Las mejores fotografías científicas del año, por la Royal Photographic Society

Una mirada único a lo «micro» y lo «macro».

La Royal Photographic Society busca a los mejores fotógrafos científicos del año a través de una competición oficial para menores y mayores de 18 años. La recepción de imágenes concluyó el pasado 28 de julio, y además de premiar a los ganadores de ambas categorías, los jueces prepararon una «shortlist» de 100 imágenes que serán exhibidas en el Science Museum de Londres del 7 de octubre al 5 de enero de 2020. Hoy compartiremos una breve selección de esa lista.

Algunas de nuestras galerías más populares se concentran en la macrofotografía de insectos, una práctica que además de llevar al límite a fotógrafos y cámaras, también cargan con un valor científico muy importante. Cada disparo presenta colores, patrones, información que era desconocida para nosotros, y que gracias a estos expertos queda expuesta al mundo.

Sin embargo, esa no es la única manera de crear fotografías «científicas». De hecho, miles de fotógrafos alrededor del mundo buscan y desarrollan imágenes inspiradas en eventos naturales o estudios muy precisos, y la Royal Photographic Society los celebra con una competición oficial. La «Science Photographer of the Year Competition 2019» cerró el ingreso a nuevos participantes el último 28 de julio, y una lista con las 100 mejores imágenes estarán durante tres meses en el Science Museum de Londres, pero hoy tenemos la suerte de acceder a un pequeño anticipo.

#1 «Mapa de Oxígeno», Yasmin Crawford

Una imagen basada en la investigación de la encefalomielitis miálgica, también conocida como «Síndrome de Fatiga Crónica». Es el trabajo principal para su MA (Magister Artium) en fotografía de la Universidad Falmouth.

Pocas cosas optimizan el uso del espacio y minimizan la relación superficie/volumen como las burbujas de jabón. Eso las convierte en un elemento central de investigación, especialmente en la ciencia de materiales y el empaquetado.

Impresionante captura del lago Gosaikunda en Nepal, ubicado a 4.380 metros de altura sobre el nivel del mar. En el cielo, nada menos que la Vía Láctea, nuestra galaxia madre.

Un alfiler de gancho o «imperdible» conectado a un generador CA de alta tensión. El aire alrededor del alfiler es ionizado, y el exceso de energía termina como una emisión de fotones, creando la «corona» a su alrededor.

También conocido como Tenebrio molitor o «gusano de la harina», una peste que complica la vida a los productores de grano, y además puede transmitir parásitos. El color fue agregado con Photoshop.

Fabulosa imagen de NGC 7000 o «Nebulosa Norteamérica», debido a su similitud con la región norte del continente americano, con especial énfasis en el Golfo de México. Ha sido difícil calcular la distancia que nos separa de ella, pero los mejores números sugieren unos 1.800 años luz.

El fotógrafo utilizó microscopía de luz, con una magnificación de 5X.

Fascinada desde hace mucho tiempo por el diseño del telescopio, la fotógrafa tuvo la oportunidad de tomar imágenes mucho más cercanas, destacando el nivel de desgaste en algunas secciones.

Las medusas no nadan de forma «tradicional», sino que se mueven en pulsos, algo similar a una succión. El color está asociado a las algas en el agua.