Los diez científicos asiáticos que pueden cambiar el mundo

La revista «Nature» escoge a los investigadores «estrella» del Este de Asia en campos como la inteligencia artificial, la lucha contra enfermedades emergentes o la edición genética.

Jingmei Li estudia la genética detrás del cáncer de mama / Nature

La prestigiosa revista «Nature» ha escogido a los diez científicos más brillantes de Asia Oriental, cuyas contribuciones pueden suponer grandes impactos a escala global en diferentes campos, desde la inteligencia artificial o el desarrollo de biocombustibles a la lucha contra las enfermedades emergentes o el poder de las nuevas herramientas de edición genética. Hong Kong, Malasia, Singapur, Corea del Sur y Taiwán son sus países de procedencia.

«El trabajo de estos investigadores ejemplifica la creciente destreza científica de Asia Oriental. Sus descubrimientos no solo aumentan la posición de estas regiones, sino que ayudan a mejorar vidas a través de avances en la salud, la agricultura y la tecnología», apunta Nicky Phillips, jefe de la oficina de «Nature» en Asia-Pacífico. Uno de los aspectos más interesantes es el destacado papel de las mujeres.

Malik Peiris, el centinela de los virus

Malik Peiris / Croucher Foundation

A finales de 2002, una enfermedad respiratoria misteriosa y debilitante surgió en la provincia china de Guangdong y luego se extendió a Hong Kong y finalmente al resto del mundo. El síndrome respiratorio agudo severo (SARS), como se llamó a este mal, «salió de la nada», explica el propio Malik Peiris en «Nature». Mató a casi 800 personas en más de dos docenas de países.

Pero el peaje del SARS podría haber sido mucho peor si no hubiera sido por este virólogo de la Universidad de Hong Kong, uno de los principales especialistas en enfermedades emergentes. A pesar de que el virus podría matarles a ellos o a sus familias, Peiris y sus colegas rápidamente fijaron la causa y desarrollaron medidas para controlarlo.

Jingmei Li contra el cáncer de mama

Jingmei Li / Archivo

La investigadora Jingmei Li, del Instituto del Genoma de Singapur, analiza la información recopilada de mujeres con cáncer de mama para detectar factores de riesgo que las hacen más susceptibles de desarrollar la enfermedad. Para hacer esas predicciones, Li busca marcadores genéticos además de factores de estilo de vida, como la obesidad, vinculados a una mayor probabilidad de sufrir tumores. Además, utiliza imágenes de mamografías para estudiar la densidad de la mama.

«Creo que la genética es el camino a seguir», dice la investigadora. «No lo resuelve todo, pero al menos puedes identificar la población de alto riesgo», de forma que los médicos puedan enviar a esas personas a ser examinadas de forma eficaz.

Huey-Jen Jenny Su, la guardiana del aire

Huey-Jen Jenny Su / NCKU

Tras pasar más de una década midiendo los niveles de contaminantes en casas y lugares de trabajo para saber cómo impactan en la salud de sus ocupantes (por ejemplo, aumentando la incidencia del asma), Huey-Jen Jenny Su propuso a los funcionarios de Taiwán algo radical: adoptar regulaciones para garantizar la calidad del aire en el interior de los edificios. En 2005, el país estableció límites para los niveles de ciertos contaminantes en el interior, y en 2012 el gobierno introdujo leyes para regularlos. La investigadora dice que ella y su equipo tenían tanta y tan sólida cantidad de evidencias científicas que «nadie podría desafiar la decisión».

Suzana Yusup convierte la basura en combustibles

Suzana Yusup / Nature

La ingeniera Suzana Yusup convierte los residuos agrícolas de Malasia en biocombustibles. Para ello utiliza aceite de cocina usado, aceite de semillas de caucho y destilados desechados de las refinerías de aceite de palma. Además, cuando se enteró de que los productores de arroz alrededor de su universidad estaban luchando contra las plagas, las malas hierbas y la amenaza para la salud que suponen los plaguicidas químicos, Yusup comenzó a desarrollar bioplaguicidas más seguros basados en compuestos vegetales. Para producirlos, adaptó las técnicas e instalaciones en su laboratorio.

