La ciencia investiga cómo tener sueños lúcidos

Desde hace décadas, diversos estudios han indagado que las personas podamos controlar estas experiencias. Es posible ejercitarse para conseguirlo: hacer registros, meditar y tener un objeto tótem son algunas de las ideas para prepararse.

Yoshi Sodeoka

Cuando tenía 19 años, mucho antes de pensar en perseguir una carrera escribiendo sobre el espacio, soñé que estaba en la superficie de Marte, mirando hacia un desierto rojo salpicado de rocas, atrapado en un perpetuo crepúsculo tibio, paralizado por la desolación. Después de empaparme de sudor durante lo que parecieron horas, miré hacia arriba y vi una estación espacial colgando del cielo. Decidí volar hasta allí con una especie de botas de jet parecidas a las de Iron Man. Después me desperté.

No fue una casualidad encontrarme en Marte en mi sueño. Sabía que estaba dormido todo el tiempo. Después de practicar los llamados sueños ‘lúcidos’yo elegí aparecer en Marte. Elegí disfrutar de la soledad extraterrestre; elegí ir a volar. Y como tenía sueños lúcidos casi todas las noches en aquel entonces, experimenté múltiples variaciones de este sueño, cada una más extraña y mejor que la anterior.

Los sueños lúcidos no son fáciles de describir, y la forma en la que funcionan varía de una persona a otra. Pero básicamente eso significa ser consciente del estado de sueño, lo que permite tener un papel más activo en él. Algunos de mis sueños lúcidos eran como lienzos en blanco donde imaginaba un nuevo entorno salvaje y lo inventaba mientras avanzaba el sueño. Otros me permitieron procesar situaciones estresantes como hablar en público (me volví bueno en que pareciera informal y relajado solo practicándolo en el sueño). En un sueño memorable, jugué a las cartas con mi abuela, que había muerto varios años antes. Esa experiencia me ayudó a comprender mis emociones hacia ella de una manera que nunca podría haber manejado cuando tenía 13 años.

Incluso cuando parecen completamente aleatorios, los sueños tienen poder. Además de darnos un descanso de los tediosos límites físicos y sociales del mundo real, pueden ayudarnos a procesar el dolor y hacer sentirnos más creativos. Pero, cuando tenía sueños lúcidos, un estado que consigo raras veces en estos días, descubrí que sacaba más provecho del dormir. Las personas que publican sus experiencias con los sueños lúcidos en distintos foros online a menudo escriben sobre cómo eso inspiró sus nuevas obras de música o de ficción, les ayudó a pensar en las soluciones a los problemas del mundo real o simplemente les proporcionó momentos extraños de diversión memorable.

Según el investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE. UU.) que estudia la cognición humana Benjamin Baird “se puede argumentar que el sueño REM es una especie de recurso descuidado. ¿Qué pasaría si pudiéramos usar este estado para cuando las personas realmente puedan tener control sobre sus pensamientos y acciones y decidir lo que quieren hacer? Ese estado podría usarse tal vez para el entretenimiento y la resolución creativa de problemas, y para aprender sobre cómo funciona la memoria, y todo tipo de [neurociencia] diferente”.

Baird cree que una aplicación especialmente intrigante para los sueños lúcidos podría estar en el arte. Explica: “Una técnica de los artistas visuales que he conocido es que encuentran una ‘galería de arte’ en su sueño lúcido y miran el cuadro que cuelga en esa galería. Luego se despiertan y pintan lo que vieron. Lo mismo se puede hacer de manera análoga para escuchar partituras musicales. Es como si alguien más lo estuviera creando, pero es nuestra propia mente“.

Un pequeño pero creciente número de científicos dirigidos por Baird y otros laboratorios del sueño en el mundo esperan aprender más sobre cómo funcionan los sueños lúcidos, cómo se desencadenan y si a una persona cualquiera se le puede enseñar cómo hacerlo con regularidad. Al estudiar a las personas que son capaces de recordar lo que les sucedió en sus sueños, estos investigadores pueden correlacionar los procesos cognitivos que ocurren en la mente mientras se mide y observa la actividad cerebral y fisiológica. Por ejemplo: ¿cómo percibe el cerebro algunos objetos específicos o tareas físicas que tienen lugar únicamente en la mente? ¿Cómo responde a las imágenes que realmente no existen? ¿Cómo imita partes de la conciencia sin ser plenamente consciente?

