En octubre de 2017, una mujer de 62 años que comenzó a notar un dolor en el pecho y cayó desplomada al suelo. Pensaba que había sufrido un ataque de corazón, pero no, sus arterías no estaban obstruidas, por lo que no se trataba de ello. Los médicos descubrieron poco después que le habían roto el corazón, clínicamente hablando. Había sufrido lo que se conoce como miocardiopatía de Takotsubo y que tiene lugar cuando has pasado por una situación emocional muy intensa, como el fallecimiento de un ser querido, aunque también puede aparecer por la emoción de un nuevo trabajo o la celebración de un día importante, como una boda. En el caso de la mujer, había muerto su perrita, de ahí que se desencadenaran los síntomas de forma tan repentina, como el dolor agudo en el pecho o la insuficiencia cardiaca. Ahora, un grupo de investigadores suizos cree haber dado con la clave para saber el origen de esta enfermedad: el cerebro.
Según un estudio publicado en el European Heart Journal por un grupo de investigadores suizos, la mente puede ser las responsable del sindrome de Takotsubo (que se refiere a la forma de una tetera japonesa, la misma que tienen los corazones de quienes lo padecen).
El estudio, realizado en el Hospital Universitario de Zurich, tuvo como conejillos de indias a 15 pacientes que habían pasado por esta situación. Los escáneres que hicieron de sus cerebros mostraron grandes diferencias con respecto a 39 pacientes sanos. Al parecer, notaron que había “poca comunicación” entre las regiones del cerebro relacionadas con las emociones o con los movimientos automáticos o inconscientes del cuerpo, como el latido del corazón, el parpadeo de los ojos o la digestión. Esta área es la que se cree está encargada de controlar la respuesta al estrés: “Las emociones son procesadas en el cerebro, así que es concebible que la enfermedad se originase allí, con influencias directas en el corazón”, apunta la doctora Jelena Ghadri, líder de la investigación junto al doctor Christian Templin.
Lo cierto es que por el momento, no se sabe qué fue primero, si el huevo o la gallina, por lo que se necesitarán más horas de trabajo para saber si es el cerebro quien influye en el corazón o si es la manera en la que este “se rompe” lo que hace que el cerebro se dañe.