Encuentran un «Arca de Noé» perdida en una antigua ciudad en la selva de Honduras

Un equipo internacional de investigadores han hallado una espectacular reserva biológica, descubriendo especímenes que se creían extintos y otros desconocidos.

La serpiente de coral del árbol falso (Rhinobothryum bovallii) fue redescubierta para Honduras, una especie que no había sido registrada en el norte de Centroamérica desde 1965 / TROND LARSEN

Muchos arqueólogos durante décadas buscaron la mítica Ciudad Blanca, un asentamiento desconocido en la selva de Honduras del que las historias contaban que tenía enormes tesoros y fastuosos palacios. No fue hasta 2015 cuando una expedición internacional encontró en la región de La Mosquitia la también conocida como «Ciudad perdida del Dios Mono», hallando múltiples restos de una enigmática sociedad precolombina que floreció sin que su rastro haya llegado a nuestros días. Pero no fue la única sorpresa que encontraron: la exhuberante vegetación guardaba una abrumadora riqueza de plantas y vida silvestre, incluidos especímenes que se creían extintos y otros desconocidos para la ciencia.

Mapa geográfico de la Ciudad del Jaguar, dentro de la Ciudad Blanca / Conservación Internacional

Ubicada en el noreste de Honduras, La Mosquitia es el área protegida más grande del país, además de ser una de las menos exploradas y vírgenes de las selvas tropicales de tierras bajas que quedan en América Central. Sus 350.000 hectáreas son compatibles con la mayor biodiversidad en Honduras, y desde 2017 expertos de la organización Conservacion International se encuentran investigando este sorprendente ecosistema.

«La biodiversidad de Ciudad Blanca es excepcional en el contexto de Centroamérica. La riqueza de especies de la mayoría de los grupos taxonómicos (aves, mamíferos, insectos, peces, reptiles y anfibios, plantas, etc.) fue mayor que la observada en otros sitios en Honduras y en toda la región en general. (…) Muchas de estas especies son infrecuentes o raras en otras partes de su área de distribución debido a la pérdida de hábitat, la degradación, la caza y otras presiones», explican desde la web de la organización. Una especie de «Arca de Noé» perdida que conserva animales que ya se creían perdidos para siempre.

Los primeros resultados del análisis de la zona, que se ha delimitado a la llamada Ciudad del Jaguar, dentro de la Ciudad Blanca, han sido publicados este mes en la revista «Bulletin of Biological Assesment», donde se pueden leer los avances del estudio sobre plantas, aves, insectos, peces y mamíferos del lugar.

La exultante naturaleza

En concreto, se han identificado un total de 183 especies de plantas, pertenecientes a 68 familias, incluidas 14 especies amenazadas y dos en peligro crítico, como la palma Reinhardtia gracilis. «Encontramos 3 nuevas especies nunca antes encontradas en Honduras», afirman. También 246 especies de mariposas y polillas (Orden Lepidoptera), incluida la mariposa morfo Morpho helenor (izquierda). «Sorprendentemente, 15 de las especies de lepidópteros recolectadas representan nuevos registros para Honduras, destacando el valor desproporcionadamente alto de este ecosistema intacto y único en la región», afirman. El escarabajo tigre Odontochila nicaraguense fue redescubierto después de haber sido considerado extinto y confinado a Nicaragua, así como un escarabajo de cuernos largos Ischnocnemis caerulescens, que fue documentado por primera vez en Honduras. Una observación de la gran tarántula Sericopelma melanotarsum representó el primer registro documentado al norte de Nicaragua.

El equipo observó además 198 especies de aves, incluidas 6 reconocidas como «casi amenazadas», dos como vulnerables y una como en peligro (se trata esta última del gran guacamayo verde, del que se cree que menos de 2.500 individuos maduros sobreviven en la naturaleza). En cuanto a anfibios y reptiles, se observaron 22 y 35 especies respectivamente, una diversidad muy alta considerando el breve período de muestreo. La serpiente de coral del árbol falso (Rhinobothryum bovallii) fue redescubierta para Honduras, una especie que no había sido registrada en el país o en el norte de Centroamérica desde 1965. Una rana de cristal (Teratohyla spinosa) representó un nuevo récord de elevación para la especie en el país. 8 de las especies encontradas se documentaron por primera vez en el núcleo de la Reserva del Hombre y la Biosfera del Río Plátano y varias más están amenazadas, son raras y están mal documentadas para Honduras.

Las ranas arbóreas de ojos rojos son una de las 56 especies de reptiles y anfibios encontrados por el equipo / Trond Larsen

En cuanto a la fauna acuática, se observaron un total de 13 especies de peces, que representan el espectro completo de especies nativas que se espera que se presenten en el área, y carecen de especies invasoras presentes en muchas cuencas hondureñas. En el agua se ha hallado una especie desconocida poeciliid (Poeciliasp), también conocido como «molly», puede ser nueva para la ciencia, respaldada por investigaciones recientes que indican que varias especies en la región probablemente representan taxones no descritos.

Murciélago de cara pálida / TROND LARSEN

También se han estudiado los pequeños mamíferos de la zona, sobre todo murciélagos y roedores. De los murciélagos detectados, una especie es un nuevo registro para Honduras, otras tres tienen distribuciones muy restringidas y pocos registros previos para el país, y otra -el Murciélago de cara pálida (Phylloderma stenops)- no se ha encontrado en Honduras En más de 75 años. En esta increíble reserva se hallaron un total de 30 especies de mamíferos medianos y grandes. «Se encontró que el área de estudio era un refugio para especies que son extremadamente vulnerables a la caza excesiva y al mismo tiempo una presa importante para los carnívoros principales», explican.

«En general, nuestros hallazgos demuestran que el área tiene una importancia ambiental y arqueológica global», dijo Trond Larsen, director del Programa de Evaluación Rápida de Conservación Internacional. «Armados con este conocimiento, las partes interesadas ahora pueden comenzar a diseñar e implementar estrategias de conservación para proteger este ecosistema».

ABC