Esta isla apareció de la nada y tuvo formas de vida nunca antes vistas

La aparición de una nueva isla, como Hunga Tonga, ofrece la oportunidad de aprender cómo empiezan los ecosistemas alrededor del mundo.

Wikimedia Commons

La isla Hunga Tonga-Hunga Ha’apai (Hunga Tonga) no existió mucho tiempo: se formó debido a una erupción volcánica en 2015, pero fue destruida por otra erupción a principios de 2022. Sin embargo, durante los siete años que existió, la isla reveló algunos secretos interesantes para geólogos, vulcanólogos, biólogos y ecólogos.

En un nuevo estudio que se publicó en mBio, los investigadores aportaron pruebas de la existencia de una comunidad de microbios en Hunga Tonga-Hunga Ha’apai. Éstos microbios metabolizan azufre y gases atmosféricos de manera similar a como lo hacen otros organismos que ocupan hábitats como fuentes termales o respiraderos hidrotermales de aguas profundas.

A la búsqueda de pruebas

Nick Dragone, ecólogo microbiano de la Universidad de Colorado, recogió 32 muestras de suelo de la isla, en superficies que iban desde el nivel del mar hasta la cima del cráter, a unos 120 metros de altura. Con ayuda de sus colegas extrajo y secuenció el ADN de las muestras.

“Pensábamos que veríamos organismos que se encuentran cuando retrocede un glaciar, o cianobacterias, especies colonizadoras tempranas más típicas, pero en su lugar encontramos un grupo único de bacterias que metabolizan azufre y gases atmosféricos”.

Probablemente gracias a las semillas presentes en los excrementos de las aves, las plantas colonizaron la isla con bastante rapidez tras su formación. Pese a ello, los investigadores centraron sus esfuerzos de recolección en las superficies sin vegetación.

De esa manera encontraron bacterias y arqueas en todas las muestras del cono del volcán, aunque eran menos diversas que las de las zonas con vegetación cercanas, y muy diferentes.

Mucho azufre y gas sulfhídrico

Afirman los investigadores que tendría más sentido que los primeros microbios de una nueva isla procedieran del agua del océano o de excrementos de aves, pero en el caso de estas extrañas bacterias y arqueas podrían proceder del subsuelo de Hunga Tonga.

“Una de las razones por las que creemos que vemos estos microbios únicos es por las propiedades asociadas a las erupciones volcánicas: mucho azufre y gas sulfhídrico, que probablemente alimentan los taxones únicos que encontramos”, afirma Dragone.

“Los microbios eran muy similares a los que se encuentran en respiraderos hidrotermales, fuentes termales como Yellowstone y otros sistemas volcánicos. Nuestra mejor suposición es que los microbios procedían de ese tipo de fuentes”.

La aparición de una nueva isla ofrece la oportunidad de aprender cómo empiezan los ecosistemas, comenzando con los seres microbianos que colonizan nuevas tierras como esta, antes de las plantas o animales.

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