Encuentran cerca de Jerusalén uno de los poblados prehistóricos más grandes del mundo

El proyecto para unir la carretera principal a Jerusalén y la zona sureña con una nueva entrada de la ciudad ha permitido un hallazgo inesperado de 9.000 años de antigüedad: el poblado prehistórico más grande descubierto por estos lares.

Trabajos en el poblado prehistórico descubierto cerca de Jerusalén. / YANIV BERMAN AUTORIDAD DE ANTIGÜEDADES DE ISRAEL

Considerado por los expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) como uno de los asentamientos más grandes del mundo del periodo Neolítico, sus restos fueron hallados cerca del concurrido cruce de Motza, a sólo cinco kilómetros de Jerusalén.

“Hemos hallado una estructura neolítica del tamaño de más un acre. Es impresionante incluso desde parámetros internacionales. Seguramente es la excavación prehistórica más grande que se ha realizado en Oriente Medio. Creemos que alrededor de 2.000 o 3.000 personas vivieron aquí”, revela el israelí Dr. Jacob Vardi a EL MUNDO. Junto al Dr Hamoudi Khalaily, dirige la excavación de AAI por encargo de la compañía de transportes e infraestructuras Netivei.

El tamaño y la cifra estimada de habitantes sitúan este lugar al nivel de las dimensiones de una ciudad hoy en día. “Es una auténtica metrópoli”, apunta Vardi ante pequeños caminos que, según la creencia, separaban las viviendas como si fueran callejones del Siglo XXI.

“De lo hallado en la excavación se desprende una sociedad muy rica y próspera y que las personas que vivían aquí tenían relación con culturas lejanas”, comenta Khalaily. Las miles de puntas de flechas halladas “indican una intensa actividad de caza en esa época”. Los trabajos muestran también un importante uso de la agricultura y varios medios de subsistencia encontrados debajo de la superficie.

UNA SOCIEDAD EN RELACIÓN CON LUGARES LEJANOS

Enorme poblado neolítico encontrado junto a Jerusalén. / EYAL MARCO

Los excavadores hallaron grandes construcciones -que incluyen habitaciones que servían como residencia- complejos públicos, zonas rituales y cobertizos de almacenamiento que contenían una gran cantidad de legumbres, especialmente lentejas. “Entre los edificios, se revelaron lo que hoy llamaríamos callejones. Todo ello evidencia el nivel avanzado de planificación del asentamiento. En los edificios, el yeso se usaba a veces para crear pisos y sellar varias instalaciones”, añade.

En esta colina a pocos minutos de Jerusalén, destaca también la revelación de enterramientos entre y en las casas porque, como dicen los dos arqueólogos “en una zona donde viven personas, hay también personas muertas”. Y animales, porque uno de los miembros del equipo muestra un hueco en la tierra donde, cree, fue enterrado un burro domesticado. Una de las investigadoras enseña la tumba de 4.000 años de antigüedad en una zona de más de 9.000.

Las ofrendas funerarias confirmarían la relación de esa sociedad con lugares lejanos. Por ejemplo, artículos realizados de vidrio volcánico (obsidiana) procedente de Anatolia o conchas marinas del Mediterráneo o del Mar Rojo. Los investigadores también hallaron miles de pulseras artísticas de piedra que, según creen, llevaban los niños.

“Miles de años antes de la construcción de pirámides, lo que vemos en el periodo neolítico son cada vez más poblaciones que viven en asentamientos permanentes y emigran menos. Es algo que contradice lo que pensábamos de que en esa época del Neolítico los asentamientos eran más pequeños. Este lugar es gigante”, nos comenta Vardi desde la mega excavación antes de compartir otra conclusión: “Hasta la fecha, se creía que esta zona de Judea estaba desierta hace 9.000 años y que sitios de este tamaño sólo existían al otro lado del rio Jordán o en la zona del norte de Levante”.

“Documentamos cada construcción, cada hallazgo que hay aquí con fotogrametría para posteriormente analizarlo en los laboratorios”, indica antes de sentenciar: “Este enorme e increíble lugar cambiará mucho de lo que hoy sabemos del período Neolítico”.

El Mundo