El apareamiento durante decenas de miles de años entre diferentes grupos anatómicamente similares de Homo sapiens conformó el ADN de los humanos modernos, según una investigación internacional liderada por la Universidad McGill, en Canadá, y la Universidad de California-Davis, en Estados Unidos. Esta hipótesis indica que las características del ser humano contemporáneo se generaron a partir de la mezcla entre grupos con diferencias mínimas, similares a las que se observan actualmente en las distintas poblaciones humanas.
Diferentes visiones sobre nuestro origen
Anteriormente se pensaba, según distintas teorías, que el humano moderno se había conformado a partir de la mezcla con humanos arcaicos y notablemente diferentes desde un punto de vista anatómico, como por ejemplo el Homo naledi. Ahora, el nuevo estudio publicado recientemente en la revista Nature aporta una comprensión renovada sobre los orígenes humanos en África, muy diferente a la idea del surgimiento a partir de una sola población ancestral central en África hace unos 150.000 años o la interacción con homínidos similares a los neandertales.
“El modelo clásico sugiere un origen único para el Homo sapiens, indicando que los humanos modernos aparecieron por primera vez en el este o el sur de África. Sin embargo, ha sido difícil reconciliar estas teorías con los limitados registros fósiles y arqueológicos de ocupación humana de sitios tan lejanos como Marruecos, Etiopía o Sudáfrica, que muestran que el Homo sapiens se encontraba viviendo en todo el continente africano desde hace al menos 300.000 años, o sea mucho antes de lo sugerido por estas teorías”, indicó en una nota de prensa la científica Brenna Henn, una de las autoras del nuevo estudio.
En el marco de la primera prueba sistemática que intenta integrar los modelos antropológicos con los datos genéticos, el equipo trabajó hacia atrás a partir del material genómico contemporáneo de 290 individuos, integrantes de cuatro grupos africanos geográfica y genéticamente diversos. El objetivo era rastrear las similitudes y diferencias entre las poblaciones durante el último millón de años, obteniendo información a partir de las interconexiones genéticas y la evolución humana en todo el continente.
Los grupos estudiados fueron los Nama, de Sudáfrica, los Mende, de Sierra Leona, los Gumuz, de Etiopía, y los Amhara y Oromo, agricultores del este de África. Los científicos también incluyeron un porcentaje de material genético euroasiático, para sumar las “huellas” de las incursiones coloniales y la mezcla racial que caracteriza al continente africano.
Un nuevo modelo de mestizaje
Los nuevos resultados se contraponen notoriamente con la idea de que nuestra especie puede haberse cruzado con parientes extintos en África, que tenían una anatomía significativamente diferente a la nuestra. Al mismo tiempo, indican que los humanos modernos no evolucionaron a partir de un solo grupo primario que luego se fue dividiendo, sino de varias poblaciones con diferencias anatómicas mínimas, que se mezclaron durante extensos períodos de tiempo.
Según declaraciones que recoge Live Science de Simon Gravel, otro de los autores del nuevo estudio, las diferencias entre estos grupos antiguos que se mezclaron habrían sido mínimas, “casi tan bajas como las observadas entre las poblaciones humanas contemporáneas”, indicó el especialista.
Estos nuevos hallazgos también sugieren que los humanos modernos no se habrían cruzado con Homo naledi u otros grupos de homínidos anatómicamente diferentes, al menos de alguna forma que pudiera detectarse en los humanos contemporáneos. Se sabe, sin embargo, que probables nuestros ancestros coexistieron con formas anatómicamente arcaicas, como Homo naledi y otras similares.
Los científicos sostienen que el nuevo modelo de mestizaje con grupos anatómicamente similares puede explicar mejor la variación genética observada en los humanos modernos: concluyen en el nuevo estudio que alrededor del 1 % al 4 % de las diferencias genéticas en las poblaciones humanas modernas pueden provenir de esta mezcla prehistórica en África. Sin embargo, se espera que en el futuro el análisis con nuevas tecnologías del ADN antiguo, recuperado de fósiles en África, proporcione formas directas de comprobar por completo este nuevo modelo.
Referencia
A weakly structured stem for human origins in Africa. Aaron P. Ragsdale, Timothy D. Weaver, Elizabeth G. Atkinson, Eileen G. Hoal, Marlo Möller, Brenna M. Henn and Simon Gravel. Nature (2023). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-023-06055-y