Algunos investigadores, como el neurocientífico cognitivo de la Universidad Radboud (Nimega, Países Bajos) Martin Dresler, sugieren que los sueños lúcidos incluso podrían usarse para combatir trastornos clínicos como las pesadillas recurrentes o el trastorno de estrés postraumático. Resalta: “Creo que es bastante intuitivo y plausible que si durante una pesadilla nos damos cuenta de que no es real, obviamente eso le quita mucha angustia a la pesadilla”. Es posible entrenarse a sí mismo para despertarse y terminar el sueño, o superar los vívidos sentimientos de miedo y espanto diciéndose a sí mismo que es solo un sueño.

“En un sueño memorable, jugué a las cartas con mi abuela, que había muerto años antes. La experiencia me ayudó a comprender mis emociones hacia ella de una manera que nunca podría haber manejado cuando yo tenía 13 años”

¿Por qué soñamos? Los científicos todavía no lo saben realmente. Freud pensó que los sueños eran nuestro subconsciente mostrándonos nuestros deseos reprimidos. Algunos biólogos evolucionistas creen que los sueños evolucionaron para que pudiéramos representar escenarios amenazantes de la vida real y descubrir cómo reaccionar de manera apropiada. Muchos neurocientíficos que han estudiado la activación neuronal mientras dormimos creen que los sueños tienen un papel en la forma en la que codificamos y consolidamos los recuerdos. El psiquiatra de la Universidad de Harvard (EE. UU.) Allan Hobson pensaba que soñar era la forma en la que el cerebro reconciliaba las diferentes capas de conciencia que había absorbido a lo largo del día.

Pero si bien el sueño en sí mismo es un tema de gran interés entre los investigadores, el sueño lúcido ha sido históricamente relegado al margen. Su primera mención documentada en la civilización occidental podría haber sido en el siglo IV a. C., en un tratado titulado Sobre los sueños, donde Aristóteles señaló que “a menudo, cuando uno está dormido, hay algo en la conciencia que manifiesta que lo que en esos momentos se presenta no es más que un sueño“.

La dispersa evidencia anecdótica de los sueños lúcidos aparece con poca frecuencia en la literatura científica durante los últimos dos milenios, pero más como una curiosidad que una investigación científica real. En 1913, el psiquiatra holandés Frederik van Eeden acuñó el término “sueño lúcido” en un artículo que describía un estado de sueño en el que uno experimenta “tener percepción”. El fenómeno se verificó científicamente por primera vez a finales de la década 1970 y 1980, gracias principalmente al psicólogo de la Universidad de Stanford (EE. UU.), Stephen LaBerge. Los científicos llevaban años sabiendo que los ojos de los durmientes se movían en la misma dirección que su mirada dentro de un sueño; en un estudio de 1981, LaBerge dio a los soñadores lúcidos instrucciones específicas sobre dónde mirar durante su sueño (arriba y abajo 10 veces seguidas o de izquierda a derecha seis veces, por ejemplo) y luego observó los movimientos de sus ojos mientras dormían. Los resultados mostraron que los soñadores lúcidos no solo tenían el control de su mundo soñado, sino que podían ejecutar las decisiones que se habían tomado mientras estaban despiertos. Los movimientos oculares son actualmente la técnica estándar de oro que utilizan los investigadores para verificar objetivamente un estado de sueño lúcido en el laboratorio.

Quizás el mayor avance en los últimos años fue el estudio de febrero de 2021 que demostró que los soñadores lúcidos podían mantener una comunicación bidireccional con las personas que estaban despiertas. En un artículo publicado en Current Biology, los investigadores explicaron cómo, en cuatro laboratorios diferentes de todo el mundo, hacían preguntas a los soñadores lúcidos (como “¿cuánto es 8 menos 6?”) con mensajes hablados, pitidos, luces intermitentes o estimulación táctil. Los participantes respondían con movimientos oculares específicos. Los investigadores, efectivamente, tenían una conversación con alguien que estaba dormido.

Un análisis de 34 estudios realizados durante medio siglo sugiere que alrededor del 55 % de las personas informan haber experimentado un sueño lúcido al menos una vez en su vida, y casi una cuarta parte los tiene al menos una vez al mes. Pero existe un grado muy alto de variabilidad entre estos estudios, y la gran mayoría de ellos se centra principalmente en los ciudadanos occidentales.

