La minería de Bitcoin contamina tanto al año como un millón de vuelos trasatlánticos

La minería de estas monedas digitales está consumiendo tanta electricidad que desprende en la atmósfera alrededor de 20 megatones de CO2 cada año.

Hace cerca de dos años la denominada fiebre del Bitcoin estuvo en su mayor apogeo, pero desde que su valor se disparó a mediados del año pasado surgen cada vez más instalaciones y enormes “granjas” dedicadas a la minería de la criptomoneda. La consecuencia de todo esto ha sido una huella de carbono tan inmensa que se puede comparar con la de un pequeño país.

El principal inconveniente del Bitcoin y otras criptomonedas es que su minería demanda un alto consumo de energía, tanto así, que muchos han decidido instalar sus granjas en países donde la energía eléctrica resulta menos costosa, como en Islandia, en el que la minería de Bitcoin está cerca de superar el consumo eléctrico de todos los habitantes de ese país.

Una publicación reciente en The Guardian afirma que la minería de estas monedas digitales está consumiendo tanta electricidad que desprende en la atmósfera alrededor de 20 megatones de CO2 cada año, cifra equivalente a lo que producen países como Irlanda o lo mismo que generan un millón de vuelos transatlánticos.

Y es que actualmente los mineros de criptomonedas podrían estar gastando cerca de un 80% de sus utilidades en energía eléctrica; una proporción bien significativa considerando que el precio del Bitcoin ha descendido de forma drástica llegando a poco más de los 6.400 dólares, luego de haber alcanzado un pico próximo a los 20 mil dólares por unidad a finales de 2017.

Así entonces, muchos hoy sugieren que la regulación es un primer paso para empezar a solucionar el problema del desbordado consumo eléctrico en la minería de criptomonedas, de similar forma que lo hacen las leyes que regulan las emisiones de gases generados por los diferentes medios de transporte.

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