El ‘Stonehenge’ español volverá a quedar sumergido pero Cultura que dice que lo pondrá en valor

El Ministerio de Cultura asegura que va poner en valor el dolmen de Guadalperal (Cáceres) sumergido desde los años 60 pero se muestra contrario a sacarlo del embalse de Valdecañas.

Vista del conjunto megalítico / ELMUNDO

El Ministerio de Cultura no moverá el dolmen de Guadalperal (Cáceres), que volverá a estar sumergido bajo las aguas en el momento que regresen las lluvias al pantano de Valdecañas, donde se encuentra ubicado. Así lo ha decidido un grupo de expertos convocado por el Gobierno, que considera que el traslado del histórico conjunto megalítico al exterior -la otra opción que se barajaba para ponerlo en valor fuera del agua- “supondría una pérdida irreversible del contexto histórico-arqueológico”.

Tras este posicionamiento, la Junta de Extremadura y los ministerios de Cultura y Deporte y de Transición Ecológica han anunciado la constitución de un grupo de trabajo cuyo cometido es el diseño, dirección y seguimiento del plan de acción que “permitirá” la recuperación del dolmen de Guadalperal, situado en el término municipal de El Gordo (Cáceres), y bautizado desde este pasado mes de agosto como el bautizado como el Stonehenge español. Fue el mes pasado cuando la sequía del embalse -donde se encuentra desde hace al menos 5.000 años- provocó que saliera a la luz. Durante estas semanas, se ha convertido en foco de peregrinaje turístico pues sus 142 piedras (ortostatos, entre 0,60 y 2 metros) eran perfectamente visitables al bajar la cuota del nivel embalsado, formándose un anillo perimetral junto a la antigua margen derecha del río Tajo y próximo a lo que en su día era un gran meandro.

Según el Ministerio de Cultura, “por el valor histórico del enclave y la excepcionalidad del conjunto”, el grupo de trabajo constituido ha diseñado dos fases de actuación para garantizar su conservación y convertirlo, al mismo tiempo, en un recurso turístico para la zona. La primera fase de reconocimiento, “ya en marcha”, tiene como objetivo la “documentación exhaustiva” del conjunto megalítico y de su estado de preservación.

Según relata la administración central, un grupo de técnicos se desplazaron al yacimiento los días 3 y 10 de septiembre para tomar muestras de las piedras, actualmente en laboratorio, con el objetivo de obtener un cuadro exhaustivo de afecciones en los ortostatos.

También se ha realizado un escaneado en láser 3D para disponer de una planimetría actual de máxima precisión, y en los próximos días se iniciarán actuaciones de emergencia que contemplan prospecciones intensivas y trabajos de documentación y conservación básica del yacimiento.

Las primeras medidas serán proteger el sitio con sacos de arena, estabilizar y consolidar las piedras más desplomadas y balizar la zona.

PUESTA EN VALOR

Posteriormente, según prevé Cultura, en una segunda fase se promoverá un programa integral de recuperación y puesta en valor del sitio, con el desarrollo de proyectos de investigación aplicada, que incluirán análisis de riesgo y de conservación del yacimiento y de su contexto arqueológico y territorial.

Al mismo tiempo, se están llevando a cabo estudios para la presentación del conjunto al público como recurso turístico de la zona. Paralelamente a los trabajos de investigación, se han iniciado los trámites para la incoación del conjunto megalítico como Bien de Interés Cultural (BIC).

El dolmen de Guadalperal fue excavado y restaurado en los años veinte del siglo pasado por Hugo Obermaier. Sus trabajos no fueron publicados hasta 1960 por otros investigadores alemanes, apenas tres años antes de que yacimiento fuese cubierto por las aguas del embalse, según los datos aportados por el Ministerio de Cultura.

CRÍTICAS A UNA DECISIÓN AMBIGUA

Sin embargo, la asociación local Raíces de Peraleda ha señalado que la decisión de las administraciones implicadas “debería de haber servido para aclarar la situación y para explicar las decisiones sea tan vago y ambiguo y que al final más que informar confunda” y añade que “a nosotros nos quede nada claro qué es lo que piensan hacer con él ni cuándo”. Este colectivo defiende que la mejor solución era trasladar las piedras fuera del embalse para estudiar el dolmen y ponerlo en valor como punto de interés turístico, evitando así su deterioro dentro del agua cuando lleguen las lluvias y cese el desembalse que cada año se realiza a aguas portuguesas según un convenio suscrito entre España y el país luso,

La asociación no comprende que si el Ministerio y la Junta han anunciado que van a iniciar los trámites para declararlo Bien de Interés Cultural se decida que el monumento “quede abandonado a su suerte, pues eso es lo que pasará si lo dejan en las aguas sin fecha fija”.

‘Raíces de Peraleda’ recuerda que existe un informe geológico que ha publicado la Asociación Geológica de Extremadura donde se asegura que “si el dolmen se queda en el agua la mitad de los ortostatos se desmoronarán en unos cuantos años, y el resto se irá cayendo al precipicio según la plataforma continúe desmoronándose como está ocurriendo ya. Ni los sacos de arena ni ninguna otra medida podrán evitar ese futuro seguro si el monumento se deja en el agua”.

Este colectivo se posiciona en contra del argumento sobre descontextualizar el yacimiento histórico si se saca fuera del agua porque “todo el contexto del dolmen desapareció cuando el pantano sumergió todo el valle del Tajo y el vado, y el único contexto que hoy le queda es una playa arenosa subacuática que nada tiene que ver con su contexto original”. Y añade que la tesis de que se necesitan más excavaciones “tampoco funciona, pues el lugar y sus alrededores ya fue excavado y además, el sacar de ahí el dolmen, no impide que se pueda excavar aún más en el futuro si así lo desean”.

Por último, la asociación se queja de que “tampoco se explique nada de cómo piensan convertir el dolmen en un motor turístico para la zona si pretenden envolverlo en arena y dejarlo bajo el agua” y añade que “sería interesante saber qué ideas tienen al respecto, pues ni siquiera el buceo arqueológico tendría sentido”, finaliza.

El Mundo