Electricidad y agua caliente: el panel solar todo en uno

La generación eléctrica para autoconsumo y la producción de agua caliente son los dos aspectos principales del aprovechamiento de la energía solar a través de paneles solares.

Pixabay

Ambos suponen tecnologías parecidas pero al mismo tiempo diferentes, de modo que, en función de las necesidades del usuario, suelen venderse como productos separados. Pero si lo que buscamos es una máxima independencia energética y reducir nuestra huella ecológica, es probable que estemos interesados en ambos sistemas a un tiempo. El problema es que no siempre dispondremos de suficiente superficie como para instalar paneles solares fotovoltaicos y térmicos a la vez. La solución: un sistema híbrido.

En efecto, la industria de la energía solar ha desarrollado paneles solares híbridos que reúnen en una misma estructura las dos ventajas: con ellos podremos producir electricidad y al mismo tiempo calentar el agua de nuestra calefacción o del circuito de agua sanitaria.

Aunque la solución parece obvia, no es frecuente y estos paneles solares se comercializan aún en bajas cantidades.  Esto podría cambiar en un futuro próximo. Sus ventajas hacen que valga mucho la pena tenerlos en cuenta cuando decidamos instalar un sistema de captación solar en nuestro hogar o industria.

Como su nombre sugiere, un sistema de paneles solares híbridos está diseñado para cumplir las dos funciones a un tiempo. En vez de instalar paneles de ambos tipos por separado, el objetivo aquí es reunir todas sus capacidades en uno solo, ahorrando espacio y costes futuros.

Lo cierto es que los paneles solares fotovoltaicos y los paneles térmicos utilizan una tecnología diferente de aprovechamiento de la luz solar. Los primeros alcanzan su máximo rendimiento recibiendo la parte ultravioleta del espectro solar, mientras que los segundos hacen lo propio con el infrarrojo (calor). Por su parte, un panel solar híbrido ha sido pensado para aprovechar casi toda la luz que le llega.

Los paneles híbridos actuales son mucho más avanzados que aquellos que se introdujeron en el mercado por vez primera, hace 4 o 5 décadas. De hecho, han seguido una evolución que ha ido incorporando sucesivas mejoras tecnológicas. Los primeros paneles solares híbridos apenas eran paneles fotovoltaicos que podían absorber también el calor y calentar una serie de conductos. Pero eran sistemas poco perfeccionados debido al imperfecto aislamiento del que estaban dotados, lo que impedía que trabajaran a gran temperatura. Se usaban pues en lugares donde no se requiriera calentar en exceso el agua.

Posteriormente los paneles solares híbridos fueron equipados con un sistema posterior ideado para evitar que se pierda tanto calor generado, y así puedan alcanzarse superiores temperaturas. A pesar de todo, la generación eléctrica se ve dificultada por las altas temperaturas, así que se logra un compromiso para que el panel pueda generar electricidad de forma aceptable.

En la actualidad los paneles híbridos incorporan, además de lo anterior, una cubierta delantera que también impide la pérdida de calor por delante del colector. Con el asilamiento completo garantizado, se consigue un máximo rendimiento a la hora de calentar el circuito de agua, útil sobre todo en zonas donde haga más frío.

Esta última generación de placas híbridas, sin embargo, será algo menos generosa en el apartado de producción eléctrica, así que el objetivo será elegir este diseño o el anterior, en función del lugar donde queramos instalar nuestros paneles: en un lugar frío o en un lugar caluroso, respectivamente.

Las dos tecnologías, fotovoltaica y térmica, pueden además trabajar en mutuo beneficio. Hacer pasar agua por el panel para calentarla puede al mismo tiempo refrigerar las células solares, que así podrán generar más electricidad.

Se calcula que utilizar un sistema híbrido permite ahorrar alrededor de un 40% de superficie ocupada por paneles solares. Es decir, reunir la misma funcionalidad, fotovoltaica y térmica, en el mismo sistema, ahorra mucho espacio, en comparación a si tuviéramos los dos sistemas por separado. Y demás conseguimos generar más electricidad, gracias a la refrigeración de las células, y calentar mayor cantidad de agua debido a las temperaturas alcanzadas.

Los paneles solares híbridos pueden instalarse en zonas residenciales, pero en general serán especialmente útiles en zonas de elevado uso de agua caliente. Si las necesidades van a ser elevadas en ambos ámbitos, eléctrico y térmico, ¿por qué no decidirse por un sistema híbrido? Nuestro bolsillo y el medio ambiente nos lo agradecerán.

NCYT