“Las fotos de la NASA son falsas”: ¿por qué tanta gente cree que la Tierra es plana?

Por muy obvio que parezca el concepto de la Tierra redonda, existe una sociedad que se encarga de mantener la idea de que el planeta, en realidad, es plano. En un festival científico moscovita, se presentó una película dedicada a la doctrina. Durante el debate subsiguiente, los expertos trataron de explicar, de dónde vienen las teorías como esta.

CC BY 2.0 / Charles Fettinger / earth-map-big

Los miembros de la organización llamada Flat Earth Society (‘la Sociedad de la Tierra plana’, en español) están convencidos de que el globo terráqueo es una ficción y buscan comprobar sus ideas.

Originalmente, había unos pocos marginales que promovían la idea y frecuentemente se convertían en objeto de burla. No obstante, acabaron convirtiéndose en una sociedad bien desarrollada que tiene numerosos seguidores, celebra reuniones internacionales y posee una rica  infraestructura, explica en su artículo para Sputnik Anna Mijáilova.

“Se trata de un fenómeno que tiene que ver con la desconfianza hacia el pensamiento racional. Conozco a esta gente, en realidad, hay mucha. Toda la humanidad lo era hace 700 años. Incluso ahora podría haber muchas personas que pensaran así en las regiones sin internet, sin que nosotros sepamos nada de ellos”, indicó el antropólogo ruso Nikita Petrov.

En efecto, una vez acabada la película ‘Detrás de la curva’, proyectada durante el festival Politech 360 en Moscú, algunos espectadores afirmaron tener buenos amigos o incluso ser partidarios de la idea sobre la planitud de la tierra.

El psicólogo Vladímir Spiridónov afirmó que el fenómeno no tiene que ver con falta de intelecto o formación.

“Los científicos pasaron unos quince años estudiando la racionalidad del pensamiento. Las investigaciones de basaban en la idea de que cuanto más inteligente y educada es la persona, más racional es. Nada de eso es verdad. Todo es mucho más complicado. La racionalidad es una pequeña parte de nuestra conciencia, y hay que desarrollarla específicamente”, explicó.

No obstante, la mayoría de los protagonistas de ‘Detrás de la curva’ son aficionados a teorías conspirológicas. Son ellos los que aseguran que hay grupos que se encargan de ocultar la verdad sobre la forma del planeta (sean las autoridades, los masones o los Rothschild).  Casi todos los conspirólogos se pronuncian también contra la NASA, que supuestamente divulga falsas imágenes espaciales.

Curiosamente, los miembros de la Flat Earth Society buscan imitar las actividades científicas: llevan a cabo experimentos, organizan conferencias y tratan de inventar un fundamento teórico para sus ideas.

“Tienen la sensación de que hacen verdadera ciencia, se consideran científicos que están en búsqueda de la verdad”, comenta Nikita Petrov.

Sin embargo, sus argumentos frecuentemente se limitan a “si la Tierra fuera redonda, caeríamos de su superficie”, “las fotos de la NASA son un fake”, “la gravitación es un mito del sistema educativo”.

Pese a lo flojas que sean estas pruebas, los partidarios de la Flat Earth Society no se desaniman y vuelven a presentar nuevos argumentos sin que estos tengan fundamento científico.

El antropólogo agregó que la Sociedad de la Tierra Plana es también un buen negocio, ya que vende sus propios recuerdos temáticos y modelos ‘verdaderos’ del planeta.

“Sus miembros son gente muy positiva, no ofenden a nadie, fabrican camisetas. Es un buen negocio. Lo que les mantiene unidos es su escepticismo y el carisma de su fundador, Mark Sargent”, aseveró Petrov.

El sociólogo Andréi Kózhanov constató también que antes de la aparición de la Flat Earth Society, a los partidarios de la idea se los consideraba unos marginales a los que la sociedad no podía aceptar. Cuando les otorgaron una explicación seudocientífica de sus creencias, se entusiasmaron por la oportunidad de unirse a los que compartían sus ideas.

El experto agregó que la sociedad no parece presentar ningún peligro y mencionó a los ufólogos que llevan muchos años logrando ‘éxitos’ al generar nuevas ideas, pero la ufología no representa ninguna amenaza para la ciencia contemporánea, dado que coexiste de forma apartada.

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