Un astrofotógrafo de la ciudad de Rafaela, en Argentina, tomó recientemente una increíble imagen de una enorme pared de plasma que cae hacia la superficie del Sol a velocidades extremas, luego de ser liberada violentamente cerca del polo sur solar. Es un fenómeno conocido como prominencia de la corona polar: aunque ha motivado diferentes estudios científicos, aún no existe un consenso entre los especialistas sobre sus condiciones y formación. Este tipo de eventos extremos podría incrementarse sobre 2025, cuando nuestra estrella llegue a su pico de actividad en el marco del actual ciclo solar.
Una pared de plasma
Este fenómeno deslumbra al ser apreciado, pero en realidad es bastante común en la dinámica del Sol. Conocidos como prominencia de la corona polar (PCP), estos eventos son semejantes a las prominencias solares normales, que básicamente son bucles de plasma o gas ionizado que salen expulsados de la superficie del Sol por la acción de campos magnéticos. La diferencia es que los PCP tienen lugar en cercanías de los polos magnéticos solares, concretamente en latitudes entre 60 y 70 grados norte y sur.
Como los campos magnéticos cerca de los polos son mucho más fuertes, estas emanaciones a menudo colapsan hacia el Sol: su erupción y posterior rápido regreso a la superficie solar les ha valido el apodo de “cascadas de plasma”, según un artículo publicado en Space.com. Sin embargo, los científicos aún no comprenden por qué descienden tan rápido luego de elevarse súbitamente.
Un misterio a resolver
El plasma de estas prominencias regresa a la superficie del Sol a velocidades de hasta 36.000 kilómetros por hora, que según la NASA es mucho más rápido de lo que deberían permitir los campos magnéticos que intervienen en el evento, en función de los cálculos realizados por los expertos. Ahora, los especialistas buscan revelar los mecanismos que hacen posible este vertiginoso ritmo de descenso.
Una de las claves puede estar en un estudio publicado en 2021 en la revista Frontiers in Physics, que sugiere que los PCP experimentan dos fases durante sus erupciones: una más lenta, donde el plasma se dispara hacia arriba, y una fase de mayor velocidad, en la cual el plasma acelera hacia su pico de altitud. Esta variación podría afectar la forma en que el plasma vuelve a caer a la superficie del Sol, pero se requieren nuevas investigaciones para confirmarlo.
Todo indica que esta clase de fenómenos podrían multiplicarse o intensificarse cuando el ciclo solar 25, que actualmente atraviesa nuestra estrella, alcance su punto máximo con 115 manchas solares. Este momento, que coincide con el pico de actividad solar dentro de sus ciclos de 11 años, se concretaría aproximadamente en julio de 2025, de acuerdo a lo previsto por la NASA.