¿Existencia de formas de vida en las nubes de Venus?

“Vida en Venus” fue trending topic el año pasado, cuando unos científicos informaron de la detección de fosfina en las nubes del planeta. En la Tierra, la fosfina es un gas que se produce principalmente a través de interacciones biológicas. El descubrimiento de fosfina en Venus plantea la posibilidad de vida. Sin embargo, desde entonces esa posibilidad ha sido ampliamente rechazada. Un nuevo estudio, a modo de contraataque en este candente debate de científicos contra científicos, aporta ahora nuevos argumentos a favor de la posible existencia de vida en las nubes de Venus.

Recreación artística de biosfera aérea en una capa de nubes de la atmósfera de Venus. En esta imagen, la hipotética vida microbiana en las nubes de Venus reside en el interior de partículas protectoras, que flotan en las nubes y son arrastradas por los vientos. / J. Petkowska / MIT. CC BY-NC-ND 3.0

Es difícil imaginar un mundo más inhóspito que nuestro vecino planetario más cercano. Con una atmósfera espesa de dióxido de carbono y una superficie tan caliente como para fundir el plomo, Venus es un páramo abrasador y asfixiante en el que la vida tal y como la conocemos no podría sobrevivir. Las nubes del planeta, aunque pueden llegar a tener temperaturas lo bastante bajas como para permitir la vida tal como la conocemos, son químicamente muy agresivas, ametrallando el ambiente con gotas de ácido sulfúrico tan cáusticas como para quemar la piel humana y abrir un agujero en la carne.

Sin embargo, un nuevo estudio, realizado por el equipo internacional de Sara Seager, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, apoya la idea de que podría existir vida en las nubes de Venus. Los autores del estudio han identificado una vía química por la que formas de vida bien adaptadas a su entorno podrían neutralizar a su alrededor el ambiente ácido de Venus, creando espacios habitables y autosuficientes en las nubes.

En la atmósfera de Venus, la comunidad científica lleva mucho tiempo observando anomalías desconcertantes: firmas químicas difíciles de explicar, como pequeñas concentraciones de oxígeno y partículas no esféricas. Quizá lo más desconcertante sea la presencia de amoníaco, un gas cuya presencia fue vislumbrada en la década de 1970, ya que, según todos los indicios, no existe en Venus ningún proceso químico capaz de producirlo.

En su nuevo estudio, los investigadores modelaron un conjunto de procesos químicos para demostrar que, si el amoníaco está realmente presente, el gas desencadenaría una cascada de reacciones químicas que neutralizarían las gotas de ácido sulfúrico circundantes y podrían explicar también la mayoría de las anomalías observadas en las nubes de Venus. En cuanto a la fuente de amoníaco en sí, los autores proponen que la explicación más plausible es de origen biológico, en vez de una fuente no biológica como los relámpagos o las erupciones volcánicas.

Esta nueva y tentadora hipótesis es comprobable, y los investigadores proporcionan una lista de firmas químicas para que las futuras misiones las midan en las nubes de Venus y de este modo confirmen o contradigan su hipótesis.

NCYT