Esto es lo que sucede en tu cuerpo cuando besas a alguien
October 25, 2018 Bienestar , NoticiasDecía el poeta John Donne que el beso es, junto a la risa, la única cualidad verdaderamente humana. Quizás esa sea la razón por la que tantos literatos han dedicado parte de su obra a adentrarse en un gesto capaz de generar un torrente de sensaciones, tanto en quien lo da como en quien lo recibe.
Más allá del mundo del arte, el otro gran gremio que más tiempo le ha dedicado a profundizar en el beso, intrigado por todas esas reacciones físicas y químicas que se producen en nuestro organismo cuando besamos, ha sido el científico. Gracias a los muchos e interesantísimos estudios sobre este intercambio de fluidos sabemos qué sucede en nuestro cuerpo cada vez que besamos.
Lo primero que la ciencia nos ha enseñado es que no besamos por besar. Según comprobó un estudio llevado a cabo por la Universidad de Oxford, los besos, a través de las distintas sensaciones internas que generan, nos ayudan a evaluar la idoneidad de la pareja. Lo que explica que, a menudo, tras un primer mal beso no haya un segundo.
Además de para examinar a la otra persona, también besamos porque besar genera adicción. Con cada beso, tal y como describe el biólogo especialista en genética David Bueno, nuestro cerebro libera dopamina (responsable del placer), serotonina (favoreciendo la excitación), epinefrina (aumentando nuestra frecuencia cardíaca) y oxitocina (facilitando el sentimiento apego).
Por si esto fuera poco, los besos, sobre todo cuando se disfrutan con regularidad, nos ayudan a relajarnos. Esto sucede porque cada vez que nos besamos se reducen los niveles de cortisol, también conocido como la hormona del estrés. Si a este estado de relajación le agregamos el aumento de la libido que experimentamos al recibir testosterona durante el intercambio de salivas, tenemos el escenario ideal para propiciar la reproducción.
¿Por qué cerramos los ojos?
Los movimientos que tienen lugar en nuestro cuerpo cuando nos besamos no son precisamente pocos. Uno de más curiosos se produce en las pupilas. Cada vez que damos o recibimos un beso las dilatamos. Esto sucede como respuesta del sistema nervioso a la excitación. Debido a que nuestras pupilas son mucho más sensibles a la luz cuando estamos boca con boca, la mayoría nos besamos con los ojos cerrados.
A nivel físico, cada sesión de besos con nuestra pareja nos puede hacer quemar entre 17 y 26 calorías. Así lo revela Andréa Demirjian, autora del libro Besos: Todo lo que usted siempre quiso saber acerca de uno de los placeres más dulces de la vida. Este gasto calórico se debe, por un lado, a que cada vez que besamos movilizamos 34 músculos faciales y otros 134 músculos de todo el cuerpo. Por otro lado, a que después de cada beso obligamos a trabajar a nuestros pulmones a una potencia tres veces superior a la habitual.
Otro de esos actos de los que no somos conscientes mientras besamos tiene a la saliva como protagonista. De acuerdo con un estudio realizado por la UNAM, los besos motivan la producción de este fluido para favorecer su correcto desarrollo. Algo que no solo sirve para lavar la boca, sino que también ayuda a remover las partículas de alimentos acumuladas tras cada comida, lo que puede evitar la aparición de las caries.
Los motivos para besar con pasión sobran. A tenor de lo constatado por la Organización de Investigación Científica Aplicada (TNO) de Holanda, tras cada beso en el que entran en contacto las lenguas se transfieren unos 80 millones de bacterias. Lejos de lo que pudiera parecer, estos intercambios de saliva estimulan el sistema inmunitario y favorecen la creación de anticuerpos. Es un buen motivo para dar un buen beso de tornillo.
Besar alarga la vida
De todos los trabajos publicados hasta la fecha con el beso como eje central de la investigación si hay uno que resulta especialmente alentador ese es el realizado por el doctor Arthur Sazbo tomando a distintas parejas como elemento de estudio.
Según pudo concluir este psicólogo tras estudiar durante varios años el día a día de muchas duplas, aquellas que tienen el hábito de darse un beso cada mañanaacaban teniendo un porcentaje de bajas por enfermedad mucho menor que las no lo tienen. Además, estas acumulan muchos menos accidentes al volante camino al trabajo a lo largo de su vida laboral. La razón, según el alemán, estaría vinculada al refuerzo positivo que este acto acaba suponiendo tanto al dador como al recibidor.
Pero la cosa no queda ahí. Tal y como pudo corroborar el teutón a lo largo del tiempo, las parejas que empiezan el día con un beso acaban ganando entre un 20 y un 30 por ciento más y acaban viviendo una media de cinco años más que aquellas que no lo hacen. Un incremento en la esperanza de vida más que considerable que, al menos en parte, se produciría como consecuencia de la respuesta de nuestro organismo a todos esos estímulos que hemos venido mencionando.
Pese a todos los indicadores que hablan a las claras de los muchos beneficios de besarse, el 10% de la población mundial -alrededor de 650 millones de personas- no lo hace nunca, principalmente por motivos culturales. Los que sí lo hacen acaban dedicando a este menester una media de 20.160 minutos de su vida. Es decir, 14 días de su existencia. Una vez conocidas las innumerables bondades del beso, todo el tiempo dedicado a esta expresión afectiva parece poco.