La dolorosa verdad es que los sueños lúcidos no se comprenden bien porque se han realizado muy pocas investigaciones, lo cual se debe en parte a que los soñadores lúcidos constantes son bastante raros y aún más difíciles de conseguir para un estudio de laboratorio. LaBerge, como el padrino del campo, precisó algunos de sus rasgos biológicos comunes: por ejemplo, que ocurren en las últimas etapas del sueño REM, cuando los movimientos oculares rápidos alcanzan su punto máximo. Las personas también experimentaron una mayor frecuencia respiratoria y cardíaca durante los sueños lúcidos que en los sueños normales, lo que sugiere que los soñadores se encontraban en un estado más activo.

Dresler, el neurocientífico holandés, encabezó en 2012 el único estudio de resonancia magnética funcional sobre los sueños lúcidos hasta la fecha, con un solo sujeto. Sobre la base de esas observaciones, cree que ese fenómeno está relacionado con una mayor activación de la corteza frontopolar, que influye en la metacognición (la conciencia de los propios procesos de pensamiento). También trabajó en una investigación en 2015 que muestra que las personas que son soñadoras lúcidas frecuentes tienen más materia gris ubicada en las cortezas polares frontales.

Del mismo modo, no existe una receta aceptada entre los científicos sobre cómo provocar un sueño lúcido, pero algunas intervenciones se han mostrado más prometedoras que otras (ver el destacado inferior). La acetilcolina es el principal neurotransmisor responsable de inducir el sueño REM, y los medicamentos que la aumentan, como la galantamina (que se usa para tratar el alzhéimer de leve a moderado), han tenido mucho éxito en ayudar a las personas a tener sueños lúcidos en estudios de laboratorio. Tres investigadores alemanes y suizos están interesados ​​en utilizar técnicas de estimulación cerebral no invasivas para inducir sueños lúcidos, aunque, casi una década después, no han tenido mucho éxito. Un estudio informal realizado por LaBerge sugiere que tratar de cambiar los niveles de luz en un sueño (por ejemplo, encendiendo y apagando un interruptor de luz) y observar el reflejo en un espejo a veces revelan que uno está soñando, ya que en el estado de sueño estas acciones no funcionan igual que en la vida real.

Los investigadores como Baird y Dresler están limitados por el hecho de que la mayoría de las instituciones no consideran que sea una inversión que valga la pena gastar 500 dólares (420 euros) la hora en equipos de resonancia magnética funcional para ver a los soñadores lúcidos. Pero les anima el hecho de que hay un mayor interés en los estudios de los sueños en general. Eso especialmente después de que los informes de 2020 (incluido un estudio del contenido de los sueños de todo el mundo, publicado en la revista Frontiers of Psychologysugirieran que el confinamiento por la pandemia hacía cosas extrañas en nuestros sueños. Algunas personas están experimentando un mayor deseo de encontrar un poco más de control sobre sus vidas, y eso incluye soñar. Definitivamente, yo soy uno de ellos.

Cómo soñar lúcidamente

Los científicos y aficionados han utilizado con éxito algunos de estos trucos para provocar el sueño lúcido.

1. Empiece a recordar sus sueños

Antes de lograr tener un sueño lúcido, debe ser más consciente de sus sueños en general. Haga un diario de sueños para escribir en él en cuanto se despierte. Escriba en detalle todo lo que recuerde.

2. Establezca una meta

Baird y otros sugieren que el mindfulness (una mayor conciencia del momento presente) es clave para los sueños lúcidos. Mantener su deseo de tener un sueño lúcido en su mente mientras se queda dormido puede ayudar.

3. Compruebe la realidad

La película Inception (Origen en España y El origen en Hispanoamérica) popularizó la idea de un tótem para comprobar si se está soñando. LaBerge y otros han descubierto anecdóticamente que este enfoque tiene alguna utilidad. Haga algunas verificaciones de la realidad cuando esté despierto, como ver si las luces funcionan al encenderlas o apagarlas; esto también podría convertirse en un hábito en el sueño.

4. Medite

Mi propio sueño lúcido comenzó cuando empecé a meditar durante unos minutos todos los días, cerca de mis 15 años. Varios estudios han encontrado correlaciones entre la meditación y el sueño lúcido, aunque todavía no está clara cuál podría ser esa conexión.

5. Esté abierto a experimentar

Un rasgo común entre los soñadores lúcidos es abrirse a nuevas experiencias. Eso significa que uno de los mejores cambios que puede hacer tiene poco que ver con el sueño en sí, sino con su vida diaria. Probar cosas nuevas; esforzarse por ser más curioso acerca de su entorno. Luego hay que ver si eso se puede traer a los sueños.

Neel V. Patel es periodista sobre espacio de MIT Technology Review.

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