El plan de la NASA para desviar asteroides peligrosos
June 2, 2019 El Universo , NoticiasAsí es como se planea hacer frente a objetos espaciales potencialmente peligrosos para la Tierra.
Los científicos están seguros de que ocurrirá, lo que desconocen es el cuándo. Algún día, la Tierra volverá a sufrir un impacto significativo por parte de un asteroide, como aquel que acabó con los animales terrestres más grandes hace 65 millones de años. Con frecuencia la Tierra se ve rodeada de estas rocas espaciales, que de vez en cuando se cruzan en su trayectoria, y rara vez son lo bastante grandes como para provocar de nuevo un cataclismo que acabe con la mayor parte de los seres vivientes, incluidos los seres humanos.
Por eso, existe un protocolo de intervención claro. Y no es para menos, dado que este escenario hipotético es un riesgo real, improbable, pero posible. La NASA dispone de un detallado plan para desviar asteroides potencialmente peligrosos con destino a la Tierra. Y no, para desilusión de los cinéfilos, Bruce Willis no está incluido.
El informe ha sido publicado por la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, y se titula de la siguiente manera: “Estrategia y plan de acción nacional para la preparación de objetos cercanos a la Tierra”. El documento narra en solo 18 páginas tan complejo protocolo de actuación, con una previsión de 10 años vista, que se divide en cinco acciones fundamentales.
“El impacto de un asteroide es uno de los posibles escenarios para los que debemos estar preparados”, en palabras de Leviticus Lewis, jefe de la Subdirección de Coordinación de Respuesta Nacional de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
Nadie duda de que sea necesario este protocolo de actuación, que ha pasado ahora por una actualización importante. Ahora bien, ¿en qué consiste?
El informe detalla el protocolo de actuación, no solo cuando se produzca un avistamiento peligroso, sino también implementa soluciones y mejoras a la hora de detectar los propios objetos. En base, se pretende una optimización de los telescopios que ya se encuentran realizando un escrutinio de objetos que pueden ser peligrosos para la Tierra, y todo ello en una coordinación y cooperación constante entre países. Incluye, además, la petición de un protocolo de emergencia, pero este todavía no ha sido detallado.
Y ¿cómo lograr evitar el impacto de un asteroide peligroso? Muy sencillo: desviando su trayectoria. La NASA ya trabaja en dos misiones que podrían lograr este objetivo; una de ellas será lanzada a finales de 2021.
Pero, ¿hasta qué punto es necesario este protocolo? ¿Sufre actualmente la Tierra una amenaza real? La NASA ha identificado hasta ahora más del 95% de todos los asteroides que son lo suficientemente grandes como para causar una catástrofe global, y ninguno de estos plantea una amenaza en los próximos 100 años.
No obstante, los asteroides más pequeños también pueden causar daños muy graves. Además, aunque el impacto de un asteroide sería lo peor que podríamos imaginar, jugamos con ventaja: “A diferencia de la mayoría de los desastres naturales, los impactos de los asteroides son previsibles”, según de Aaron Miles, asesor principal de políticas de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca.
Detectar eficazmente asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra es el primer paso, fundamental, ya que permitiría actuar con rapidez. La principal razón de ser de este objetivo, según detalla el documento gubernamental, es “reducir los niveles actuales de incertidumbre y ayudar en modelos más precisos y una toma de decisiones más efectiva”.
Si bien el nuevo informe no pide a los científicos de la NASA que comiencen a planificar misiones adicionales, sí solicita que “identifiquen oportunidades en programas de telescopios ya existentes para mejorar la detección y seguimiento mejorando el volumen y la calidad de los flujos de datos actuales”.
Varios observatorios terrestres ya exploran los cielos en busca de asteroides, como el Catalina Sky Survey en Tucson, Arizona, el telescopio Pan-STARRS1 en Maui, y el telescopio espacial NEOWISE.
Los astrónomos cazadores de asteroides ya han encontrado más de 8.000 objetos cercanos a la Tierra que miden al menos 140 metros de ancho: un tercio de la población estimada de asteroides cercanos a la Tierra.
