarse directamente con esta clase de regiones desérticas: en función de esto, Atacama es una zona utilizada para poner a prueba teorías y herramientas a emplear en Marte. De acuerdo a una nota de prensa, también podría ser útil ahora para evitar la propagación de virus “exportados” desde la Tierra hacia el planeta rojo.
Capacidad de adaptación
Los científicos identificaron microbios muy específicos llamados arqueas (Archaea), que dominan las partes más secas de Atacama. Para los expertos, el hecho va más allá de nuestro conocimiento actual sobre esta forma de vida y su capacidad de resistencia y adaptación. En concreto, descubrieron arqueas oxidantes de amoníaco que han desarrollado numerosas resistencias a las agresiones del clima.
La proliferación tiene lugar en las zonas del desierto cubiertas de rocas, donde los microorganismos encuentran protección de la radiación ultravioleta. Vale destacar que los campos de rocas cubren hasta un 25% del núcleo más árido del desierto de Atacama. Hasta el momento, el suelo debajo de las rocas no había sido considerado como un hábitat especial para el desarrollo de microbios o virus.
Virus terrestres en Marte
Los desiertos son uno de los ecosistemas terrestres más grandes y en rápida expansión, que se caracterizan por una baja biodiversidad. El sector más árido del desierto de Atacama, que anteriormente se pensaba totalmente desprovisto de vida, es uno de los entornos más duros de la Tierra: solo admite una escasa variedad de microbios altamente adaptados.
Pero los resultados de la investigación demuestran que diversos virus están ampliamente dispersos por el desierto, lo que podría propagar genes de resistencia al estrés y garantizar su supervivencia y mayor proliferación.
Considerando estos datos y la relación con al ambiente marciano, no resulta extraño pensar que una nave espacial terrestre puede “contaminar” Marte con estos microorganismos, que encontrarían en el planeta rojo distintos aspectos y características ideales para su multiplicación.