Los astrónomos llevan tiempo intrigados por unas anomalías detectadas en el sistema solar exterior, la región del universo conocida por acoger gigantes gaseosos y sus enormes lunas, así como muchos cometas llamados centauros, porque se pueden comportar tanto como asteroides o como cometas.
En un estudio publicado en 2016 por el Astronomical Journal, astrónomos del Instituto Tecnológico de California (Caltech) desvelaron extraños comportamientos por parte de un grupo de cuerpos celestes del sistema solar cuyas órbitas están más allá de la órbita del planeta Neptuno.
Dedujeron que debía existir un enorme planeta gaseoso en el sistema solar exterior que explicaría esas anomalías. Añadían que podría tratarse de un gigante gaseoso que habría sido expulsado del sistema solar interior.
Su existencia explicaría las órbitas peculiares de dos grupos de objetos del cinturón de Kuiper, situado más allá de la órbita de Neptuno.
Los autores de esta investigación, Michael E. Brown y Konstantin Batygin, consideraron que podría tratarse del quinto gigante gaseoso, después de los ya conocidos Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno: su característica principal es que no están constituidos por rocas o materia sólida, sino por fluidos.
Una órbita de 20.000 años
Nunca ha podido detectarse directamente la existencia de este noveno planeta, llamado así porque durante décadas, nuestro sistema solar tuvo nueve planetas oficiales, hasta que Plutón fue expulsado al ser considerado un planeta enano. Si realmente hay en el sistema solar exterior otro gran cuerpo celeste, sería el noveno de nuestra colección astronómica.
La idea de que existe ahí fuera un noveno planeta se reforzó en 2018 porque nuevas observaciones por parte de avanzados telescopios, aunque no llegaron a detectarlo, daban a entender que debía haber un cuerpo celeste con el diámetro de Neptuno en el sistema solar exterior.
Se ha calculado que sería entre cinco y diez veces más masivo que la Tierra y que su órbita completa alrededor de nuestro Sol duraría 20.000 años.
Nueva aproximación
La confirmación de la existencia del Planeta Nueve ha sido perseguida desde entonces, al mismo tiempo que se han formulado diversas hipótesis para explicar las anomalías detectadas en 2016 sin necesidad de la existencia de un noveno planeta.
El año pasado, una nueva investigación sugería que las anomalías más distantes de nuestro sistema solar no se deben tanto a un enorme planeta todavía desconocido, sino a un agujero negro sin descubrir.
Según esta investigación, ese hipotético agujero negro tendría una masa entre cinco y quince veces mayor que la de nuestro planeta, y se habría formado al inicio de la expansión del universo después del colapso gravitatorio de una estrella.
El momento de la verdad
Ahora parece que ha llegado el momento de la verdad para resolver el misterio: científicos de la Universidad de Harvard y la Black Hole Initiative (BHI) han desarrollado un nuevo método capaz de encontrar agujeros negros en el sistema solar exterior y de determinar de una vez por todas la verdadera naturaleza de la anomalía orbital remota.
El documento, aceptado para publicación en The Astrophysical Journal Letters, sugiere que la futura misión de Legacy Survey of Space and Time (LSST), que llevará a cabo una investigación de 10 años sobre el espacio y el tiempo (LSST), tiene la capacidad de determinar si en el sistema solar exterior hay un enorme planeta o un mini agujero negro primordial.
Como todavía no sabemos dónde estaría exactamente el noveno planeta o el supuesto agujero negro, LSST explorará la amplia región en la que puede residir, destacan los investigadores en un comunicado.
Planeta nueve, principal candidato
El principal candidato para la detección es el Planeta Nueve, la única explicación convincente, según estos investigadores, de las anomalías orbitales detectadas en el sistema solar exterior.
Si la existencia del Planeta Nueve se confirma a través de una búsqueda electromagnética directa, será la primera detección de un nuevo planeta en el sistema solar en dos siglos, sin contar a Plutón, señalan los investigadores.
El enfoque en el Planeta Nueve se basa tanto en la importancia científica sin precedentes que tendría su confirmación, como en el interés especial por comprender lo que está pasando en los extramuros del sistema solar.
«Las afueras del sistema solar son nuestro patio trasero. Encontrar el Planeta Nueve es como descubrir a un primo que vive en el cobertizo detrás de casa del que nunca nos habíamos enterado», señala Avi Loeb, uno de los investigadores.
Y añade: «inmediatamente surgen las preguntas: ¿por qué está ahí? ¿Cómo obtuvo sus propiedades? ¿Dio forma a la historia del sistema solar? ¿Hay más como eso?»