Estudian el cerebro de una rata y encuentran algo inesperado: piensan de forma parecida a los humanos

La imaginación y algunos patrones de comportamiento están también presentes en estos pequeños animales.

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Las ratas son animales tan curiosos como poco deseados en las ciudades, a menudo asociadas a ambientes insalubres. Estamos hablando de roedores, animales que han viajado al espacio y que también presentan casos de albinismo, más que conocidos, pero que comparten más cosas con nosotros de lo que habríamos previsto, incluyendo su actividad cerebral.

La imaginación de las ratas es comparable a la de los humanos

Un reciente estudio, publicado en la revista científica Science, afirma que investigadores del Janelia Research Campus han hallado algo sorprendente en el cerebro de las ratas: pueden imaginar, casi del mismo modo que lo hacemos los seres humanos.

El equipo de científicos ha creado una interfaz cerebro-máquina, algo así como un ‘detector de pensamientos’, que permite observar la actividad cerebral en el hipocampo, localizado en la parte interna del lóbulo temporal, de las ratas sometidas a la experimentación.

Esta parte del cerebro, al menos en el caso del ser humano, es la encargada de transformar los recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo, además de estar involucrada en el aprendizaje espacial y la navegación.

Lo sorprendente de la investigación es que se ha conseguido demostrar que las ratas tienen control sobre la actividad del hipocampo, pudiendo concentrar sus pensamientos en un lugar en concreto, de la misma manera que hacemos nosotros cuando revivimos un recuerdo en nuestra mente. A través de un entorno virtual, se observó que las ratas expresaban actividades eléctricas en el hipocampo cuando estaban intentando averiguar su localización en dicho ambiente.

Albert Lee, antiguo integrante del Janelia Research Campus, habla acerca de este descubrimiento y cómo es la relación entre el pensamiento de las ratas y la capacidad cerebral del ser humano:

Imaginar es una de las cosas más extraordinarias que los humanos podemos hacer. Ahora, hemos descubierto que los animales también pueden hacerlo y hemos encontrado la manera de estudiarlo.

Este estudio abre la puerta, entre otras posibilidades, a la creación de potenciales dispositivos que permitan a quienes los utilicen poder acceder a una región del cerebro que es responsable de llevar en volandas a nuestra imaginación.

Mundo Deportivo