En un revelador artículo, Sunagawa explica que en los últimos años los científicos han podido aclarar los mecanismos de ahorro de energía que operan en la hibernación, culminando toda esta labor en dos importantes estudios publicados en junio de 2020, de los que oportunamente informamos en Tendencias21.
En ambos estudios se pusieron de manifiesto dos descubrimientos: el primero, en el que participó Sunagawa, investigadores japoneses informaban haber descubierto unas células específicas en el cerebro del ratón que podrían estar detrás de la activación de los estados de hibernación.
En el segundo artículo, neurocientíficos de la Facultad de Medicina de Harvard (USA) desvelaban haber descubierto una población de neuronas en el hipotálamo que controla el letargo en ratones, revelando por primera vez los circuitos neuronales que regulan este estado.
Conjunción científica
Dos equipos de investigación, uno en Japón y otro en Estados Unidos, descubrieron así de forma independiente, y por sistemas diferentes, una población de neuronas hipotalámicas en ratones (animales que no hibernan) que inducen la baja temperatura corporal, el metabolismo reducido y la inactividad característica de la animación suspendida, ya sea en forma de hibernación o de letargo.
Eso significa que ambos equipos han descubierto cómo la animación suspendida está regulada centralmente por el cerebro.
Ambos coinciden en que está relacionada con un conjunto de neuronas del hipotálamo, y en que están comunicadas entre sí durante el proceso de hibernación y de letargo.
Y han comprobado que, activando o desactivando ambos grupos de neuronas, se consigue el estado de animación suspendida: la práctica japonesa consigue una hibernación de varios días. La norteamericana consigue el letargo y que además dure también varios días.
Esta comprobación reveló a los científicos las neuronas y neuropéptidos que podrían estar involucrados en la termorregulación, que es el mecanismo central de la hibernación.
Hibernación inducida
La clave de todo este trabajo es que por primera vez la especie humana tiene la capacidad de inducir estados de hibernación en uno de los principales modelos de investigación científica en mamíferos.
Estos descubrimientos permiten pensar en la posibilidad de que, en el futuro, los seres humanos podamos entrar en letargo durante horas cada noche como parte de un tratamiento de belleza o de salud, destaca Sunagawa.
Añade que la hibernación a largo plazo en humanos puede cambiar las reglas del juego para los viajes espaciales: según la ESA, la hibernación no solo tiene efectos psicológicos positivos en los astronautas, sino que también permite un rediseño completo de la misión y minimizar tanto la masa como su costo. Las potencias espaciales sueñan con la hibernación de sus astronautas.
Además, la desaceleración de procesos metabólicos podría dar a las víctimas de accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y traumatismos, más tiempo antes de que el daño tisular se vuelva demasiado severo para tratar. La inactividad también podría extender la viabilidad de los trasplantes de órganos, añade Sunagawa
Aspectos éticos
Y al igual que la medicina genómica, que alguna vez pareció tan lejana, estos inminentes avances científicos no están exentos de consideraciones éticas.
¿Qué importancia tiene el consentimiento para un humano en hibernación? ¿Los hibernadores pagarán impuestos? ¿Y cuándo está realmente enfermo terminal?, se pregunta Sunagawa.
Y añade: “necesitamos comenzar a explorar estas preguntas, ya que el año 2020 nos ha demostrado que la ciencia en esta área puede avanzar rápidamente. Si la hibernación a largo plazo es posible, podría cambiar nuestro concepto de tiempo por completo: ¿podríamos hibernar durante una pandemia o hacer una pausa y esperar a que el planeta se repare? Estas son preguntas que nuestros hijos pueden tener que responder, lo cual es un pensamiento emocionante.”