La saliva secreta de los humanos

Dos millones de años de comer carne y de cocer alimentos podrían haber ayudado a los humanos a apartarse de los otros grandes simios del árbol evolutivo. La prueba está en nuestra saliva, según una investigación de la universidad de Buffalo (EE.UU.).

La figura muestra las diferencias entre las proteínas de la saliva de humanos, chimpancés y gorilas, usando tres métodos diferentes de tinción. / Stefan Ruhl

La investigación descubrió que la dieta humana, el resultado de un mayor consumo de carne, de su cocción y de la agricultura, ha llevado a considerables diferencias entre la saliva de los humanos y la de los otros primates.

La saliva humana es única en cuanto a que es más acuosa y contiene una mezcla diferente de proteínas. El hallazgo sorprendió a los investigadores, dado que se sabe que los humanos son parientes genéticamente cercanos de los grandes simios, chimpancés y gorilas.

Según Stefan Ruhl, científico principal del estudio publicado en la revista Molecular Biology and Evolution, “conocíamos ya que las adaptaciones evolutivas a una dieta específica humana había resultado en obvios cambios en mandíbulas y dientes, así como en el microbioma oral. Nuestras investigaciones abren ahora la posibilidad de que las diferencias dietéticas y las presiones patogénicas puedan haber también dado forma a una saliva distinta en los humanos”.

La saliva es una secreción corporal esencial en los humanos. El fluido ayuda a digerir la comida, protege el esmalte dental, controla los microbios de la boca y forma una primera línea de defensa contra los patógenos. También tiene un importante papel en el habla y el sabor.

Todas estas funciones dependen del proteoma salival, que consiste en los miles de proteínas que se hallan en el fluido. Estas proteínas puede también poner de relieve pistas sobre cómo la humanidad se separó de los grandes simios a lo largo de su evolución.

Los investigadores compararon las proteínas salivales de los humanos y las de nuestros parientes evolutivos más próximos: gorilas y chimpancés. También se examinaron los macacos.

Los resultados indican que la saliva humana es más acuosa que la de los grandes simios, y que su contenido general de proteínas es inferior a la mitad del hallado en la saliva de chimpancés, gorilas y macacos. Además, es más apta para descomponer almidón, modificar grasas y detectar sabores en la dieta humana.

El rango de proteínas detectable en la saliva de los humanos coincidió con el de los grandes simios. Sin embargo, se encontraron diferencias drásticas en la cantidad de proteínas y su estructura, y en las proteínas implicadas en la defensa contra las enfermedades.