El misterio del nenúfar gigante que nace hembra y muere macho

La Victoria Longwood Hybrid es una de las plantas más singulares y apreciadas de la familia de los nenúfares.

Victoria Longwood Hybrid / WIKICOMMONS

El nenúfar es una planta acuática en la cual el rizoma se arraiga en el fondo fanganoso, mientras que las hojas y flores emergen a la superficie. Etimológicamente la palabra nenúfar procede el árabe nilufar, que significa loto azulado, un vocablo que aparece ya en los cuentos árabes de la primera mitad del siglo XII.

Los nenúfares también son conocidos como ninfeas o lirios acuáticos, y a menudo se confunden con el loto (Nelumbo), hasta el extremo de que en la mitología el término «loto» se usa indistintamente para referirse tanto a las Nynphaeaceae como a las Nelumbaceae.

Flotantes o emergentes

La diferencia fundamental entre los nenúfares y los lotos es que mientras que las flores y las hojas de los primeros flotan sobre el agua, las del loto son aéreas, es decir, se elevan por encima de la superficie acuática.

La flor de loto es originaria de Asia, siendo habitual su presencia en pantanos, lagos o albercas. Es precisamente este hábitat el que ha propiciado que esta flor se asocie con la pureza, ya que es capaz de florecer hasta en los entornos más yermos.

Las nelumbonáceas se pueden clasificar en dos grandes grupos: Nelumbo nucífera, caracterizada por el enorme tamaño de sus hojas y sus flores, y la Nelumbo lutea o loto americano, de pétalos más pequeños y flores amarillas.

Durante siglos la flor de loto ha sido considerada una planta sagrada, que se ha relacionado con la resurrección en el antiguo Egipto y con la sabiduría en la cultura budista, de hecho en sánscrito su nombre es padma y la postura arquetípica de la meditación –la postura de loto- es la padmasna.

Secuestradores de coleópteros

La familia de las Nynphaeaceae –vulgarmente conocidas como nenúfares- derivan de la palabra nympha, debido a que se las atribuye cierta similitud con las ninfas, unos seres mitológicos que tenían inclinación por el agua.

Se calcula que los nenúfares aparecieron hace unos 135 millones de años -en el Cretácico Temprano- y desde entonces han experimentado pequeños cambios. Estas plantas están formadas por números variables de sépalos, pétalos y estambres, que nacen de forma helicoidal.

En este momento los géneros de nenúfares de mayor relevancia son el Nuphar lutea (amarillo) que había en Europa, el Nymphae lotus (blanco), originario del valle del Nilo y el género Victoria, que tiene dos especies americanas.

Las plantas de la especie Victoria amazónica son muy grandes, llegan a alcanzar hasta los dos metros de diámetros y tienen unas flores muy vistosas de hasta 30 centímetros que característicamente se abren con el ocaso. Desprenden fuertes fragancias y un pequeño calor, dos peculiaridades que resultan muy atractivas para ciertos escarabajos que se alimentan de su almidón. Al amanecer las flores se cierran capturando los escarabajos en su interior, de esta forma, y mientras están prisioneros, consiguen que se impregnen de su polen. Con la llegada del nuevo ocaso se volverán a abrir, permitiendo que los coleópteros consigan la libertad y hagan las veces de improvisados embajadores polinizadores.

Nace mujer y muere varón

Siguiendo con el género Victoria, una de sus especies más singulares, emblemáticas y valoradas por los jardines botánicos de todo el mundo es la Victoria Longwood Hybrid. Un nenúfar gigante que abre sus flores de madrugada y las cierra hacia las once de la mañana. Este nenúfar también emite un efluvio penetrante, en este caso parecido al de la piña, que sirve de cebo para los insectos polinizadores.

Además de la fragancia, la Victoria Longwood Hybrid juega con la termogénesis, la capacidad de elevar su temperatura 10 grados centígrados por encima de la del medio ambiente, para amplificar su poder de seducción.

Sus hojas son planas y pueden llegar a soportar hasta 70 kilo de peso, haciendo las delicias de pájaros, insectos y anfibios. De todas formas la singularidad más llamativa de esta planta es que nace hembra y muere varón… al segundo día de existencia. Tras esta vida tan efímera se hunde en el agua para producir su fruto y, con él, una nueva vida.

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