El asteroide que acabó con los dinosaurios medía unos 10 kilómetros de diámetro, lo que, en el momento del impacto con la Tierra, la gran roca tendría la altura aproximada del Everest, o de un avión de pasajeros.
Este punto consiste en el desarrollo de herramientas de simulación que ayudan a caracterizar y mitigar los riesgos de impacto de los objetos mientras se racionalizan los flujos de datos para apoyar la toma de decisiones efectiva.
Si bien no todos los objetos que caen del cielo podrían acabar con la civilización o con gran parte de la vida, los impactos de asteroides más pequeños aún pueden causar daños significativos.
Por ejemplo, la roca espacial que explotó sobre Chelyabinsk, Rusia, en 2013 tenía solo 19 metros de ancho: hirió a más de 1.200 personas y dañó miles de edificios. Determinar cuándo y dónde impactará uno de esos objetos permitiría anticiparse y minimizar daños.
La única manera posible de evitar que un asteroide choque con la Tierra es, a priori, desviar su trayectoria. Para ello, los científicos de la NASA llevan años trabajando en métodos que podrían resultar efectivos. El informe propone desarrollar nuevos métodos, pero repasemos dos de los más avanzados, aún en fase de desarrollo.
La NASA planea lanzar la nave espacial robótica ARM a fines del año 2020. La nave espacial atrapará una roca de un gran asteroide usando un brazo robótico. Después de recoger esta muestra, la nave lo lanzará a una órbita estable alrededor de la Luna llamada “órbita retrógrada distante”.
La NASA tenía planes de lanzar la misión en 2021, pero la administración Trump la canceló en 2017.
La misión DART pretende demostrar cómo un impacto podría cambiar el movimiento de un asteroide, logrando así cambiar su trayectoria.
La misión, que todavía está en fase de desarrollo, será probada con un asteroide binario cercano a la Tierra, llamado Didymos.
El lanzamiento de la nave espacial DART de la NASA está programado para finales de 2020.
Didymos mide aproximadamente 800 metros de ancho, y su cuerpo secundario tiene un diámetro de unos 150 metros.
La intención de DART es chocar deliberadamente contra este cuerpo secundario más pequeño. Lo hará a la velocidad de 6 kilómetros por segundo. La colisión, según calculan los científicos, cambiará la velocidad de este cuerpo alrededor del asteroide principal en una fracción del 1%. Parece poco, pero esta pequeña desviación será suficiente para medirse desde la Tierra.
El cuarto objetivo delineado en el documento es aumentar la cooperación internacional para preparar mejor al resto del mundo para la posibilidad de un impacto asteroide bajo la dirección de los Estados Unidos. “Este tipo de cooperación es realmente importante”, según Aaron Miles, asesor principal de políticas de la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca. “Es un peligro global que todos enfrentamos juntos, y la mejor manera de abordar y abordar ese peligro es cooperativamente”.
Evidentemente, la cooperación internacional en el caso de que el planeta entero esté en peligro es fundamental, y dejaría fuera todo tipo de conflictos políticos entre países, y también competiciones espaciales de cualquier índole.
La Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA está trabajando con el Comité de Naciones Unidas para el “uso pacífico del espacio exterior” para “ver cuál debe ser la respuesta internacional ante un asteroide peligroso”.
En este sentido, este comité ha creado la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), un grupo de astrónomos y observatorios de seguimiento de asteroides de todo el mundo, para ayudar a facilitar el intercambio de observaciones y otros datos útiles sobre los objetos espaciales peligrosos.
En el quinto y último objetivo del documento, en el cual se le pide al gobierno de Estados Unidos que presente un plan que entraría en vigencia si se descubriera que un gran asteroide se precipita hacia la Tierra, o si uno chocara contra nuestro planeta con poca antelación. Es decir, un protocolo de emergencia.
El protocolo de emergencia incluye notificar a todos los países que pudieran verse afectados utilizando el mismo sistema de alerta de emergencia ya implementado para notificar al público sobre emergencias climáticas.