La mayor bola de fuego desde Chelyabinsk explota en el mar de Bering sin previo aviso

El asteroide de varios metros impactó contra la atmósfera en diciembre con una energía diez veces mayor que la bomba atómica de Hiroshima.

Recreación de una bola de fuega / Archivo

Una gran bola de fuego impactó en la atmósfera de la Tierra el pasado diciembre provocando la mayor explosión desde el meteorito de Chelyabinsk en Rusia hace seis años y la segunda más grande en 30 años. Sin embargo, el evento pasó desapercibido para la opinión pública al producirse sobre el mar de Bering, frente a la península rusa de Kamchatka, sin previo aviso. Satélites militares estadounidenses y redes de sismógrafos recogieron el impacto, que ahora ha sido dado a conocer por científicos de la NASA en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria en The Woodlands, cerca de Houston, Texas (EE.UU.).

El 18 de diciembre, la roca espacial de unos diez metros de diámetro recorrió la atmósfera a una velocidad de 32 km por segundo. Explotó a 25,6 km sobre la superficie de la Tierra, con una energía de impacto de 173 kilotones, diez veces mayor que la bomba atómica de Hiroshima, según informa la BBC. «Puede parecer muchísimo, pero no es comparable. Hay que tener en cuenta que la bomba de Hiroshima explotó casi a nivel del suelo, mientras que en este caso su altura hace que esa energía disminuya mucho», explica José María Madiedo, profesor de la Universidad de Huelva y miembro de la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoros.

Por ese motivo, Madiedo cree que aunque la roca hubiera caído en un área poblada, habría provocado «escasos daños». «En Chelyabinsk resultaron heridas un millar de personas por la onda expansiva. En esta ocasión la explosión tenía solo el 40% de esa energía, por lo que si hubiera ocurrido sobre una localidad se habría oído el boom sónico, temblarían los cristales y saltarían las alarmas de los coches, pero el número de heridos sería pequeño o inexistente», señala.

Es un asteroide

La bola de fuego explotó en un área cercana a las rutas utilizadas por los aviones comerciales que vuelan entre América del Norte y Asia, por lo que los investigadores han sondeado a las aerolíneas para ver si hubo avistamientos.

Un meteoro de ese tamaño solo se espera dos o tres veces cada 100 años, según Madiedo. El experto cree además que se trata de un asteroide por la altitud que alcanzó sobre la atmósfera. Un cometa, más frágil y menos denso, no habría sido capaz de penetrar hasta ese punto.

El último evento en el mar de Bering demuestra que los objetos más grandes pueden chocar con nosotros sin previo aviso, por lo que hace falta seguir vigilando el cielo. Sin embargo, no hay que alarmarse, ya que lo ocurrido en Bering no es un aviso de que estas rocas aparezcan ahora con mayor frecuencia. Como explica Madiedo, el riesgo de que caiga algo sobre nuestras cabezas es hoy el mismo que ayer y el mismo que mañana.

ABC