La ‘llave helada’ a los misterios del universo: por qué los científicos captan neutrinos en la Antártida

En el territorio de la Antártida no hay fuentes radioactivas, lo cual permite a los científicos detectar los rastros de los neutrinos que atraviesan el grueso hielo. Los físicos usan para ello potentes antenas de radio que se asemejan por su funcionalidad a los radiotelescopios convencionales.

En la foto: esquema de funcionamiento del detector ANITA

ara conocer la respuesta a muchos misterios del universo los físicos convirtieron el hielo de la Antártida en un detector gigantesco de partículas. Con su ayuda buscan los neutrinos de alta energía —rastros de las explosiones y cataclismos más potentes del universo—.

Para atrapar estas partículas, los científicos de la base McMurdo lanzan cada año aerostatos repletos de equipos de tecnología punta. El experimento para captar los neutrinos (ANITA) se está llevando a cabo por los investigadores de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia (MEPhI) y la Universidad de Hawái, de la NASA.

Todo esto y más lo podrás ver en la galería de imágenes preparada con el apoyo de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia (MEPhI), participante del proyecto 5-100.

 

Toda la superficie de la Antártida representa un detector natural para registrar neutrinos que, además, funciona ininterrumpidamente. En la foto: vista del volcán Erebus. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

Un bloque de antenas de radio ANITA dentro de una nave. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

La antena ANITA es una imponente torre de radiorreceptores. Su altura es de siete metros y su peso ronda la tonelada. El aerostato eleva la antena a una altura de 37 kilómetros, donde esta registra los neutrinos de altas energías. En la foto: un bloque de antenas de radio ANITA. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

Los aerostatos modernos trabajan con ventaja sobre los satélites, ya que pueden ser lanzados varias veces, lo cual reduce notablemente los gastos de las observaciones. En la foto: lanzamiento de ANITA con la ayuda de un aerostato. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

El aerostato permite ver prácticamente todo el continente y registrar eventos que tienen lugar a cientos de kilómetros de altura. En la foto: el lanzamiento de ANITA —durante las noches blancas de la Antártida—. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

Los científicos permanecen durante todo el ciclo de las investigaciones en el polo, donde las condiciones climáticas son las más duras del planeta. En la foto: el campamento de los investigadores. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

Después de trabajar, los científicos regresan a la base de McMurdo, uno de los mayores centros habitables de investigaciones de la Antártida. En la foto: vista general de la base McMurdo desde el Observation Hill. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

Antártida cuentan con una historia centenaria. Al lado de la base McMurdo se puede ver hasta hoy la chabola de Robert Scott (1902), uno de los descubridores del continente más austral y frío de la Tierra. En la foto: caja con reservas de aceite de lámpara en la chabola de Scott. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

Los científicos, investigadores y geólogos de 12 países siguen siendo las únicas personas que viajan a la Antártida para conocer el continente y desvelar los misterios del universo. En la foto: Alexandr Nóvikov, investigador de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia (MEPhI), junto a las banderas de Rusia y de Australia, países participantes en los estudios en la Antártida. © FOTO : ALEXANDER NÓVIKOV

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