La otra historia que el ADN cuenta sobre la población en el México prehispánico

Antes de la colonización europea, el territorio que hoy en día conocemos como México alojó a varias civilizaciones en dos zonas culturales principales: Aridoamérica en el norte, habitada principalmente por cazadores recolectores; y Mesoamérica en las regiones centrales y meridionales, donde prosperaban grandes culturas basadas en la agricultura.

México, con el índice de estrés evaporativo que refleja una sequía reciente. Situaciones similares se dieron en el pasado. Por ejemplo, entre los años 900 y 1300 después de Cristo, las sequías ocasionaron grandes cambios poblacionales en México. / NASA Earth Observatory / Joshua Stevens / U.S. Geological Survey / SERVIR

La distinción entre estas dos regiones normalmente se ha basado en características culturales, estrategias de subsistencia y aspectos ecológicos.

Las pruebas arqueológicas sugieren que el límite entre estas dos regiones se trasladó hacia el sur entre los años 900 y 1300 después de Cristo, debido a sequías que duraron varias décadas, y que supuestamente conllevaron la sustitución de poblaciones del México central por pueblos aridoamericanos y quizá al abandono de algunas ciudades mesoamericanas.

Sin embargo, la naturaleza de esos cambios sociales ha estado llena de lagunas y solo ha contado con evidencias arqueológicas.

Aunque el estudio de la variación genética de estas antiguas poblaciones podría ayudar a aclarar las incertidumbres, los datos genómicos de las antiguas poblaciones prehispánicas de México son muy insuficientes.

Viridiana Villa-Islas, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y sus colegas están haciendo posible rellenar muchas de estas lagunas. Han presentado datos de todo el genoma de amplio espectro de 12 individuos y 27 genomas mitocondriales procedentes de 8 yacimientos arqueológicos de México, 2 de ellos situados en la frontera cambiante entre Aridoamérica y Mesoamérica.

Al contrario de lo que muestran los datos arqueológicos, Villa-Islas y sus colegas revelan la continuidad de la población durante el periodo de las megasequías y una gran conservación de la estructura genética de la población durante los últimos 2300 años, hasta el México actual. Esta estructura genética aún se puede observar en las poblaciones indígenas modernas.

Además, los autores del estudio también han identificado una contribución a las poblaciones prehispánicas del México septentrional y central de dos poblaciones antiguas “fantasma” no muestreadas, lo que demuestra que los acontecimientos demográficos que dieron origen a las poblaciones aridoamericanas y mesoamericanas son más complejos de lo que se pensaba previamente.

El estudio se titula “Demographic history and genetic structure in pre-Hispanic Central Mexico”. Y se ha publicado en la revista académica Science.

NCYT