Gato bengalí, así es el minileopardo doméstico
August 4, 2020 Bienestar , NoticiasEl gato bengalí procede de la mezcla de un gato leopardo asiático y un felino doméstico.
¿Imaginas poder acariciar un leopardo sin correr el riesgo de perder la mano, el brazo e incluso la vida en el intento? ¿Y que además esta criatura viviera en tu propia casa y fuera tan cariñosa como un gato doméstico? No hace falta que sigas dando rienda suelta a tu imaginación porque este animal existe y se llama gato bengalí. Te contamos más cosas sobre este felino doméstico con apariencia salvaje.
El gato bengalí es resultado de la acción del hombre pues procede de un cruce entre un gato leopardo asiático y un felino doméstico realizado en 1963 por la genetista norteamericana Jean Sugden Mill. Dueño de un manto atigrado que recuerda al del leopardo, un cuerpo musculoso y algo más grande que el del gato común (machos), patas largas y fuertes y ojos almendrados, el gato bengalí mantiene sus genes salvajes con un maullido único, similar a un gorjeo o arrullo, algún que otro desequilibrio emocional pasajero y una gran predilección por el agua, como le ocurre al bosque de Noruega. Es muy buen nadador y se colará en tu bañera en cuanto te descuides (¡no le quites ojo!).
Como siempre recomendamos, antes de comprar un animal piensa que hay miles esperando ser adoptados y que merecen una nueva oportunidad para ser queridos y tener una familia de humanos que de verdad se preocupe por ellos. Si a pesar de esto no hay quien te quite la idea de tener un gato bengalí en casa, te contamos un poco más sobre su personalidad, salud, cuidados y comportamiento. Como anticipo, decirte que aunque este minino no requiere grandes cuidados y suela gozar de una salud de hierro, encierra mucha energía en su interior que necesita ser liberada a diario con juegos y movimiento así que si pasas mucho tiempo fuera de casa, es mejor que te decantes por otro tipo de mascota, pues si permanece muchas horas solo, el animal podría deprimirse y dado su carácter enérgico, no dejar de hacer travesuras en casa como estas mascotas a las que pillaron con las patas en la masa.
La característica más definitoria del gato bengalí es su espectacular manto atigrado. Su pelo es corto y muy suave y puede ir desde el tono marfil hasta el naranja. Las manchas, también denominadas rosetas, varían entre el canela y el negro aunque el color básico admitido es el atigrado pardo con manchas.
El gato bengalí es un felino relativamente nuevo que procede del cruce de un gato leopardo asiático y un minino doméstico en Estados Unidos. Con esta mezcla se pretendía obtener un gato con un físico potente que recordase a su ancestro felis bengalensis (gato leopardo asiático que aún hoy existe en estado salvaje) y a la vez pudiera vivir en casa y relacionarse sin problema con humanos.
El gato bengalí tiene un maullido muy característico como de arrullo o gorjeo y, a veces, puede ser muy ruidoso, sobre todo en situaciones que él no conozca ni tenga controladas.
El gato bengalí es muy seguro de sí mismo, tiene un carácter fuerte, es juguetón, inteligente, adora trepar y está lleno de energía. Puede aburrirse si se queda solo por lo que si pasas mucho tiempo fuera de casa, no es tu gato.
El gato bengalí es muy activo por lo que necesitará que dediques tiempo a jugar con él y, si es posible, lo dejes salir al jardín, la terraza y que ande libremente por la casa. Necesita gastar su gran energía diaria.
Al gato bengalí le atrae el agua y esto se debe a la herencia del gato leopardo asiático, que vive cerca de los ríos. No te extrañe si mientras te das un baño te lo encuentras en la bañera tan ricamente. Es un buen nadador.
El gato bengalí es musculoso y tiene unas potentes y más largas patas traseras que le permiten dar grandes saltos y ser muy rápido.
El gato bengalí es muy cariñoso con sus humanos a los que sigue por toda la casa. Cuando vuelvas del trabajo estará esperándote detrás de la puerta.
El gato bengalí es un poco más grande que el gato común, sobre todo los machos, que pesan unos 8 ó 9 kilos y las hembras aproximadamente 3,5 kilos.
En su infancia, al gato bengalí le crece pelo gris haciendo que sus manchas se desdibujen ligeramente. Este manto grisáceo es otra prueba más de su origen salvaje ya que le serviría para camuflarse. Esta fase grisácea se llama fuzzy.
El gato bengalí produce mucho cerumen por lo que tendrás que estar vigilante y limpiarle los oídos cada vez que le veas grasilla en su interior.
El gato bengalí no tiene grandes problemas de salud, si acaso algún desajuste emocional pasajero fruto de sus genes salvajes y que le hacen tener un comportamiento “menos doméstico”.
El gato bengalí no necesita grandes cuidados: algún que otro cepillado (al tener el pelo corto no tiene por qué ser diario), alimentación de calidad y las vacunas y visitas al veterinario pertinentes.
Si los felinos domésticos tienen en general un pelo muy suave, el del gato bengalí alcanza otro nivel, semejante al del visón.
El gato bengalí no presenta dificultades para convivir con otras mascotas de la casa, ni siquiera los perros son un problema para él. ¡Fantástico!