Los genes que hacen que los zorros sean tan cariñosos como los perros

La primera secuenciación del genoma del zorro ha permitido detectar 103 regiones en los cromosomas aparentemente implicadas con la docilidad.

Desde hace 40 generaciones, una institución rusa ha seleccionado a los zorros más dóciles. Estos han desarrollado rasgos propios y un comportamiento muy amigable hacia los humanos / Darya Shepeleva/Instituto Ruso de Citología y Genética, en Novosibirsk (Rusia)

El zorro rojo (Vulpes vulpes) y el perro (Canis familiaris) son canes que se separaron evolutivamente hace unos 10 millones de años. Ambos han seguido caminos muy distintos. Los zorros están entre los carnívoros más exitosos y extendidos del planeta y los perros se han convertido en los mejores amigos del hombre, gracias al proceso de domesticación de los lobos que comenzó hace unos 15.000 años.

Los zorros, a diferencia de los perros, suelen mostrarse asustados o agresivos ante la presencia humana. Un estudio que se acaba de publicar en la revista Nature Ecology & Evolution ha revelado la que podría ser la base genética de estas diferencias de comportamiento social. Por primera vez han secuenciado el genoma del zorro, y además lo han hecho en varias ocasiones para analizar los genes tanto de zorros domesticados como de animales no domesticados. Los hallazgos les han permitido identificar 103 regiones de sus cromosomas relacionadas con el comportamiento. Esto podría ayudar a tratar desórdenes neurológicos en humanos, como el trastorno bipolar o el autismo.

Zorro dócil en el Instituto Ruso de Citología y Genética / Darya Shepeleva/Instituto Ruso de Citología y Genética, en Novosibirsk (Rusia)

«Hemos estado esperando esta herramienta durante mucho, mucho tiempo», ha dicho en un comunicado Anna Kukekova, primera autora del estudio e investigadora en la Universidad de Illinois (EE.UU.). «En nuestros trabajos anteriores tratamos de identificar las regiones del genoma del zorro implicadas en el comportamiento dócil y agresivo, pero no teníamos un genoma de referencia. Ahora tenemos una mejor fuente para estudiar la base genética del comportamiento».

El largo experimento de domesticar zorros

Kukekova ha estado trabajando con el zorro rojo desde 2002, pero este animal ha sido un modelo de estudio para el comportamiento desde los años sesenta. Las investigaciones de Dmitry Belyayev, en el Instituto Ruso de Citología y Genética, en Novosibirsk, Rusia se centraron en el origen del pelaje de los zorros, pero pronto derivaron en estudios sobre comportamiento. Belyayev hipotetizó que seleccionar zorros mansos llevaría a cambios hormonales y neuroquímicos, puesto que el comportamiento tiene una base biológica. Por eso, se propuso domesticar zorros salvajes y, para ello, escogió a una variante de los zorros rojos, los zorros plateados.

Los investigadores se dedicaron a elaborar una serie de pruebas para evaluar el grado de docilidad o mansedumbre y la tendencia de los animales a interactuar con sus cuidadores. Después de cerca de 40 generaciones, los zorros escogidos por su docilidad eran más proclives a interaccionar con humanos, a demandar su atención, a olisquearles y a lamerles. Movían sus colas cuando estaban contentos o agitados. Además, mostraban menos miedo ante nuevas situaciones, y se comportaban de una forma más curiosa.

Un niño pasea con un zorro dócil en el Instituto Ruso de Citología y Genética / Darya Shepeleva/Instituto Ruso de Citología y Genética, en Novosibirsk (Rusia)

Aparte de esos rasgos de comportamiento, estos zorros dóciles mostraron interesantes cambios físicos: tendieron a exhibir orejas más flexibles, colas más cortas o más curvadas, periodos reproductivos más largos, cambios en el pelaje y hasta transformaciones en la forma de los cráneos, mandíbulas y dientes. Además, perdieron el característico y fuerte olor de los zorros, y sus niveles de estrés, medidos por la cantidad de cortisol en sangre, disminuyeron.

De vuelta a la actualidad, el equipo de Kukekova secuenció y ensambló el genoma del zorro y luego lo comparó con tres poblaciones distintas: una de animales agresivos, otra de zorros domesticados en granja, pero no seleccionados en función de ningún rasgo, y otra de animales dóciles, seleccionados en las instalaciones de Novosibirsk. En concreto, el equipo de Kukekova secuenció los genomas de 10 zorros de cada población.

Las 103 diferencias

Así averiguaron que estas tres poblaciones mostraban diferencias en 103 regiones del genoma.

«Identificar estas regiones con esta resolución estaba más allá de mis expectativas», ha dicho Kukekova. «Ahora, por primera vez, pudimos no solo señalar una parte del cromosoma que hace a los zorros más dóciles o agresivos, sino identificar genes reponsables».

Zorros domesticados rusos / Kingston Photography

A continuación, compararon estas 103 regiones con otras secuencias similares de mamíferos, y observaron ciertos parecidos. Por ejemplo, una de estas regiones del genoma les llevó a zonas que son importantes para la domesticación del perro y que están asociadas al síndrome de Williams-Beuren en humanos. Este se caracteriza por la aparición de un comportamiento inusualmente alegre y tranquilo ante los desconocidos, junto con arrebatos de mal humor, así como otros problemas, como retraso mental o deficiencias en el desarrollo del lenguaje.

«Curiosamente, encontramos que esta región relacionada con el síndrome Williams-Beuren es similar a la que aparece en zorros salvajes, no en los dóciles», ha dicho Kukekova. Según ella, el hecho de que sea al revés de como se espera subraya la necesidad de investigar estos genes para averiguar cuál es su implicación en el comportamiento.

SorCS1, ¿el gen de la docilidad?

Los investigadores profunfizaron más. Descubrieron que una variante del gen SorCS1, que está implicado en la formación de sinapsis (conexión entre neuronas) y plasticidad (importante para el aprendizaje, entre otras muchas cosas), estaba presente entre zorros especialmente dóciles y atentos con los humanos. Sin embargo, dicha variante no estaba presente entre los zorros más agresivos.

«Creemos que este gen hace a los zorros más dóciles, pero no queremos darle demasiada importancia. La docilidad no está relacionada con un solo gen», ha dicho Kukekova. «El panorama es definitivamente mucho más complicado».

Si parece que ciertas variantes del gen SorCS1 puede regular la aparición del comportamiento dócil, lo que está claro es que los zorros rojos son un modelo muy prometedor para estudiar las bases genéticas del comportamiento social, un asunto clave en la biología evolutiva y con interesantes implicaciones para la genética humana.

ABC