Entierran 21 ‘terabytes’ de datos en una mina ártica para un futuro desconocido

En el archipiélago noruego de Svalbard, en uno de los puntos más boreales del mundo, se construyó una bóveda subterránea en una mina de carbón desactivada para guardar numerosos ‘softwares’ de código abierto para las futuras generaciones.

Captura de pantalla/ Youtube / GitHub

El Archivo Ártico Mundial se creó de manera similar al Banco Mundial de Semillas, también ubicado en Svalbard. Conocido como la cámara del fin del mundo, el enorme almacén subterráneo guarda miles de semillas de todo el mundo para que sea posible revivir la naturaleza en el caso de una catástrofe de proporciones globales. Su recién concluído análogo tecnológico, por su parte, permitirá restaurar el conocimiento informático de nuestra generación.

El proyecto es una iniciativa de GitHub, considerado el host de código abierto más grande del mundo. A principios de julio, la empresa concluyó el envío de todos sus repositorios de códigos públicos activos al Archivo Ártico Mundial.

“Nuestra misión es preservar el software de código abierto para las generaciones futuras al almacenar su código en un archivo creado para durar 1.000 años”, explica Julia Metcalf, directora de programas estratégicos de GitHub.

Los más de 21 terabytes de datos se han registrado en 186 carretes de una película de archivo digital especialmente diseñada para el proyecto. La película piqlFilm fue desarrollada para durar 500 años, pero las simulaciones sugieren que puede durar el doble.

La película, compuesta de haluros de plata sobre poliéster, se asemeja a versiones minúsculas de códigos QR, pero cada uno de sus cuadros comprime unos 8,8 millones de píxeles microscópicos. Cada carrete tiene más de un kilómetro de extensión.

“Puede soportar una exposición electromagnética extrema y se ha sometido a extensas pruebas de accesibilidad y longevidad”, afirma Piql, la compañía creadora del producto.

La película piqlFilm, al detalle / CAPTURA DE PANTALLA/YOUTUBE/GITHUB

Las películas se almacenan en contenedores de acero en una cámara sellada a 250 metros de profundidad en el Archivo Ártico Mundial. La bóveda, además, guarda el llamado árbol tecnológico, un carrete legible para humanos que explica la historia técnica y el contexto cultural de los contenidos del archivo.

Sputnik