Loh Kian Ping, de las ranas al grafeno

Loh Kian Ping / NUS

Cuando era niño, Loh Kian Ping se enamoró de la ciencia después de ver unos especímenes disecados de ranas. Décadas más tarde, ya en la Universidad Nacional de Singapur, el químico físico volvió a inspirarse en las ranas, pero para hacer uno de sus descubrimientos clave. Imitando cómo los anfibios se prenden de las hojas, Loh desarrolló un método para desarrollar grafeno en obleas de silicio, lo que podría ayudar en aplicaciones industriales como la mejora de las comunicaciones ópticas.

Yvonne Ai Lian Lim, la mujer de las heces

Yvonne Ai Lian Lim / Nature

Yvonne Ai Lian Lim ha pasado más de dos décadas trabajando para reducir las infecciones parasitarias en poblaciones indígenas en Malasia. Como parte de su proyecto de doctorado en la década de 1990, Lim recogía muestras de heces de individuos de distintas aldeas en el oeste del país para verificar si en ellas había signos de parásitos protozoos. Mientras iba de cabaña en cabaña, sus sujetos de estudio decían: «¡Ya viene la mujer de las heces!». Ella se lo tomaba con humor, lo que la hizo aún más popular entre las gentes.

Dos décadas más tarde, Lim es parasitóloga y vicedecana en la Facultad de Medicina de la Universidad de Malaya en Kuala Lumpur, donde continúa estudiando los parásitos entre los indígenas de las tribus. Ha descubierto cómo la tasa de infecciones por gusanos persiste solo en ciertas poblaciones, generalmente en lugares afectados por la pobreza y un saneamiento deficiente.

Vivian Yam, la señora de la luz

Vivian Yam / CIFAR

Gran parte de la electricidad producida a nivel mundial tiene que ver con la iluminación, y una gran parte de esa energía se desperdicia por culpa de bombillas ineficientes. Otras son más eficaces, pero contienen materiales ambientalmente peligrosos como el mercurio. Vivian Yam, química de la Universidad de Hong Kong, trabaja para producir opciones que sean baratas y ecológicas. Diseña diodos orgánicos emisores de luz que podrían usarse para mejorar las pantallas de televisión.

Jin-Soo Kim, el editor del genoma

Jin-Soo Kim / Institute for Basic Science

Jin-Soo Kim es un investigador de Corea del Sur, pionero en el desarrollo de la técnica de edición de genes CRISPR, lo que se conoce popularmente como el «corta-pega» genético. En la actualidad, busca mejorar los cultivos alterando sus genomas, pero saltó a las páginas de los periódicos de todo el mundo hace unos años por la creación mediante ingeniería genética un tipo de cerdo con músculos descomunales. Estos cerdos «doble-musculosos» tenían el objetivo de producir mayores cantidades de carne.

Lin-Shan Lee quiere que Google hable

Lin-Shan Lee / Nature

Lin-Shan Lee pasa mucho tiempo explorando cursos en línea, pero no pretende aprender un idioma o estudiar historia antigua. En realidad, está entrenando algoritmos para extraer palabras clave y frases de grabaciones de audio y vídeo. Como científicos informático, cree que ese es uno de los pasos cruciales para desbloquear una gran cantidad de conocimiento que actualmente es difícil de buscar y organizar. Ingeniero informático en la Universidad Nacional de Taiwán en Taipei, ha desarrollado un software de reconocimiento de voz en mandarín y trabaja para crear una versión hablada de Google.

Narry Kim, la exploradora de los genes

Narry Kim / Nature

Narry Kim, que tiene su propio laboratorio en la Universidad Nacional de Seúl, ha realizado un trabajo pionero en pequeñas moléculas de ARN que regulan la expresión génica. Ha podido ver cómo se generan, lo que hasta sus investigaciones era todo un misterio. Además, por su brillante carrera, Kim supone una inspiración para las jóvenes que quieren dedicarse a la ciencia en Corea del Sur.

ABC