La extraña evolución de una clase de salamandras con un único sexo

La historia reproductiva de unas salamandras caracterizadas por la inexistencia de machos está llena de sorpresas evolutivas.

Una salamandra de la especie solo femenina subida a la mano de Rob Denton. / Kevin Fitzsimons, The Ohio State University

Los individuos de un tipo de salamandras del género Ambystoma son todos hembras, y se reproducen principalmente a través de la clonación y el robo ocasional del esperma de machos de otra especie, que estos depositan sobre hojas, ramitas y otros puntos por el estilo. Cuando este robo sucede, en la hembra de la especie que carece de machos se estimula la producción de óvulos y la información genética que se ha robado de la otra especie es a veces incorporada en el genoma de las salamandras de la especie solo femenina, un proceso llamado cleptogénesis.

Los científicos que estudian a estos anfibios y a sus parientes evolutivos han teorizado que el robo de esperma forma parte de lo que ha mantenido viva a la especie solo femenina durante tanto tiempo. Si todo lo que hicieran fuera clonarse, serían vulnerables a todo tipo de problemas que aparecen cuando no se remueve lo suficiente el acervo genético y tardarían poco en extinguirse.

En un nuevo estudio, Rob Denton, H. Lisle Gibbs y Ariadna Morales Garcia, de la Universidad Estatal de Ohio en la ciudad estadounidense de Columbus, hicieron un seguimiento de la historia genética de esos animales, remontándose hasta 3,4 millones de años atrás, y encontraron algunos detalles extraños: principalmente, que parecían haber avanzado a través de la historia evolutiva durante millones de años sin ninguna contribución de ADN procedente de salamandras macho, y que pese a ello habían logrado persistir. Los autores del estudio imaginan que esos robos de esperma se han venido sucediendo con regularidad a lo largo de la historia evolutiva de la especie, y que eso la ha salvado de la extinción. Sin embargo, los hallazgos indican que las salamandras para conseguir variación genética dependen mucho menos de lo creído de la reserva de ADN de otras especies.

Esta investigación muestra que pasaron millones de años durante los cuales no tomaban ADN de otras especies, y que luego hubo algunas cortas temporadas durante las cuales lo hicieron con mucha más frecuencia. “Sorprendentemente, no parece que sufrieran por ello ningún efecto dañino”, destaca Denton (que ahora está en la Universidad de Connecticut en Estados Unidos). “Es un escenario misterioso este en el que un animal puede evitar la reproducción sexual durante millones de años y no sufrir las consecuencias de ello”.

NCYT